Entrevista | Jesús Luis Blanco Presidente de honor de la Federación Extremeña de Baloncesto

"Roberto Blanco empezó de cero y se merece el prestigio y el sitio que tiene"

Jesús Luis Blanco, este jueves en la sede de la Federación Extremeña de Baloncesto en Cáceres.

Jesús Luis Blanco, este jueves en la sede de la Federación Extremeña de Baloncesto en Cáceres. / JMO

José María Ortiz

José María Ortiz

Repasar el pasado, presente y futuro del baloncesto con Jesús Luis Blanco Morales (Cáceres, 1946) es siempre un ejercicio saludable de reflexión. El incombustible y respetado personaje, que ejerció de maestro vocacional con orgullo y pasión, dice que se siente lo suficientemente reconocido en su tierra, ya desde que se le concedió el Premio Extremeño del Deporte en 2017. En esta entrevista habla también sobre nombres propios, como Agustín Valiente, Martín Fariñas y Roberto Blanco, a quienes alaba por su personalidad, persevarancia y trabajo. 

Del mismo modo, asume que los frutos de las nuevas generaciones de baloncestistas están en crisis en la comunidad extremeña por muy variopintas razones. Recuerda también, coincidiendo con el 31 aniversario del ascenso del Cáceres a la ACB, algún detalle aún no conocido oficialmente, como el papel que jugó José María Rojo, vicepresidente de la Federación Española, en la compra de la plaza en Primera B. Asimismo, asume que el baloncesto femenino es especialmente complicado por todo lo que se genera (o no) alrededor de su crecimiento.

Aún tiene usted mucho que ver en el baloncesto extremeño. ¿Tras cuántos años?

Si se cuenta desde que empecé a jugar a los 12 años, bastantes, sí. Agusti (Agustín Valiente) me vio jugar un día en la Ciudad Deportiva y dijo: ‘este muchacho sirve’ y me llevó a los equipos infantiles del San Fernando. Agusti fue mi maestro, mi entrenador de aquella época. Estamos hablando del año 64-65… que se fije la gente si hace años ya. Antes jugábamos partidos esporádicos en la plaza, pero en serio fue cuando él me fichó. Con 16 años ya jugaba en el equipo de Segunda División. Han pasado más de 60 años.

Dejó la presidencia de la Federación Extremeña para darle el relevo a Martín Fariñas y ser presidente de honor. ¿Cómo juzgaría la labor de Fariñas?

Ahora mismo, la Federación Extremeña de Baloncesto está en las mejores manos posibles. Reconozco que le costó entrar porque sus ideas necesitan tiempo de maduración, pero creo que ahora, en esta época, Martín Fariñas le está dando un vuelco a la federación y, como consecuencia, al baloncesto extremeño que los demás no hemos tenido la suerte de llevar a cabo. Ahora está en un momento espléndido.

¿Cuál es su diagnóstico sobre el momento que pasa el basket regional?

El problema está en el relevo de ciertas generaciones, que no se ha concretado como se hubiera deseado de verdad. Ha habido promociones de infantiles y cadetes de un gran nivel, que luego les ha faltado continuidad en competición senior. La prueba está en que los equipos que juegan en competiciones nacionales cada vez se surten menos de jugadores extremeños. Esto demuestra que o el nivel no es el suficiente o que también influye que ciertos jugadores o jugadoras, a una cierta edad, abandonan Extremadura por razones de estudio en la mayoría de las ocasiones. Esto ha hecho que el nivel haya bajado. 

Usted fue clave en el Cáceres CB, en el equipo que logró el milagro de alcanzar la ACB en el 1992. Se acaban de cumplir 31 años de aquella gesta. ¿Algo que no se sepa de aquello?

Al final se ha sabido más o menos todo, los pequeños trucos y no digamos trampas, pero sí cosas que ocurrieron y que nos echaron una mano. Por ejemplo, en la famosa compra de la plaza para que pudiéramos jugar en Primera B que nos dio el año siguiente el ascenso hubo personas que no deberían haber colaborado tanto, pero que sí lo hicieron, como fue José María Rojo, entonces vicepresidente de la Federación Española y presidente de la Vasca. La verdad es que nos echó una mano muy importante, bajo cuerda, pero que nos ayudó bastante.

¿Cree que se puede repetir algo parecido a corto-medio plazo o lo ve misión imposible?

No lo sé. Aquella vez, en el 92, se conjuntaron una serie de circunstancias (deportivas, económicas, de ambiente, de todo…) que yo creo que es muy difícil que se repita. En este momento la única perspectiva que veo para que se volviese a repetir es que hubiera una aportación económica importantísima para hacer un gran equipo. No hablo solamente de Cáceres, hablo también de Plasencia, Badajoz, Mérida, donde fuera en la región… que fuera un club extremeño potente que pudiera ser importante, sorprender y llegar a la máxima categoría.

