El Periódico Extremadura

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Polideportivo

Liderar a través del deporte

El cacereño Diego Peña publica ‘El círculo mágico del liderazgo’, un libro en el que ofrece claves para comandar equipos a través de ejemplos como los de Nadal o Gasol

Diego Peña muestra ‘El círculo mágico del liderazgo’ en el paseo de Cánovas, en Cáceres. CarlaGraw

Diego Peña Vázquez (Cáceres, 20-1-1971) fue un buen baloncestista de categorías inferiores y también entrenó a niños. Ahora, como consultor en organización y estrategia, se ha ayudado de su experiencia en el deporte y algunos de sus modelos para publicar El círculo mágico del liderazgo (editorial Pirámide) un libro que, con prólogo de Piti Hurtado, desentraña las claves para comandar personas.

«El liderazgo muchas veces se asocia a la política o a la empresa, pero se aplica a cualquier aspecto de la vida, incluyendo el deporte», cuenta. Abundan las referencias a personajes como Rafa Nadal, Pau Gasol y Phil Jackson, que son utilizados como ejemplos. «El deporte es una de mis grandes fuentes de inspiración. Un entrenador no deja de ser el líder de un equipo», argumenta, gran defensor del deporte de base porque «si consigues que los chicos se impliquen, disfrutas muchísimo. La élite tiene otras connotaciones».

Peña reflexiona alrededor de que «ser líder es complejo» y que «no es alguien a quien siga la gente sin porqués. En las películas queda bien, pero en la vida real no es así». Y sostiene que las habilidades para cohesionar a un equipo sí se pueden aprender, que no tienen por qué ser necesariamente innatas. En su publicación ofrece varias coordenadas para ello. «Un líder tiene que inspirar, crear un reto por el que merece la pena inspirarse, ya sea quedar campeón o el quinto. Que sea algo que motive al equipo. Y generar un ambiente donde la gente se sienta importante y adquiera el sentimiento de pertenencia. También tiene que entusiasmar, con más o menos vehemencia y tranquilidad. Y por último, comunicarse bien, con claridad pero con educación y respeto hacia la otra persona», dice.

El liderazgo duro

Él no cree en la mano dura y sí en la gestión de las emociones. «El deporte es una actividad social en la que el aspecto hormonal funciona mucho. Hay que ponerle capacidad de raciocinio. El palo y el miedo tienen un efecto inmediato, pero no suele durar. Acaba sucediendo lo contrario de lo que se pretende. A veces te encuentras a entrenadores que someten a una gran presión a los niños. Es increíble. Y no es que estén luchando por ganar el campeonato del mundo», lamenta.

Para evitarlo, propone «crear ambientes de colaboración», pero aclara que «eso no quiere decir que no vaya a haber conflictos y crisis». «Las bases tienen que ser sanas y constructivas. Hay poca gente tóxica, pero quienes lo son tienen un gran impacto en las dinámicas del equipo. Hay que ser firmes contra ellos. Los principios y los valores son fundamentales. Hay que tenerlos claros desde el liderazgo, porque si no la dinámica te la puedes cargar. Si hay alguien con mala intención, hay que apartarle».

Y no le quita valor a los resultados, pese a lo que se señala en ocasiones. «Tengo hijos y les divierte ganar. No como algo cultural, sino innato. La competencia es buena, siempre que esté bien entendida. Aprender a competir desde pequeño es bueno. Lo que no puede ser es que si un niño pierde un partido tire la raqueta y no vaya a saludar al rival», sostiene.

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