«Es una final y obviamente es el partido más ilusionante y el de mayor responsabilidad desde que soy entrenador», reconoce el entrenador del Mérida, Juanma Barrero, de cara a la final de este domingo (18.00 horas), en el que su equipo se enfrenta al Teruel en busca del ascenso a Primera RFEF. «La idea está clara y la hemos trabajado durante la semana. Tenemos que ser nosotros, competir bien y fuerte. Es una final, podría tirar de mil tópicos, pero es la realidad. Llegamos con un cincuenta por ciento de ilusión, alegría y ganas, pero también con otro tanto de responsabilidad», dice.

El técnico afirma que no piensa en qué pasará si se sube o no. «Solo pienso en seis del domingo y en que hay que darlo todo. Es lo único que podemos controlar. Para mí no hay después».

El club ha vendido las 350 entradas solicitadas, por lo que se espera que incluso pueda haber hasta 500 aficionados romanos, pues los que todavía quieran adquirir alguna localidad, pueden hacerlo a través de la página web de la Federación Española. Desde la propiedad tienda del club se ofrecen a ayudar a los que quieran. La amplia respuesta de la hinchada “era esperada y nos ilusiona muchísimo, aquí a la afición le cuesta engancharse, pero cuando se engancha, responde. El otro día no nos esperábamos que fueran tantos, sabíamos que los autobuses se iban a ir llenando, así que los de fuera tienen que hacer su trabajo, pero nosotros el nuestro”.

En base a su amplia experiencia en el fútbol, primero como jugador y ahora como técnico, el preparador reconocía que “cuando se acerque el partido sí hay miedo, es bueno tener miedo. El jugador tiene miedo también, pero tiene que ser miedo en su justa medida, que te pongan en alerta no nervioso o que te excite demasiado. Eso lo tiene todo el mundo que va al campo. Ese momento antes del partido el miedo aumenta, cuando la pelota echa a rodar y ves que el equipo se comporta, el miedo va desapareciendo”.

A nivel personal, durante la semana «he sido más insoportable en casa, durmiendo poco, pensando mucho, como la semana pasada, entiendo que tiene que ser así”, y con respecto al equipo, “el otro el día se olía en el entrenamiento del sábado que el equipo estaba suelto y eso es lo que me tranquiliza. En los entrenamientos hay que sujetar a la gente, porque hay ganas excesivas, ahora es una gozada».