66 - Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Dani Rodríguez (10), Kaspars Vecvagars (2), Carlos Toledo (7), Kevin Bercy (16) Vaidas Cepukaitis (14) -cinco inicial- Albert Lafuente (0), Pablo Sánchez (3), Simas Jarumbauskas (10), Willie Isiani (2), Julen Olaizola (2).

79 - Grupo Alega Cantabria: Alo Marín (6), Mikel Sanz (0), Agustí Sans (7), Mirza Bulic (11), John Harrar (8) -cinco inicial- Shakir Smith (30), Kone Moussa (2), Walter Cabral (8), Kone Moussa (2), Bouna Ndiaye (5).

Marcador por cuartos: 20-13, 33-38 (descanso), 52-53 y 66-79 (final).

Árbitros: Lizana, Areste y Pablo Rodríguez. Sin eliminados.

Incidencias: Séptima jornada de la LEB Oro. Encuentro disputado en el pabellón Multiusos Ciudad de Cáceres con la asistencia de 1.700 espectadores.

A este Cáceres Patrimonio de la Humanidad tan corto de recursos y a veces de ideas le va a costar la vida conseguir cada victoria. Ante el Grupo Alega Cantabria volvió a firmar un frustrante ejercicio (66-79), prolongando una racha como local seguramente inédita: es la cuarta derrota consecutiva. Una rémora para una franquicia acostumbrada a fundamentar sus éxitos en los partidos que disputa ante su hinchada.

Sin embargo, resulta difícil ganar con semejante plantilla, llena de vías de agua en aspectos claves. Hasta parece un milagro haber ganado en Oviedo y Castelló. En un día flojo a nivel colectivo, probablemente es injusto, pero resulta imposible no señalar a Kaspars Vecvagars, cuyo pretendido papel de escolta referente en la anotación está seriamente bajo sospecha. Ante el conjunto de Torrelavega se quedó en 2 puntos tras una serie de 0 de 8 en tiros de campo. Él puede tener un mal día, claro, pero es que no hay alternativa en el banquillo. Con distancia resulta inexplicable que no se renovase al menos uno entre Jaume Lobo y Manu Rodríguez, dos hombres que la pasada temporada cumplían con creces el papel de dinamiteros. 

Vale. Quizás haya que dejar de mirar hacia atrás porque lo que viene delante da miedo: dos salidas ante equipos recién llegados desde la LEB, como el propio Cantabria: Albacete y Ourense. El sufrimiento está asegurado.

SIN REGULARIDAD

El partido ofreció de inicio buenas noticias: la segunda falta de John Harrar, el regreso de Carlos Toledo con un brioso ‘2+1’, mucha frescura en ataque (esto va camino de ser una auténtica rareza este curso) y unos minutos mágicos de Simas Jarumbauskas en su nuevo rol como componente de la segunda unidad. La consecuencia fue firmar un primer cuarto más que aceptable (20-13), pero al mismo tiempo permanecía la sensación de que habría que remar mucho ante un oponente de los que no se bajan fácilmente de los partidos.

Así fue. Cantabria porfió con un juego básico, que hacía que Cáceres no se sintiese nunca cómodo. Su paulatino apagón ofensivo con llevó que el choque terminase cambiando de líder con un triple de Bouna Ndiaye, hasta hace cuatro días verdinegro (31-32, min. 18). La zozobra se instalaba poco a poco en unas gradas del Multiusos que presentaron otra vez una nutrida presencia de aficionados. No todo iba a ser malo.

Con un 33-38 arrancó la segunda parte. La disconformidad local con las decisiones arbitrales acabó derivando en una técnica a Roberto Blanco que, paradójicamente, terminó siendo una espoleta para reaccionar. Kevin Bercy, dominante por momentos, acaudilló una fase que hizo concebir muchas esperanzas (48-43, min. 27, tras los únicos puntos de Vecvagars).

Gesto de Carlos Toledo en el banquillo. LORENZO CORDERO

Eran injustificadas porque Shakir Smith no estaba dispuesto a perder, tomando la responsabilidad de un modo determinante. Su exhibición fue extraordinaria, con canastas inverosímiles que volvieron a darle la vuelta a la situación (52-53, min. 30). 30 puntos al final. Es el tipo de jugador que el Cáceres no tiene y necesita de forma imperiosa.

Resultó durísimo el último cuarto. Como ocurrió en otros partidos (Almansa, Alicante, Gipuzkoa), el ‘quiero y no puedo’ del Cáceres fue desmoralizador. Hubo un punto de inflexión porque, tras reducir la desventaja casi al mínimo (64-67 a 3:16), Dani Rodríguez cometió un par de errores impropios de él. Y eso sí que no podía esperarse.

El desánimo se adueñó del parquet y el marcador final resultó grosero y preocupante para posibles ‘averages’ en el futuro. En fin, toca reflexionar y apretar los dientes.

Roberto Blanco: Blanco: «Es una derrota dura por las sensaciones»

Roberto Blanco, entrenador del Cáceres Patrimonio de la Humanidad, calificó la derrota como «dura», pero más allá del resultado, lo justificó señalando a «las sensaciones que hemos transmitido, que no han sido las mejores para poder atraer a nuestra gente». Puso como ejemplo lo sucedido en el minuto final, donde «nos hemos dejado llevar, dando una pobre imagen. Eso duele». «Los jugadores tienen que entender por qué están aquí. Todos tenemos una motivación y eso tienen que ponerlo al servicio del equipo. Y eso nos ha faltado», sentenció.

Y es que su conferencia de prensa giró mucho alrededor del aspecto anímico, señalando que tanto las fases buenas como las malas de su equipo habían estado relacionadas con ello. «El equipo ha empezado bien, teniendo claro el plan de partido. Hemos jugado con solvencia con nuestros interiores y hemos podido anotar», empezó analizando. Reconoció «equivocarse» en el segundo cuarto con las rotaciones. «Tenemos que estudiar cómo podemos implementar el rendimiento del equipo en esas situaciones. No es la primera vez que nos pasa», aseguró. Tras la reacción «anímica» del tercer cuarto, indicó que en el último «no hemos sido capaces de leer bien las situaciones finales». Apuntó a la defensa sobre Shakir Smith: «Cuando un jugador te mete 30 puntos es que no estás a la distancia adecuada para defenderlo, sobre todo cuando ni siquiera estás en bonus». 

«Debemos trabajar. Sabemos que no estamos realizando un buen baloncesto, siendo muy intermitentes en nuestro juego, encontrar simbiosis en los quintetos. La mejora pasa por ahí», concluyó el técnico.