Es un histórico entre los históricos del fútbol base de Cáceres, una entidad con un evidente ‘sabor a barrio’ , que tiene en el campo Sergio Trejo y su entorno su espacio vital y anímico. Su fundador, Saturnino Montero, ‘Satur’, falleció en 2017. El Atlético Cacereño Veracruz ha estado en proceso de disolución, pero el empeño personal de Antonio Campos, un exjugador y entrenador de la entidad, sigue dando vida al club.
El Veracruz sigue vivo gracias a Campos, que está formando una junta gestora o, como él mismo dice, «un equipo de trabajo», surgido después de una asamblea del pasado 6 de marzo que no auguraba nada bueno, y en cuyo orden del día se hablaba de ‘proceso de disolución’. «Contaré con personas que han mantenido relación con el club, así como otras pertenecientes al ámbito académico y profesional», dice el protagonista, que sucede a Miki Almirante. La situación era complicada: había deudas y sus equipos dejaron de jugar, pasando sus jovencísimos futbolistas a diferentes clubs.
"Mantendremos una visión muy social, que siempre ha caracterizado al club, que esperemos que siga como agente dinamizador de la vida vecinal y de la educación informal de los niños, niñas y jóvenes que en él participan", agrega Campos.
Vuelta a la competición
Entre los objetivos a corto plazo está solventar la situación económica «y volver a participar oficialmente en la competición». Del mismo modo, se pretende recuperar la participación en fútbol sala y desarrollar los equipos femeninos en ambas modalidades», dice el entusiasta Campos, que tiene en marcha proyectos humildes en Plasencia.
«A medio y largo plazo», enumera también Campos, «es intención organizar una competición deportiva de fútbol base, así como adecuar la sede del club como ‘espacio-memorial’ representativo de ‘Satu’ a través del fútbol que desarrolló a favor de los niños y jóvenes de Cáceres».