BALONCESTO. LEB ORO

La paradoja de Kostas Vasileiadis en el Cáceres

El alero griego acierta solo un 18,6% de sus triples, pero cuatro de las siete victorias verdinegras se han producido con él en pista, acreditando un enorme liderazgo

Vasileiadis festeja una victoria flanqueado por Bracey y Bercy.

Vasileiadis festeja una victoria flanqueado por Bracey y Bercy. / LORENZO CORDERO

Kostas Vasileiadis ‘superstar’. Desde luego, es uno de esos tipos que no dejan a nadie indiferente. Y él lo sabe. Sin ir más lejos, el pasado sábado, en la victoria del Cáceres Patrimonio en la pista del Grupo Alega Cantabria (93-96), parte del público local se quejó de que más de una vez hizo gestos a la grada interpretados como provocación. En el equipo extremeño, necesitado de victorias en una temporada zozobrante desde el verano, eso da exactamente igual. Es más: el veterano griego, que la semana pasada cumplió 39 años, es justo lo que necesitaba para emerger junto a otras dos incorporaciones de lujo como Kenny Hasbrouck y Sasa Borovnjak.

Su fichaje, gestado durante las pasadas navidades cuando trataba de mantenerse activo para el baloncesto en la ignota liga iraquí, lo justifica precisamente la casilla de triunfos. De las siete que ha conseguido el Cáceres esta temporada, cuatro se han producido con su participación activa sobre la cancha. Lo llamativo es que él ha disputado únicamente siete de las 24 jornadas. Es decir, que el balance sin él es de 3-14.

El club mantiene un inaudito ‘silenzio stampa’, la prohibición a los jugadores a conceder entrevistas alegando que se busca “tranquilidad” de cara otro partido determinante ante el Bueno Arenas Albacete este viernes (20.45 horas, Multiusos). Sin embargo, sí se sabe lo satisfecho que está Vasileiadis de haber atendido la llamada cacereña hace poco más de dos meses. Atrás quedó su intención/compromiso de jugar en la liga venezolana con un contrato muy superior supuestamente. Después de tantos años en España, y aunque esta sea su primera experiencia en la LEB, su manejo de lo que sucede alrededor del juego es total.

Los compañeros, los rivales, los árbitros, los oficiales de mesa y por supuesto el público. Nada parece escapársele de lo que sucede, con más o menos acierto. Ha adquirido el papel de líder de forma automática, aunque sabiéndolo compartir con Hasbrouck, quizás más discreto en sus gestos, pero que también ha revestido de solidez y confianza un vestuario propenso a perder la confianza.

Los porcentajes

Aparte de las sensaciones, los números también le avalan... casi por completo. Se sabía que iba a anotar y ha respondido promediando 11,7 puntos en 27:54 minutos, pero a eso ha añadido trabajo en los rebotes (5,7) y en la distribución del juego (1,7 asistencias) por encima de lo que había acreditado en cualquier momento de su carrera. Atrae de forma indiscutible a las defensas rivales, recibiendo 2,7 faltas por choque que, si suponen acudir a la línea de tiros libres, resultan un seguro de rentabilidad. Y es que tiene, con 96,9%, acredita el mejor porcentaje de las ligas federativas, fallando solo uno de los 32 que ha lanzado.

En todo esto solamente hay una falla, y no es pequeña. La paradoja es que, siendo considerado tradicionalmente un triplista, no está acertado en absoluto en ese aspecto. Solamente ha acertado 11 de los 58 que ha tirado, un paupérrimo 18,6% que es el peor de la historia del Cáceres contabilizando un número mínimo de intentos. En el tiempo que le queda en el Multiusos se ha puesto como objetivo mejor en ese aspecto y es que el análisis es generalizado: “el día que las empiece a meter no va a haber quien le pare”. No tiene lejos superar, como mínimo, superar el 24,6% de Lucio Angulo (32/130), el 24,0% de Rolandas Jakstas (18/75), el 23,6% de Mateo Díaz (21/89), el 22,3% de Roberto Morentin (21/94) y el 20,8% de Zane Johnson (10/48), pero lo principal en su cabeza es seguir ayudando a que el Cáceres salve la temporada.

¿Y el futuro? ¿La EBA?

Vasileaidis está tan a gusto en Cáceres que ya ha deslizado la idea de que no le desagradaría quedarse un año más y cumplir los 40 como verdinegro. Su familia está en Murcia, muy a tiro de piedra comparado con Venezuela o Iraq, y además está preparando la transición hacia lo que hará cuando se retire. Su idea es en principio entrenar, para lo que se siente capacitado, en la línea de jugadores que, justo después de abandonar el parquet han cogido con éxito la pizarra, como Alex Mumbrú, compañero suyo en Bilbao y actualmente en el Valencia Basket.

Sobre la mesa de los responsables del club hay incluso una idea poco habitual, pero que se puede trabajar alrededor de ella: que su primera experiencia en los banquillos sea en el Torta del Casar, su filial en la Liga EBA, al tiempo que conecta sus últimas canastas en LEB Oro. Es pronto para ello y habría que ver cómo se articula esa transición porque no resulta sencillo compatibilizar los calendarios de ambas competiciones, pero nada es descartable.

Curiosamente, Vasileiadis es ahora, a nivel burocrático, jugador del propio Torta del Casar, ya que el primer equipo agotó el número de altas que podía dar durante una campaña, 16, y hubo que arbitrar esa vía para que pudiese certificarse su fichaje.

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