Los temores sobre el sistema público de pensiones, que atraviesa una situación financiera difícil, han calado en la sociedad. El 33% de los españoles de la generación del 'baby boom', nacidos entre 1957 y 1977, no cree que cobrará una pensión hasta que fallezca y el 55% estima que sus ingresos no les permitirán vivir sin aprietos durante su vejez. Pero paradójicamente, el 73% no tiene ni una idea aproximada de cuánto cobrará del Estado tras la jubilación, según la sexta encuesta anual del Instituto BBVA de Pensiones.

La socióloga Elisa Chuliá, miembro del foro de expertos de esta institución de análisis creada por el banco, ha apuntado este martes que dicha discrepancia puede responder a que "prevalece en la opinión pública que el sistema no es 100% sostenible", más allá de la situación particular de cada individuo. "Seguramente se confía en que los políticos pongan sobre la mesa respuestas. Si la gente estuviera mejor informada, aceptaría mejor las reformas", ha sostenido.

Una prueba del desconocimiento sobre la situación del sistema de pensiones es que el 72% de los entrevistados cree que el total de la pensión que cobrará a lo largo de su vida tras la jubilación será inferior a lo cotizado a la Seguridad Social mientras trabajaba. "Tres años de cotización financian hoy día aproximadamente un año de pensión. Por tanto, una carrera laboral de 40 años financia unos 13 años de pensión. Si de media los jubilados perciben una pensión durante 17 años, cada pensionista recibe, también de media, cerca de un 30% más de lo cotizado en su vida laboral", ha expuesto Luis Vadillo, director del instituto. Un 35%, además, no sabe que las pensiones se pagan con las cotizaciones de los trabajadores.

CONTRADICCIONES

Otra contradicción que pone en evidencia la encuesta es que el 46% estima que la reforma del sistema debería centrarse en subir las pensiones más bajas, un 35% en garantizar que las actuales y futuras puedan pagarse sin aumentar la deuda pública y solo un 18% estaría a favor de ajustar mejor las pensiones a lo que cada cual ha cotizado. Sin embargo, en otra pregunta, un 69% sería partidario de que cada trabajador tuviera su propia cuenta individual en la que se fueran acumulando las cotizaciones y sobre la que se calculase la pensión.

También resulta llamativo que aunque una mayoría estima que no vivirá sin aprietos tras la jubilación, les gustaría retirarse a los 62 años de media y prevén hacerlo a los 66. Solo al 21%, además, le contemplan seguir trabajando parte de la jornada y cobrando una parte de la pensión llegada la edad de jubilación. Es decir, una mayoría no prevé alargar la vida laboral para tener un mayor nivel de renta. "En el orden de prioridades, parece que dejar de trabajar se considera más importante que vivir con desahogo, el tiempo libre se considera más importante", ha expuesto Chuliá.

"Los 'baby boomers' somos muchos, hemos sobrevivido mucho, vamos a vivir más que nuestros padres, y tenemos el problema de que queremos jubilarnos pronto. Tendríamos que ser conscientes de la necesidad de trabajar más tiempo. No se trata de recortar la pensión a nadie, sino de ver qué quiere la gente y cómo hacerlo compatible con una economía que sea competitiva internacionalmente", ha defendido Chuliá, tras recordar que entre 1957 y 1977 nacían 650.000 niños al año de media, frente a los menos de 400.000 actuales, lo que en los próximos años empeorará el número de trabajadores por cada pensionista.