El equipo gestor de Bankia siempre ha defendido que el Gobierno debía avanzar en la venta parcial de la entidad para evitar la presión de los inversores en su acción y cumplir así el objetivo legal de privatizarla antes del cierre del 2019. Pero su consejero delegado, José Sevilla, admitió ayer que la situación actual no ofrece «el mejor timing para llevar a cabo ningún proceso de privatización» y que «esperar tiene sentido», como defiende la ministra de Economía, Nadia Calviño.

Las dos anteriores privatizaciones parciales se realizaron cuando la acción estaba por encima de los seis (2014) y cuatro euros (2017). En cambio, ayer cerraron en los 2,719 euros, tras caer el 2,86%. El último banco gestionado por el Estado, ganó 744 millones de euros en los nueve primeros meses del año, apenas el 0,6% más que un año antes.