El próximo domingo termina oficialmente la temporada 2021-2022 para un Diocesano que ya piensa en la 2022-2023, en la que se estrenará en la Segunda RFEF tras conseguir de manera brillante el ascenso. Es la cuarta categoría del fútbol español y cuenta con una serie de exigencias a las que deberá tratar de acomodarse el conjunto colegial. Pero no solamente la entidad colegial presidida por Alfonso Abreu. También el resto de clubs extremeños, ya que determinados aspectos cambian de este curso (el primero de vida de la categoría) al siguiente.
Uno de los más llamativos es, sin duda alguna, la necesidad de disponer de un estadio con un número mínimo de 3.000 espectadores. Esa medida no tenía vigencia para esta campaña, pero sí se exige para la siguiente, según se especifica las ‘Normas reguladoras y bases de competición de Segunda B (Segunda RFEF). Temporada 2021/2022’. Eso sí, añade una coletilla al asegurar que “en todo caso, se tendrán en cuenta posibles impedimentos urbanísticos o de configuración del espacio disponible”. ¿Será ello a lo que se aferren los que no puedan cumplir con el mandato federativo?
Los campos federativos Manuel Sánchez Delgado de Cáceres, donde juega el Diocesano, no cumplen ese requisito del aforo y aunque la Federación Extremeña tiene previsto acometer un cerramiento del campo principal (el de arriba), proyecto totalmente independiente del ascenso del Dioce, parece poco probable que pueda ser efectivo para la próxima temporada. Estos días, como ya ha anunciado este diario, Dioce y Federación tratarán este y otros asuntos que van a revolucionar el día a día del club colegial.
La letra pequeña a ese punto es, en teoría, lo que abre la puerta a que el Diocesano pueda seguir jugando en Pinilla.
Hay más equipos extremeños en Segunda RFEF cuyo estadio no tiene cabida para 3.000 espectadores, como sucede con el Vicente Sanz (Don Benito), La Isla (Coria), Emilio Macarro (Montijo) y Municipal Villanovense. Sí lo cumplen, sobradamente, el Príncipe Felipe del Cacereño y el Romano José Fouto del Mérida.
Iluminación
La normativa de la federación también exige una iluminación suficiente por si es necesario jugar partidos en horario nocturno de un mínimo de 500 luxes, algo que sería mucho más fácil de cumplir.
Para la temporada 2022-2023 el presupuesto mínimo en Segunda RFEF de ser de 250.000 euros, una cifra que subiría obligatoriamente hasta los 400.000 a la siguiente campaña. Otro requisito es disponer como mínimo de 14 licencias de categoría ‘P’, profesional, con un gasto mayor. El número de fichas máximo es de 22, de las que 16 se pueden destinar a futbolistas mayores de 23 años, lo que deja 6 para sub-23. Esto se ha aplicado este curso.
Son las grandes cifras de unos condicionantes que, cuando menos, preocupan en los clubs extremeños que tienen sus incuestionables limitaciones. Eso sí, nadie duda que al final todo tendrá su arreglo y que la ‘letra pequeña’ se impondrá para beneficio de aquellos con problemas para cumplir toda la exigente normativa que vaya a regir para la cuarta categoría del fútbol nacional. H
