Han pasado tres meses y 13 días desde que todos se divirtieran con la euforia desatada de aquel monumental Cacereño 5-Estepona 2. En los alrededores del escenario futbolístico se desarrolla una fiesta para la historia colectiva del sentimiento verde. De aquella reminiscencia de finales de mayo, en plenas ferias, viene este domingo con regusto dulce, pase lo que pase en el césped.
Por eso, este 12 de octubre es especial. Por eso se vive tan intensamente, y no solamente en la convivencia que se desarrolla en las afueras el Príncipe Felipe, sino seguro también en el campo, ya desde el minuto 1. Como ante el Córdoba. Como ante el Eibar. Como ante el Atlético de Madrid. Como ante el Girona.. Como ante el Real Madrid. No es Copa del Rey, pero es un partido ante el Tenerife es un no menos grandérrimo.
Algo menos de una y media antes pudo llegar el momento culmen con la llegada de la ‘Dragoneta’ con el equipo de Julio Cobos. Hubo un recibimiento de los grandes, de esos que pasarán a la memoria colectiva del decano extremeño y su gente, que llenó el estadio y que disfrutó como lo está haciendo durante los últimos tiempos. La historia ha cambiado. Ya no es negra. Ya es verde esperanza. Marchena, lesionado de ligamento cruzado, bajaba del autobús entre el cariño de la gente.
Media hora antes, dentro del estadio, se podía asistir a una escena inédita y, desde luego, llamativa. El presidente, Carlos Ordóñez, estaba montado en su particular vehículo dando el último ‘toque’ al césped. Al filo de las siete se escuchaban aplausos de los aficionados verdes. Los tinerfeños, que también asistían al momento, confraternizaban con los locales disfrutando de un ambiente excepcional en un día excepcional. Es el 12-0, la fiesta continúa.