Más de 4.000 aficionados han recibido al Barça en la puerta principal del Camp Nou. No quedaban ni dos horas para que arrancara el partido cuando entraba el autobús del equipo de Xavi en las instalaciones del estadio azulgrana entre ensordecedores gritos de ánimo de los culés. Esos miles de aficionados se habían citado a las seis de la tarde para animar a los futbolistas, provocando una de las mayores concentraciones que se recuerda desde, precisamente, la visita del Inter en la Champions del 2010. La noche de los aspersores que se activaron una vez eliminado el Barça tras un gol legal de Bojan que fue anulado de manera incorrecta por una falta previa. La noche en que Valdés, el entonces meta azulgrana, se encaró con Mourinho, mientras Pep Guardiola, el técnico del Barça, veía frustrada la posibilidad de disputar la final de la Champions en el Bernabéu.

Miles de aficionados han realizado una marcha alrededor de todo el Camp Nou antes de instalarse en la puerta principal para recibir a los futbolistas de Xavi, quienes a esa hora ya estaban informados del once inicial, el mismo que perdió en Milán ante el Inter (1-0). Solo hay un cambio. Y es obligado. La lesión de Christensen, a quien se le dobló el tobillo en el Giusseppe Meazza, abrió la puerta de la titularidad para Piqué, formando la estructura defensiva con Sergi Roberto (lateral derecho), Marcos Alonso (lateral zurdo) teniendo como socio en el eje a Eric García protegiendo a Ter Stegen. Busquets, Pedri y Gavi integran el centro del campo, con Dembélé, Lewandowski y Raphinha en el ataque. 

A todos ellos jalearon los miles de aficionados que convirtieron los prolegómenos de la decisiva noche europea en la “caldera” que había pronosticado Xavi.