Fútbol. Copa del Rey

España-Rumanía y Atlético-Deportivo, precedentes de altos vuelos con llenazo y chasco

El partido internacional amistoso de 1991 y el de Primera División de 1992 son lo más parecido en el estadio Príncipe Felipe al Cacereño-Real Madrid del 3 de enero

Manolo (Atlético) y Djukic (Deportivo), en Cáceres.

Manolo (Atlético) y Djukic (Deportivo), en Cáceres. / E. P.

El Cacereño-Real Madrid será el mayor acontecimiento futbolístico que albergue el estadio Príncipe Felipe en la historia… si se tiene en cuenta únicamente los partidos en los que el club local ha sido uno de los protagonistas. Porque hay un par de encuentros disputados a principios de los años 90 que se acercan en importancia pero en los que no jugó el CPC: el partido internacional amistoso de categoría absoluta entre España y Rumanía (17 de abril de 1991) y el encuentro oficial de Primera División entre Atlético de Madrid y Deportivo de La Coruña (19 de enero de 1992). No se ha vuelto a ver nada parecido… hasta el próximo martes.

16.000 defraudados

Nunca en la historia se había disputado un solo partido de la selección nacional absoluta en Extremadura. Era una vieja reivindicación de la comunidad que siempre encontraba la negativa de la Federación Española, que alegaba que los posibles escenarios no daban ni de lejos la talla. En 1991 ni se había construido el Nuevo Vivero ni se habían reformado para los estándares de Primera División el Municipal de Mérida ni el Francisco de la Hera en Almendralejo.

Así es que cuando por fin Juan Espino Navia, que era vicepresidente de la junta directiva de Ángel María Villar, consiguió por fin convencerle, el elegido no podía ser otro que el Príncipe Felipe, pero con matices. El estadio era bastante similar a hoy en día: solamente con gradas en dos de los cuatro costados y un aforo de 7.000 espectadores, corto para una cita así aunque fuese amistosa ante Rumanía.

Espectadores enfervorecidos en el España-Rumanía.

Espectadores enfervorecidos en el España-Rumanía. / E. P.

El montaje logístico fue impactante. El Cacereño se fue a jugar durante más de un mes al Complejo Deportivo de El Cuartillo porque había que resembrar por completo el césped y también se acometieron obras como la sustitución de las torretas de la luz y el adecentamiento de vestuarios y dependencias internas. Pero el mayor desafío fue probablemente levantar dos enormes gradas supletorias en cada uno de los fondos con lo que se consiguió que el aforo fuese de 16.000 espectadores. Las localidades, no sin polémica en cuanto a su reparto, se agotaron en escasas horas tras formase colas kilométricas.

¿El partido? Una decepción que también fue absoluta. Rumanía ganó 0-2, con goles de Timofte (min. 46) y Balint (min. 57), pese al colosal ambiente que se generó. Un futuro seleccionador, Luis Enrique, debutó como internacional… y Luis Suárez fue destituido a los pocos días.

La derrota de Jesús Gil

Apenas nueve meses después, el estadio se las vio en una aventura similar. Al Atlético de Madrid le habían cerrado el Vicente Calderón por incidentes del público y tenía la obligación de disputar un partido de sanción a más de 100 kilómetros. Así es que el Cacereño, presidido entonces por José Félix Nevado, se movió rápido y ofreció a Jesús Gil su recinto para recibir al Deportivo. Había una cercanía bastante relativa a Madrid aunque por entonces la autovía no estaba construida.

El acuerdo se cerró para repartirse la taquilla llegó rápido y la expectación que se levantó también fue grande, aunque no tantísima como en el España-Rumanía. Se volvieron a situar gradas retráctiles detrás de las porterías, pero ni mucho menos tan gigantescas: apenas cuatro o cinco filas que, al igual que las localidades de tribuna y preferencia, se llenaron por completo. Choca comprobar en las viejas imágenes de televisión la cantidad de aficionados que encontraron acomodo sentados encima de las paredes del estadio poniendo en claro peligro su integridad física. Pese a todo, y sin cifras oficiales, no se llegó a los 10.000 asistentes.

Ultras del Atlético de Madrid en uno de los fondos.

Ultras del Atlético en uno de los fondos. / E. P.

La polémica la protagonizó el pobre estado del césped, que fue denunciado por el mismísimo Luis Aragonés, entrenador del equipo que ejercería como local. «Yo sabía cómo estaba el campo y ahora sigo opinando lo mismo, que está mal aunque haya gente que querría escuchar otra cosa. No tenemos más remedio que jugar aquí y menos mal que han venido nuestros cuidadores a tapar un poco las huellas y los hoyos», soltó El Sabio de Hortaleza la tarde antes del choque.

Con una mayoría abrumadora de seguidores rojiblancos, el Deportivo, que no era por entonces el ‘Súper’ que lucharía por todos los títulos, se llevó la victoria sorprendentemente. 1-2 con tantos de Mújika (min. 46) y Joaquín Villa (min. 74) que no pudieron ser contrarrestados por el de Vizcaíno (min. 86). Y eso que en el Atlético jugaron estrellas como Bernd Schuster y el ídolo local Manolo Sánchez Delgado… que también estaba en el equipo español que había perdido contra Rumanía.

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