Fútbol. Fase de ascenso a Primera Federación

‘Manos arriba’ en el Príncipe Felipe

La afición del Cacereño acabó crispada por la actuación del colegiado del partido ante el Recre. «El árbitro ha permitido demasiadas pérdidas de tiempo», dijo Cobos. 8.437 espectadores ocuparon las gradas del estadio

«El árbitro ha permitido demasiadas pérdidas de tiempo, el árbitro les ha dejado demasiado». Lo tenía claro Julio Cobos en sala de prensa y también toda la afición del Cacereño, visiblemente descontenta con la actuación del colegiado Gonzalo González Páez en el empate sin goles del conjunto verde ante el Recreativo de Huelva (0-0). «Manos arriba, esto es un atraco», fue el cántico más repetido en los últimos compases del encuentro, al que acompañaba un sonoro «corrupción en la federación».

El enfado con el árbitro empezó bien pronto. Apenas se había jugado un minuto y entre los más de 8.400 espectadores aún había algunos que no estaban en su asiento cuando la grada, al menos la afición local, empezó a pitar al portero del Recre, Rubén Gálvez, que no tenía prisa por poner el balón en juego. El enojo rápidamente mutó al colegiado madrileño, que no hacía nada por evitar que en cada acción se arañaran segundos al crono.

Aficiones de primera

Antes, los decibelios habían subido en el Príncipe Felipe por otros motivos, pues ambas aficiones empezaron pronto a animar a los suyos. Faltaba una hora y media para el encuentro y los exteriores del estadio eran una marea albiazul. Fueron los hinchas del Recre los primeros en acceder al recinto, a la grada instalada para ellos en el fondo norte. Se llenó completamente e incluso hubo un grupo de hinchas que vieron el partido desde una de las esquinas de la preferencia.

No se demoraron los aficionados verdes, que pronto ocuparon sus asientos y no tardaron en lanzar el grito de guerra de los suyos, el «Cace-reño, Cace-reño» que empezó a resonar mientras los jugadores de Julio Cobos calentaban. El palco estaba a rebosar (concejales, dirigentes de la Federación Extremeña de Fútbol, presidentes de otros clubs de la región) y en la grada, ‘ilustres’ como Roberto Blanco, técnico del Cáceres Patrimonio, que acude al Príncipe Felipe siempre que puede, o Alberto Urquía, exentrenador del Coria o Edu Moya, exjugador de Cacereño y Recreativo. Nadie se quería perder una cita donde se pelea por el ascenso a Primera Federación no podía faltar. 

El tifo con el que saltaron los jugadores al terreno de juego es de los que ponen los pelos de punta. Mientras en la megafonía sonaba el himno del Cacereño, los aficionados de preferencia mostraron una cartulina verde tiñendo de verde toda esa grada, como la tribuna, donde hondeaban las bufandas del CPC . El fondo norte era blanquiazul. «Volveremos a ser noticia», decía una pancarta desplegada por los hinchas locales, siempre lo más animosos, en dura pugna por hacerse escuchar con los del Recre, que aunque menores en número dejaron su sello en el Príncipe Felipe y en la ciudad de Cáceres, en la que muchos estaban desde la tarde del sábado. El comportamiento fue ejemplar, de unos y otros y la rivalidad se la guardaron para cuando empezó a rodar el balón. Y en ese momento se convirtió en actor principal el colegiado del partido.

Julio Cobos: «Me quedo con las buenas sensaciones»

«No es el resultado deseado», reconoció Julio Cobos, entrenador del Cacereño, que se declaró «muy contento porque nos lo hemos dejado todo en el campo. Hemos empezado muy metidos, teniendo el balón, creando ocasiones, llegando por ambas bandas. Lástima que en esos 25 o 30 primeros minutos no hayamos metido algún gol. En el segundo tiempo se han igualado las fuerzas, pero hemos tenido dos ocasiones muy claras y no hemos sido capaces de convertirlas», se lamentaba. Aún así, reiteraba que con lo que se quedaba era con las buenas sensaciones. «Nos vamos con un 0-0 y hay que ir allí a ganar, no queda otra».

Mientras, Abel Gómez, técnico del Recreativo, reconocía que el objetivo era «llegar con opciones a la vuelta, que el partido del Nuevo Colombino no esté condicionado por el resultado de la ida. Es lo que hemos hecho».

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