En el balance de la pasada temporada del Cáceres Patrimonio de la Humanidad, Roberto Blanco dio las gracias a todo su cuerpo técnico por su entrega en el trabajo. Mencionó específicamente a una persona que ni se sentaba en el banquillo ni aparecía nunca en los entrenamientos: Sergio González Espinosa (Almendralejo, 1990), que se ocupaba del análisis de la estadística avanzada. Blanco asegura que le ofreció muy buenas claves, de esas que hay que saber leer en los números, muy entrelíneas.
¿Quién es Sergio González y qué aportó exactamente? Fue un destacado jugador de categorías inferiores a nivel regional y llegó a debutar siendo junior --aunque curiosamente no aparece en la estadística oficial-- con el Plasencia en LEB Plata. El baloncesto se le acabó cuando se rompió la rodilla cuando militaba en el ABP pacense (Liga EBA), pero se agarró a ello como entrenador.
Ya por entonces estudiaba Magisterio en la rama de Educación Física y posteriormente hizo un doctorado en Ciencias del Deporte en Cáceres, Y empezó a colaborar con el club local como tutor en el piso que ocupaban sus canteranos y como ayudante de Roberto Blanco en el junior. «Ya le conocía de haberme tenido en las selecciones extremeñas», recuerda González.
Ahora su principal ocupación gira alrededor de la universidad. Es docente en la UNIR, de orientación ‘online’ con base en La Rioja, y también en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo dando clases de educación física. Paralelamente, es coordinador del Don Bosco, el club de los Salesianos de Mérida, donde también entrena varios equipos.
Autodidacta
Como no le gusta tener ratos libres, se ofreció a colaborar con el Cáceres en el campo que le apasiona: el análisis de rendimiento respecto a los datos en el baloncesto, un campo en el que ha sido autodidacta, pero en el que también ha recibido las enseñanzas de Fran Camba, del Obradoiro, uno de los ‘gurús’ a nivel nacional en el estudio de la relación entre las estadísticas y el juego. «El verano pasado vi que lo tenía ya manejado y que a Roberto le podía venir bastante bien. Hacía un informe semanal sugiriendo el estilo que el equipo debía tener respecto al rival, basándonos en los números de unos y otros. En realidad, es un 10% de lo que podía hacer», dice.
Entre sus conclusiones es que en la LEB Oro 2021-22 «los equipos que ganaban jugaban lento» y que fue importante para su mejoría del tercio final de temporada que el Cáceres cayese en la cuenta de que era mejor alargar las posesiones, agotar los sistemas. «Anotaban más o menos igual que jugando rápido, pero haciéndolo lento mejoraban en muchos aspectos, como en el ratio entre asistencias y pérdidas», afirma. También se llegaba a demostrar qué quintetos funcionaban mejor y qué jugadores eran incompatibles coincidiendo sobre el parquet.
González se siente orgulloso de haber sido útil («utilizaban mis informes para cerciorarse de conclusiones que sacaban en el análisis de vídeo de los partidos») y estaría encantado de seguir colaborando, aunque fuese de forma desinteresada.
Y es que la estadística avanzada es un aspecto que tiene cada vez más peso en la preparación de los partidos. «En la NBA tienen tres, cuatro o cinco personas dedicadas únicamente a esto. Y en la Liga Endesa también se está imponiendo cada vez más. Entiendo que en la LEB Oro es más complicado, pero en el futuro va a ser algo tan importante como el análisis de vídeo», comenta.
