Fútbol. Segunda Federación

Descalabro del Diocesano en la segunda parte

El Navalcarnero remonta en la segunda parte los tres goles de ventaja con los que se fueron a vestuarios los colegiales (3-4)

Los jugadores del Diocesano, cabizbajos tras la derrota ante el Navalcarnero.

Los jugadores del Diocesano, cabizbajos tras la derrota ante el Navalcarnero. / Carla Graw

P. T.

3 - Diocesano: Jorge Jiménez, Chavalés, Rubén Sánchez, Armenta, Varona, Susmel, Javi González (Pablo Guerrero, min. 75), Dani Sales (Manu, min. 84), Giuliano (Pliego, min. 75), Isi López (Rayco, min. 75) y Javi Bernal.

4 - Navalcarnero: Valero, David Sánchez (Álex García, min. 46), Fratelli, Uña, Ocaña (Bray, min. 87), Miki, Parra (Martín Pérez, min. 46), Abreu (Álex Gil, min. 46), Hugo (Luis Lara, min. 87), Kun e Ian.

Goles: 1-0: min. 3, Dani Sales. 2-0: min. 32, Rubén Sánchez. 3-0: min. 41, Javi Bernal. 3-1: min. 52, Hugo. 3-2: min. 59, Álex Gil. 3-3: min. 68, Hugo. 3-4: min. 82, Kun. 

Árbitro: Guillermo Paradas Mazuela (Andalucía). Amonestó a los locales Giuliano, Manu y Pliego, y a los visitantes Ocaña, Kun y Álex García.

Incidencias: Campos Manuel Sánchez Delgado de Cáceres. 300 espectadores. Partido de la vigésima jornada del grupo 5 de Segunda Federación.

El Diocesano vio como le remontaron una ventaja de tres goles con la que se fue al descanso en una segunda parte de terror, en la que el Navalcarnero dio la vuelta al marcador con cuatro tantos (3-4).

Inexplicable” era la palabra más repetida en los corrillos al término de un partido que quedará grabado en la memoria de los seguidores del Navalcarnero y que costará olvidar a la parroquia colegial. Los tópicos de “una parte para cada equipo” o “el fútbol, a veces, tiene estas cosas” se quedaban cortos para tratar de analizar lo que acababa de acontecer en los Campos federativos Manuel Sánchez Delgado de Cáceres.

Una parte para equipo, sí, pero llevado al extremo. Los de Adolfo Senso se fueron al entretiempo con un más que merecido 3-0. Incluso se antojaba corto para las ocasiones de las que dispusieron los locales en la primera mitad. Y es que el juego colegial recordó al de los mejores tiempos en Tercera División. Fue a por el partido desde el inicio, logró ponerse por delante pronto, desactivó a todo un tercer clasificado y atacó los espacios a la perfección cuando empezaron a aparecer a medida que crecía la ventaja en el marcador. Tras el descanso, como si los jugadores se hubieran intercambiado las camisetas, ocurrió todo lo contrario. El Diocesano desapareció del partido y el equipo madrileño jugó a placer y fue acertando con todas sus ocasiones hasta culminar una remontada histórica.

Los jugadores del Diocesano tras encajar uno de los goles del Navalcarnero.

Los jugadores del Diocesano tras encajar uno de los goles del Navalcarnero. / Carla Graw

El varapalo moral es de los que dejan huella por lo acontecido, más allá de los puntos perdidos, que podría entrar dentro de un plan realista de que el tercero se imponga al penúltimo.

La puesta en escena del Diocesano fue inmejorable, impropia incluso de un equipo que venía de perder con dos rivales directos por la salvación. El primer gol llegó apenas cumplido el tercer minuto, pero es que antes ya había tenido Javi Bernal un disparo dentro del área que se le marchó desviado. El tanto que abrió la cuenta fue obra de Dani Sales. Recibió el pase del indescifrable para la defensa rival, Giuliano, y culminó de primeras, con el interior de la bota y con un giro de pierna susceptible de esguince de rodilla que hizo que el balón se fuera alejando del alcance del portero, Valero.

El Navalcarnero intentó reaccionar y llegó con peligro por la banda izquierda, con el ex del Cacereño, Ocaña y Hugo como protagonistas de la película de la segunda parte, pero que en esos momentos pareció sólo un tráiler y apenas inquietaron la portería defendida esta vez por Jorge Jiménez, en lo que suponía la sorpresa del once inicial de Adolfo Senso, que dejó en el banquillo al guardameta habitualmente titular, Miguel Cordero.

