Desde que volvió al Hierros Díaz Miralvalle al inicio de la temporada 2021-22, María Romero Garrido (Plasencia, 2-8-1999) no había alcanzado una cifra tan alta de puntuación como la del sábado pasado ante el Grup Barna. 18 puntos que colaboraron en una victoria clara y que son la excusa para una charla en la que se aprovecha para mirar a un pasado intenso y a un futuro todavía por escribir.
¿Cómo se encuentra?
No llevo de pe a pa mis números, pero estoy muy contenta. Lo máximo que había metido eran 12 o 14. Obviamente a una siempre le gusta hacerlo bien y, si es competitivo, como yo, pues más todavía, pero también estoy contenta porque pude ayudar al equipo. Todo fue bastante rodado y todas ayudaron, incluso las más pequeñas.
¿El equipo dudó tras las dos derrotas consecutivas ante Cortegada y Segle XXI?
No, pero en el vestuario se sabía que teníamos que ganar sí o sí. Eso estaba clarísimo. Sí que es verdad que la mayor parte de los equipos fuertes nos han tocado al principio, pero cuando se pierden dos partidos la confianza va un poco de la mano. Había que coger confianza y sensaciones otra vez, daba igual quién estuviese delante.
¿Cuál cree que es el sitio lógico del Miralvalle en la liga?
Personalmente, y es algo que no he compartido con nadie, lo que creo es que lo único importante es meterse en la fase de ascenso, ser una de las cuatro primeras. Solo hay que ver lo que pasó la temporada pasada, cuando fuimos campeonas de grupo y después no pudo ser en la fase. Siempre quieres acabar en el mejor puesto posible, pero luego ya da igual. Los dos equipos que subieron fueron los que terminaron cuartos en los dos grupos.
¿Es un Miralvalle distinto este?
Hemos cambiado un poco el estilo de juego. El de ahora es mucho más dinámico, más ofensivo, con pívots que corren a pista abierta muy bien. Y las exteriores tiramos de tres, si puede ser en los primeros segundos de cada posesión.
¿En qué tiene que mejorar fundamentalmente?
Este estilo tiene un coste, que es cometer más errores, con pases que das muy revolucionada porque no te paras a pensar. Y también debemos acertar más con los tiros libres. Nos están lastrando. No podemos regalar los puntos. El resumen es que cuando en defensa estamos bien, el ataque sale solo.
¿Y usted? Ya hace mucho que no es la superanotadora que era en categorías inferiores...
Ahora me gusta hacer un poco de todo, no encasillarme en tirar o en anotar. Lo que me va es defender duro, repartir juego, ver cómo podemos estar cómodas todas. Es lo primordial.
Tiene solo 24 años, pero parece que lleva toda la vida…
Lo he comentado a veces con nuestro entrenador. He vivido mucho, pero agradezco haberme lanzado al baloncesto profesional tan joven. He aprendido mucho en el baloncesto y en la vida. Voy mirando las cosas desde otra perspectiva. El baloncesto me apasiona y estoy en mi casa, con mi gente. Van saliendo las cosas.
¿Cree que en su momento le perjudicó que hubiese muchos ojos fijados en usted?
No. Me ha beneficiado. Tienes que aprender a gestionarlo. No cambiaría nada de lo que he decidido. En Cáceres fue donde crecí en el baloncesto.
Por cierto, ¿sigue mucho a su anterior club, el Alter Enersun Al-Qázeres Extremadura?
Por supuesto. E intento verlo si no coincidimos. Pese a la mala suerte con las lesiones, lo están haciendo muy bien con un juego bonito de ver. Tengo amigas allí e incluso con Laura Chahrour coincidí en Barakaldo.
¿Cómo lleva la parte fuera del baloncesto?
Mi idea es prepararme una oposición en el futuro. De momento estoy un par de horas de lunes a viernes en un comedor escolar que me permite compatibilizarlo con el baloncesto, incluyendo los viajes. Hay que buscarse la vida aparte. Cada una tiene su camino.