¿Cómo ve al ‘heredero’ Cáceres Patrimonio?

No lo sigo mucho últimamente porque ni siquiera resido ahora en Cáceres, pero tiene mucho mérito que siga ahí, pese a los muchos altibajos de los últimos años. Tiene mérito lo que se está haciendo con pocos recursos y sufriendo y que se siga peleando ahí tantas temporadas seguidas en la LEB Oro. Sobre todo me alegro mucho por el entrenador, Roberto Blanco, que es una persona que empezó de cero y que se ha ganado el prestigio y el sitio que tiene.

Hasta EBA (cuarta categoría) no hay más… ¿qué le dice eso?

Pues lo que decía antes: que no hay continuidad. Cuando hay muchos altibajos de equipos… muchas veces, y parafraseando a Martín Fariñas, creo que los clubs dependen de una sola persona. Hay gente que lo hace todo: presidente, entrenador… y cuando se cansa o ve que ya ha terminado su etapa, el club desaparece o se viene abajo. Ese es el problema. No hay una infraestructura potente de clubs para cubrir todos esos huecos. Hay un espacio importante difícil de rellenar.

Tampoco hay jugadores realmente importantes más allá de Alex Reyes, que además se ha criado fuera… Además de la tremenda carrera de José Manuel Calderón, en su día estuvieron Enrique Fernández, Miguel Ángel Reyes, José María Panadero... ¿Qué ha pasado realmente ahí para este desierto?

Pues eso precisamente: que a aquella generación se le pasó el arroz y no ha habido relevo. Efectivamente, Alex Reyes está haciendo una gran temporada y e incluso ha estado en la selección. A lo mejor los hijos de entonces: Alex Abrines, que aunque no es cacereño, se gestó aquí. Su padre, Gabi Abrines, auquel alero tan importante en nuestro ascenso a la ACB, siempre lo ha reconocido. Hay que recordar que gente como Nando Vicario, José María Panadero, Juan Sanguino… han estado ahí, pero no han tenido posteriormente relevo. 

El baloncesto femenino también tuvo su encumbramiento y ahora está en un segundo y tercer nivel. ¿Cómo lo ve?

Hablar de baloncesto femenino siempre es complicado. No hay un término medio: o se está en la élite (por ejemplo la selección ha conseguido éxitos impensables, y no solamente la absoluta, sino de la sub-20 para abajo), pero a partir de ahí la Liga Femenina no es lo que era: hay dos o tres equipos potentísimos y el resto a luchar y a pegarse para no descender. Hasta que no se consiga la igualdad total, tanto de esponsor, como de seguimiento como de promoción va a ser difícil. Es la pescadilla que se muerde la cola: no se preocupan los medios de los clubs femeninos aludiendo a que no tiene tirón para la gente. Y al mismo tiempo, la gente no va a los partidos porque los medios no se preocupan del baloncesto femenino. Entonces, ¿dónde está el meollo para poder solucionarlo? Es muy complicado.

Esto, a nivel extremeño, ¿es también así? El Al-Qázeres estuvo en la máxima categoría; el Miralvalle en la segunda… y ahora están en el segundo y tercer nivel, respectivamente.

No hay un potencial económico suficiente para esponsorizar equipos de élite y tampoco hay generaciones de jugadoras de nivel que salgan para poder ocupar esos puestos. Ello quiere decir que hay que traer jugadoras de fuera. Es triste ver que haya pocas jugadoras extremeñas en pista en las pistas porque la mayoría son de fuera.

¿Y el baloncesto de base, qué estado de salud tiene?

Es el que mejor salud tiene siempre porque no necesita grandes instalaciones ni grandes patrocinadores. Eso es positivo, pero también puede ser negativo. Depende de la actitud de los padres. Si ellos apoyan y entienden que lo que hacen sus hijos es deporte para formarse como persona, pues entonces muy bien. Pero cuando piensan que un niño con 12 años tiene que ser ya jugador de élite o tiene que fichar por algún grande o estar en la selección y todos los demás son enemigos, eso es negativo. Entonces yo creo que el baloncesto de base existirá siempre. La prueba está en que no solamente mantenemos el número de equipos de minibasket, benjamines e infantiles, sino que se aumentan. El problema está en la edad junior, que hay un escalón imposible, sobre todo en femenino. Este año hay solamente tres equipos senior femeninos del Torneo Diputación en la provincia de Cáceres cuando hemos tenido 18, pero las chicas, claro, no pueden seguir jugando al baloncesto cuando ya son madres.

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