El Periódico Extremadura

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Fútbol. Copa del Rey

El baile de Gerardo Hierro

El histórico dirigente del Dioce prometió antes del partido bailar la Jota de Torrecilla sobre las letras de Cáceres en la plaza Mayor. «No dudes que lo voy a hacer», recordaba al final, eufórico al igual que toda la afición colegial

Los niños del Dioce animan desde antes de iniciarse el partido contra el Zaragoza. Carla Graw

No hay documento gráfico porque aún no se ha producido, pero Gerardo Hierro asegura que bailará la Jota de Torrecilla de los Ángeles sobre las letras de Cáceres que hay en la plaza Mayor. Es la promesa que hacía el histórico dirigente colegial si el Dioce ganaba al Zaragoza (0-1). «No dudes que lo voy a hacer», expresaba con los ojos brillantes de emoción al final del encuentro. «He rezado mucho por esto, te aseguro que vale la pena rezar», expresaba rebosante de emoción tras abrazarse con Alfonso Abreu, presidente del club.

Siempre con la bufanda del Diocesano al cuello (da igual que el rival sea de Segunda o de Preferente), Hierro decía estar tranquilo por fuera, pero dando botes por dentro. Al final también los dio por fuera, como todos los aficionados rojillos celebrando la gesta de su histórico debut en la Copa del Rey. También botaron, claro, los jugadores, que tardaron más de media hora en abandonar el césped entre euforia y felicitaciones.

Un lugar importante en esa fiesta de celebración se lo guardaron para los niños del Dioce, esos que llenaron una de las gradas supletorias, los que no dejaron de animar, los que vieron los últimos minutos en pie, con los nervios a flor de piel, como todo el Municipal de Arroyo. «Hay jugadores que llevan mucho tiempo con nosotros y los he visto llorando abrazados con los niños pequeños», contaba un también emocionado Adolfo Senso, que tras el pitido final dedicó su primer recuerdo a su mujer y su hijo, «que son los que me aguantan en los malos momentos».

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GALERÍA: Ambiente durante el Diocesano-Zaragoza Carla Graw

Esos niños del Dioce, enfundados en su camiseta roja y que al final se hacían fotos con Giuliano Simeone, el más mediático de los zaragocistas por ser hijo del Cholo, se llevaron un premio extra, pues el Zaragoza regaló algunas camisetas a los que estuvieron más rápidos, un bonito gesto que honra al club maño, grande también en la derrota.

«Son partícipes del triunfo», afirmaba Senso sobre la cantera del Dioce y destacó la importancia de tenerlos en la grada. Todos los días tienen un espejo en el que mirarse, pues muchos de los jugadores son sus entrenadores, pero ese espejo ahora es más grande y les devuelve el reflejo multiplicado. «A ver si ahora nos toca un rival de los de arriba», concluía el técnico colegial, «aún en una nube».

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