«Estuve 17 años como portero en el Cacereño dándolo todo. Estoy molesto, decepcionado, por no haber tenido después una oportunidad de ayudar al club de mi vida. Hace 14 que me retiré, y desde entonces he estado esperando una llamada, que no se ha producido, ni siquiera para entrenar a unos infantiles. Fui el primer y último meta de la ciudad que jugó una fase de ascenso a Segunda. Hace 24 años de aquello. Fue en 1998». Lo dice José Manuel Romero Flores. ‘Romero’ (Cáceres, 17 de marzo de 1973) al hacer una parada en Almaraz, a media mañana, en un respiro en su trabajo de comercial. Hoy toca la zona del Campo Arañuelo y La Vera. El martes la Sierra de Gata y el Alagón... y así sucesivamente. 

Romero, en Almaraz, este miércoles. EPE

Desde hace 10 años, su día a día lo dedica a la empresa Frenos del Oeste, su verdadero equipo, del que come «y que no me falla nunca». Cambia el escenario por las tardes, en los que los dedica a su pasión: el fútbol. Ha sido entrenador del Amanecer y el Montijo y ahora afronta un nuevo reto: el Torreorgaz, al que pretende subir a Primera Extremeña.

Esto se traduce en que Romero, uno de los porteros más carismáticos y mejores números de la historia del Cacereño, es un tipo entregado a sus dos causas. «Aún sigo creyendo en esto de ser entrenador, aunque esté en la última categoría», dice, antes de reconocer que "no he sido demasiado afortunado nunca" como preparador. Romero, eso sí, siempre habla claro. Se le entiende. No tiene dobleces. 

“Como jugador me sentí recompensado un 100 por 100”. Romero hizo historia en el decano siendo el único guardameta cacereño que ha jugado una fase de ascenso a Segunda B a Segunda División. Fue en la temporada 97-98. “No terminamos de subir, pero fue un temporadón”, rememora sobre aquel equipo que presidía Ángel Carrasco y entrenaba Ángel Marcos y en el que estaban jugadores como Yeli, Ahumada, Pulido, Raúl Polo, Terry, Palomino, Marrero, Parra, Barcala...

 Sin embargo, como entrenador cree que no ha tenido esa oportunidad. En el Amanecer ha tenido temporadas buenas, tres años en Tercera, aunque luego la suerte le ha sido esquiva en las tres últimas, con el equipo de Sierra de Fuentes metido en eliminatorias de ascenso sin éxito.

«A mí el fútbol es lo que más me gusta. Mi trabajo me puede estresar, pero voy a entrenar y se me quita todo. Entrenando soy una persona nueva. Además, tengo la ayuda de mi mujer y mis hijos, que me comprenden», agrega el técnico cacereño, originario del humilde barrio cacereño de Aldea Moret.

¿Se cree con condiciones para estar más arriba en el mundo del entrenador? «No dejo mi trabajo para irme a un club que sé que es inestable, como ocurre en el mundo del fútbol». Ahí puede ser realista. «No quiero que mi familia pase penas».

Y lo del Torreorgaz lo ha aceptado. "Me gustan los retos, he visto que aquello es una familia y eso me da una responsabilidad tremenda de afrontarlo con ilusión». ¿Dónde llegará como entrenador? «Quiero llegar donde me quieran». Así de claro. «El Torreorgaz me ha querido y me entregaré en cuerpo y alma».