El Periódico Extremadura

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Fútbol. Tercera División

Orgullo del Arroyo en Cáceres

El jugador Dani Ollero; el director deportivo, Eladio Jiménez, y el entrenador, Miguel Ángel Ávila, dicen que la clasificación del equipo para la fase de ascenso a Segunda RFEF ha costado mucho, pero que no se conforman y quieren seguir soñando con todo sin presión alguna

Miguel Ángel Ávila, Eladio Jiménez y Dani Ollero, en la churrería Olqui de Cáceres, este martes.

El central Dani Ollero (seis temporadas); el director deportivo, Eladio Jiménez (cinco) y el entrenador, Miguel Ángel Ávila (cuatro) están citados en la churrería familiar en la que el futbolista trabaja cada día desde las seis de la mañana. Son las 9.30 horas en el corazón de la barriada cacereña de Moctezuma y casi responden al unísono sobre la magnitud del logro: «nos ha costado muchísimo».

Los tres protagonistas apuntan sentirse muy orgullosos de pertenecer el Arroyo, un equipo que para cualquier analista de la Tercera extremeña es un sorprendente clasificado para la fase de ascenso a Segunda RFEF. "Ahora vamos a por todas", dice Ollero. “No tenemos presión”, acota Jiménez. El técnico, que asegura que ha sido una temporada "de mucho sufrimiento", está feliz. Muy feliz en esto que uno de los veteranos de la plantilla, Aarón, ha calificado como «una familia».

"Sabe mejor así», afirma el central que, como el resto del trío, es natural de Cáceres y que, por dos veces, ha marcado goles al equipo de su corazón, el CPC, uno en la Copa Federación. Pero él estuvo el pasado sábado en el Villanovense-Cacereño con amigos como Álvaro Franco, con quien comparte una indisimulada pasión por el club de su ciudad.  

«Nunca he jugado un ‘playoff’ por el ascenso, y hay que ir a soñar, a ver qué pasa», espeta Ollero mientras sorbe su café. No tienen miedo porque, en realidad, estarían a tres partidos de subir, objetivo desde luego no planteado al inicio. «Con los equipos grandes hemos jugado bien. No nos han ganado por más de dos goles en toda la liga. El único que nos ha vencido en los dos partidos ha sido el Calamonte. El golaveraje lo tenemos ganado con los de arriba”, recuerda el director deportivo. El Arroyo otro objetivo: ser tercero, algo que podría lograr de puntuar en el último encuentro de liga regular en Jerez, aunque los verdinegros se juegan el pase.

«Menos el Dioce, no nos ha ganado ni un grande», tercia Ávila, entrenador que ha resistido estoicamente con opciones a estar en ‘playoff’ pese a tener una plantilla muy limitada en cuanto a efectivos y no poder fichar a un sustituto tras la lesión de uno de sus jugadores clave, Lucas. 

"Esperemos llegar bien a la fase en cuanto a lesionados”, desea Jiménez ante la mirada cómplice de su amigo Ávila. Los tres están especialmente agradecidos al presidente, Emilio Pajares, que lo ha dado todo este año por vivir un momento tan especial, “y estar siempre ahí”, con todas las limitaciones de un club de perfil modesto, en el que sacrificio ha sido colectivo. “Sin quedar con las novias, entrenando, creyendo en nosotros…», describe Ollero como ‘fórmula mágica’ para el éxito.

El entrenador fue quien decidió que no se cambiara el césped a mitad de temporada. “No eran solamente uno o dos partidos, eran los entrenamientos, y nos dijeron: a Brozas… a 50 kilómetros». El césped artificial del Municipal es una rémora desde hace varias temporadas. Ha habido jugadores que no han firmado por este club por este motivo, y bien lo saben dentro de la entidad. Y como esa, otras muchas limitaciones.

¿Cuál ha sido la clave del éxito? «Muy fácil: la constancia», dice Ollero. «El trabajo», añade Jiménez. «Lo que hemos ‘penao’», zanja el defensa. Y tanto: por eso los tres asienten: ese sufrimiento, argumentan, «ha merecido la pena». Y no poco. Pero esto no está terminado. Aún puede haber más.

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