El Periódico Extremadura

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BALONCESTO

Las canastas le ganan al calor

El Campus Jarandilla, impulsado por el Sagrado Corazón de Cáceres, llena por unos días la zona de chicos deseosos de disfrutar de su deporte. Losar, Aldeanueva y Talayuela también albergan entrenamientos

Grupo de chavales en el pabellón de Jarandilla. CEDIDA

En el Campus Jarandilla de baloncesto no les gusta hacerse la foto de familia tan clásica con todos los participantes sonriendo y la equipación oficial. «Es que se pierde una mañana. Es algo que está bien, pero no nos gusta quitarnos ni un solo entrenamiento», cuenta con voz cansada Juan Pablo Márquez, el máximo responsable técnico del curso, que reúne a 120 jóvenes. Es el penúltimo día y hay que apurar, organizar el torneo final en el que se mezclan chicos de distintas edades.

Es un ejemplo de este tipo de actividad, tan habitual en verano en Extremadura, sobre todo en baloncesto. Los padres mandan a los chicos unos días a la naturaleza para que practiquen su deporte favorito y se entretengan. Se entrena mucho, sí, pero también se convive, en este caso en la Residencia Universitaria V Centenario, el centro creado por la Uex allá por los años 80 para sus cursos veraniegos y que ha terminado teniendo más usos. Es algo vetusto ya, pero todavía más que digno, con su piscina renovada y sus habitaciones con baño individual y aire acondicionado.

El sello del Sagrado

Márquez es el 50% del matrimonio que forma con Pilar García, la presidenta del Sagrado Corazón de Cáceres, club que organiza el campus. Ella es la que está en todos los detalles, más allá de las canastas, y se pasa cinco días solucionando problema tras problema. Que si los niños no llaman a sus padres porque se ‘despistan’, que si el agua vuela porque hace tantísimo calor, que si aquella chica se ha dado un golpe y ha estado a punto de partirse el tabique... «Es agotador, pero disfrutamos mucho viendo cómo los chavales se lo pasan bien y están deseando volver con nosotros el año que viene. Muchos de los que vienen pertenecen a otros clubs, pero otros muchos no», cuenta.

Uno de los entrenamientos.

En esta edición ha habido novedades entre los monitores (más de una decena en total), como el exbaloncestista Tomás López (Los Barrios, Melilla). Y también se han organizado paralelas como una charla sobre hábitos saludables ofrecida por la Asociación Española contra el Cáncer. Los entrenamientos no se limitan a Jarandilla: el gran número de participantes lleva a que haya sesiones en localidades cercanas como Losar, Aldeanueva y Talayuela. En varios casos las canastas, apenas utilizadas en los últimos años porque es una zona en la que el baloncesto no está muy implantado a lo largo del año, tienen que ser desempolvadas.

El Sagrado es todavía un club en desarrollo: compacto a nivel interno y cada vez más ambicioso. Esta última temporada tenía ya planes para inscribirse en LEB Plata, pero se quedó fuera de la fase de ascenso por un triple en el último segundo ante el filial del Unicaja. Y también ha dado que hablar por las exhibiciones anotadoras de su infantil Nico Marina, que condujo a su equipo al título de Extremadura. Por descontado, también estuvo en Jarandilla disfrutando de su deporte.

Grupo de chicos recibiendo una charla.

«Es mucho trabajo previo, durante estos días e incluso posterior, pero merece la pena», destacan Juan Pablo Márquez y Pilar García. Con lo metódicos que son, seguro que ya están pensando en la edición de 2023.

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