Pese a haberse clasificado para los ‘playoffs’ con una plantilla que tenía como objetivo la permanencia, que nadie se atreva a calificar al Cáceres Patrimonio de la Humanidad como «equipo revelación» de la LEB Oro. Lo es con más argumentos el ICG Força Lleida, que es precisamente su rival desde este viernes en un pulso al mejor de cinco partidos.
El salto hacia adelante del conjunto catalán resulta indiscutible. De hecho, la atípica pasada temporada llegó a descender después de un año aciago con el exverdinegro Gustavo Aranzana en el banquillo. Sin embargo, cuando parecía abocado a partir en LEB Plata llegó a un acuerdo con el Barcelona, cuyo filial había logrado el ascenso a Oro, para intercambiar las plazas y además que alguna de sus promesas se foguease como cedidas en el pabellón Barris Nord.
Son los casos del exterior argentino Juan Ignacio Marcos y el pívot senegalés Ibou Badji, que han sido claves en la impactante temporada ilerdense con un juego muy físico. Desde el principio se instalaron en la zona alta de la clasificación, a la estela de Covirán Granada y Movistar Estudiantes, totalizando 22 victorias y 12 derrotas. El club se quedó con lo poco que funcionó el año anterior, destacando sobre todo el venezolano Michael Carrera, cuyas actuaciones, de enorme regularidad, han llamado la atención de la Liga Endesa (17,6 puntos y 7,6 rebotes). Impetuoso y con talento para anotar cerca y lejos del aro, es su jugador de referencia. Su duelo con Ben Mbala promete: ambos se la tienen jurada mutuamente desde el partido de la primera vuelta en el Multiusos, cuando el pívot del Cáceres se quejó de lo que pareció una agresión de su oponente sin el balón en juego. Sangre caliente les sobra a los dos.
En la mente de Schreiner
El gran acierto en el mercado del Lleida fue Thomas Schreiner, veterano base austríaco (35 años) que lleva una década en España. Su edad no le ha condicionado para dominar los partidos con suficiencia: es uno de esos directores de juego que rara vez no hace lo correcto, con la doble habilidad de anotar y asistir. Él es el faro que ilumina a los demás, entre los que no hay apenas más grandes nombres. Mark Hughes sería el equivalente a Devin Schmidt por su capacidad de ver el aro, Matej Kavas ocupa el papel de ‘4’ abierto, Shaquille Cleare aporta atleticismo e Ignacio Rosa, Albert Lafuente, David Cuéllar y Miguel González son jóvenes complementarios, con fichas bajas que han permitido hacer hueco económico a Schreiner y a la continuidad de Carrera.
Todo esto lo ha ensamblado Gerard Encuentra, de solo 31 años y que hasta ahora había entrenado en el otro equipo de la ciudad, el Pardinyes, en LEB Plata. Su trabajo resulta difícil de mejorar, diseñando un juego de un alto ritmo ofensivo. Nadie ha anotado más en la liga (81,1 puntos por encuentro), incluyendo un uso intensivo del tiro de tres puntos (casi 25 lanzados por partido) con aceptable porcentaje (35%).
«Todos vamos a una y nadie juega por sus números. Hay una unión muy grande en el vestuario. La clave son los jugadores, que trabajan muy bien en el día a día, son buenos, tienen hambre, ambición e ilusión por mejorar, y van a muerte con todo lo que les planteamos. Tenemos una mentalidad que nos hace ser muy peligrosos», dijo en diciembre en el diario Segre. Ahora, al igual que su colega Roberto Blanco, está ante el mayor desafío deportivo de su vida, pero el que se quede fuera de la final a cuatro por el ascenso ya habrá cumplido sobradamente antes.