Si no hubiese sido por el festival producido en la etapa del sábado que acabó en Turín, esta segunda semana de Giro habría sido para olvidar, ápaga y vámonos, sin ataques que anotar, muchos kilómetros desperdiciados entre los favoritos en una general que este domingo no sufrió ni cambios, ni sobresaltos, ni nada de nada, con Richard Carapaz vestido de rosa, y con un puerto final que parecía más una autopista que una carretera en la que retorcer las bicicletas.

Ganó Giulio Ciccone, compañero de Juanpe López en el Trek, el ciclista que partió de Hungría con los galones de jefe de la escuadra estadounidense y, después de Vincenzo Nibali, el corredor italiano más amado en Italia. Pero, enseguida tuvo que olvidarse de cualquier sueño en la general por lo que se encomendó a proteger a Juanpe hasta que el ciclista andaluz entregó la 'maglia rosa' a Carapaz. Por eso, con libertad de movimiento se coló en la fuga buena del día, para acaparar la atención de las cámaras de la RAI, que solo se centraron en él, aunque, la verdad, por detrás poco o nada había que enfocar en una etapa donde el corredor catalán del Movistar, Antonio Pedrero, cruzó la línea de meta en tercera posición.

La última semana

Entre el cansancio del sábado y el calor reinante en Italia, como en toda Europa, las figuras del Giro decidieron dejar los deberes para otro día, con puertos más serios, y sobre todo porque la última semana de competición es terrorífica, nada más que añadir, señoría.

La última semana comienza el martes, pues este lunes la carrera descansa y carga baterías, porque el corredor que llegue con las piernas caídas poco tiene que hacer sencillamente para defenderse.

Etapa 16 Giro.

La ruta del terror se inicia el martes con el Mortirolo, aunque se ascienda por su vertiente más llevadera, y después con el premio gordo del Valico de Santa Cristina, de triste recuerdo para Miguel Induráin, una trampa de cinco estrellas para cualquier corredor que no ande mínimamente fino.

Etapa 20 Giro.

Pero es que no se sale de la cueva del terror, a excepción del jueves, en toda la semana. El miércoles llegan las subidas a Vetriolo Monterovere, el viernes se acaba en el Santuario de Castelmonte y el sábado llega el premio del Euromillón con bote incluido en la etapa reina, que como todo en este Giro se reserva para el final.

El sábado se afronta lo que se podría denominar como el no va más, entre carreteras que ascienden los colosos de los Dolomitas, quizá, paisajísticamente, la ruta más bella entre montes que se pueda afrontar subido a una bici.Será la hora de San Pellegrino, el Pordoi y el increíble final en la Marmolada, tan hermosa como terrorífica para decidir un Giro que de momento incluye a Mikel Landa, a 59 segundos de la 'maglia rosa' desde su cuarta posición, como uno de los favoritos, aunque el ciclista alavés no puede volver a flaquear como le ocurrió el sábado camino de Turín, en un día de ciclismo para enmarcar y ver repetido por Youtube en caso de aburrimiento.