El Periódico Extremadura

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La leyenda de la Mano Gigante

Un mes después de la expulsión del equipo de la competición, Manuel dice su último adiós al Extremadura y asegura cerrar su etapa en Almendralejo

Manuel y su cuerpo técnico en la despedida del Extremadura

Cuando nadie tenía fuerzas para seguir adelante, cuando nadie era capaz de afrontar lo imposible, en ese momento de arrojar la toalla, Manuel Mosquera siempre tenía las palabras justas y exactas para dar un revolcón al corazón azulgrana y devolverle el pulso al Extremadura. Así, una y mil veces. Era la fortaleza del discurso elevada a la máxima potencia y gratinada por ese amor incondicional que el gallego siempre profesó al escudo. Porque Almendralejo y el Extremadura, para Manuel, han sido más que trabajo y fútbol. Si le hubieran dejado una servilleta para firmar estar aquí toda la vida, lo hubiera hecho. Sin dudarlo. Por eso, en su despedida oficial, mencionó casi una decena de veces la palabra «pena». Porque en el fondo, y aunque su carrera como entrenador continúe, sabe que nunca será tan feliz como en Almendralejo. 

Llegó puntual a su despedida. Como es costumbre en el coruñés. Acompañado de su cuerpo técnico al completo, al que agradeció hasta en varias ocasiones que hubieran seguido a pies juntillas sus consejos, sus decisiones y su infinita paciencia para permanecer en un barco que se iba a la deriva. Pepe Tirado, Pedro José, Fran Rosa, Dani Chamorro, Alberto Fernández y su amigo Antonio Álvarez ‘Ito’ acompañaron al técnico, que no derrochó una lágrima, pero que se le vio tiernamente emocionado ante amigos. 

No utilizó la despedida para reproches. De hecho, pasó de puntillas para hablar de su relación con Franganillo o con el administrador Bernardo Silva. Manuel ha sido engañado en decenas de veces. Él, como muchos. Lo sabe. Pero entendía que no era momento de balazos. Prefirió saborear su última rueda de prensa recordando los buenos momentos que estos tres años le ha dejado ‘su’ Extremadura. 

Tras desvincularse oficialmente, dejó claro que está preparado para seguir entrenando y que espera contar con el mismo cuerpo técnico, siempre que sea posible. Entonces, respiró hondo y lo soltó:«creo que mi etapa en Almendralejo ya ha terminado. Disfruté como jugador del CF Extremadura y lo he hecho como entrenador del Extremadura UD. Creo que esto es un punto y final». 

Manuel regateó al futuro como en sus mejores tiempos en el Francisco de la Hera, pero dejó un mensaje a la afición de Almendralejo, la misma que bautizó como la Mano Gigante:«Ya no nos pueden sostener, pero que cierren bien el puño para volver con más fuerza. No me imagino a este pueblo y a esta afición sin fútbol. Tarde o temprano, volverá». 

Así se despidió Manuel Mosquera. Con elegancia, educación y respeto. Representando los valores de Almendralejo. Puede haberse equivocado mil veces, pero lo que nunca se le podrá reprochar a este entrenador es cómo trató a su gente, a su público y a su entorno. Se va un caballero. Manuel, una persona gigante. 

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