Los goles

Pero para entonces ya se jugaba a lo que quería el Diocesano. Javi González y el debutante, Susmel, que no parecía acusar el ascenso de categoría, dominaban el centro del campo. Chavalés, esta vez desde desde el lateral derecho, y Varona, conseguían superioridades al sumarse a Giuliano e Isi López. Y Dani Sales y Javi Bernal aparecían por todos lados. Pero era en jugadas de estrategia donde los colegiales creaban más peligro. Rubén Sánchez cabeceó al exterior del poste un magnífico saque de falta de Javi González en lo que fue el anticipo del segundo. Entre medias, Kun cabeceó alto un espectacular centro de Ocaña en lo que fue el acercamiento más peligroso del “Artístico” en la primera parte.

Pero, acto seguido, con los mismos protagonistas que en la jugada anterior, pero con el balón lanzado desde la esquina, Javi González la puso al corazón del área pequeña y Rubén Sánchez entró desde atrás para anticiparse a la salida de Valero y enviar el balón a la jaula.

Susmel lo intentó desde lejos, pero el disparo se marchó alto. Poco después, y desde la misma esquina que el segundo gol, la volvió a poner Javi González, esta vez al primer palo donde cabeceó Armenta, pero el balón se fue demasiado cruzado paseándose por el área pequeña. El tercero estaba al caer.

Una de las acciones finales del partido en Pinilla.

Una de las acciones finales del partido en Pinilla. / Carla Graw

Lo consiguió Javi Bernal que recogió un rechace de Valero, se acomodó el balón y lo batió por debajo de las piernas en lo que supone su primer gol desde su retorno al equipo cacereño. La felicidad colegial era plena. El equipo ganaba con claridad y su máxima esperanza goleadora ya recordaba al que se marchó rumbo al filial del Zaragoza.

Aún tuvo una oportunidad más el Diocesano antes del descanso. El propio Bernal cedió a Giuliano que se entretuvo demasiado y, el ex del Villanovense, David Sánchez, impidió que el argentino anotara el cuarto.

Y llegó el descanso. Y llegó el cambio de papeles. Y llegó lo inexplicable. La debacle colegial y el éxtasis madrileño.

El joven técnico visitante, Pablo Álvarez (28 años), realizó un triple cambio al descanso, que, al a postre, resultó acertadísimo. Todo normal con el marcador de 3 a 0. También parecía lógica la salida más conservadora del Diocesano y el empuje del equipo habitualmente rojiblanco, amarillo en esta ocasión.

Un disparo espectacular de Hugo, desde veinticinco metros, acercaba a los madrileños en el marcador. El primer paso estaba dado, marcar pronto y además, sacando a relucir la calidad de sus jugadores y trasladando las dudas a los locales. Pero aún había margen.

Sin embargo, la realidad del partido ya era que los cambios del descanso estaban dando sus frutos. El inicio de los ataques amarillos pasaba por el recién ingresado Martín Pérez que, con más claridad de ideas, encontraba siempre uno de amarillo en buena posición.

A Giuliano se le volvió a bajar la persiana a la hora de definir en la única acción reseñable de los rojillos en el segundo acto.

Poco después, volvía a aparecer Hugo ganando la línea de fondo y centrando para el cabeceo de Kun que rechazó Jorge Jiménez, pero que ya no pudo hacer nada ante el segundo intento de otro de los incorporados en el descanso, Álex Gil.

El Diocesano ya no defendía bien desde ninguna línea. Aparecían espacios por todos los flancos, y cuando no aparecían, el delantero visitante, Ian, se encargaba de descolgarse para dejar hueco a sus compañeros. Y así ocurrió en la jugada del empate. Ocaña realizó una acción de esas llamadas “maradonianas”. Se fue de todos en una diagonal primorosa, hasta ceder el pase para la incorporación de Hugo que cruzó perfecto a la red y culminó una actuación estelar de los dos protagonistas de la banda izquierda visitante.

El partido volvía a empezar a falta de veinte minutos, pero había un equipo que crecía y otro que se hundía y que acabó sucumbiendo.

La prueba de la debilidad defensiva local era que los atacantes del Navalcarnero conseguían ganar la línea de fondo con demasiada facilidad. Y así ocurrió en el último gol en el que Aléx Gil puso un centro pasado que a Kun le dio tiempo a acomodarse antes de enviarlo al fondo de la portería.

La remontada era un hecho. La debacle del Diocesano, inexplicable.