Por primera vez desde 2018, y poniendo fin al uso de una de las herramientas con las que ha estado luchando para responder al golpe económico que ha dado la pandemia de coronavirus, la Reserva Federal de Estados Unidos ha anunciado este miércoles una subida de los tipos de interés, que desde el inicio de la pandemia se encontraban prácticamente a cero y quedan ahora en la horquilla entre 0.25 y 0.5%. 

Con el paso, que se sabía garantizado, y el anuncio de que se planean varias subidas más en lo que queda de año, el banco central estadounidense trata de frenar el calentamiento de la economía y la inflación, que ha escalado a su nivel más alto en EEUU en 40 años.

Inflación y guerra

En el comunicado anunciando su decisión la Fed ha mostrado su preocupación por las presiones inflacionarias, que hace unos meses vinculaba a “factores transitorios” pero ahora considera que reflejan “desequilibrios de oferta y demanda relacionados con la pandemia, precios más altos de energía y presiones de precios más amplías”.

Asimismo, la Fed también ha subrayado que la invasión de Ucrania por parte de Rusia está causando no solo “tremendas penurias humanas” sino también económicas. “Las implicaciones para la economía estadounidense son altamente inciertas, pero a corto plazo la invasión y acontecimientos relacionados posiblemente crearán más presiones al alza en la inflación y pesarán en la actividad económica”, reza el comunicado.

Perspectivas

En la rueda de prensa que ha institucionalizado después de cada reunión, el presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, ha explicado además que estiman que la inflación seguirá alta hasta mediados de año, cuando se calcula que rondará el 4,3%, empezará a bajar a finales de 2022 y luego se reducirá acentuadamente en 2023. No son buenas noticias para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el Partido Demócrata, castigado en las encuestas por la situación de los precios y con elecciones legislativas claves para decidir el control del Congreso en noviembre.

Powell ha descartado que vaya a producirse una recesión. “En mi opinión la probabilidad de una recesión en el próximo año no es particularmente elevada”, ha dicho el economista, que reiteradamente ha enfatizado la opinión de que la economía está “fuerte” y ha citado la fortaleza de la demanda, un mercado laboral sano y otras condiciones como “señales” de que la economía estadounidense “puede manejar” una política monetaria menos acomodaticia y seguirá creciendo, aunque la Fed ha rebajado las perspectivas de crecimiento del PIB desde el 4% que manejaba en diciembre al 2,8%.

Powell sí ha reconocido el “dolor” que están sufriendo las personas más vulnerables para hacer frente a las subidas de precios y ha asegurado que todos en la Fed están “comprometidos para que no arraigue la alta inflación”. Su meta, que ya avanzaba hace unos días en una comparecencia ante el Congreso, es un “aterrizaje suave”: una situación en la que puedan frenar a un nivel sostenible el crecimiento de la economía sin hacerla descarrillar y sin provocar que se dispare el paro, algo que sucedió a principios de los años 80 del siglo XX, cuando la Fed de Paul Vocker realizó agresivas subidas de tipos que perseguían el mismo objetivo de frenar la inflación.

La Reserva Federal y Powell también han anunciado este miércoles que en una de sus próximas reuniones empezarán a reducir su portafolio en activos del Tesoro, deuda y activos vinculados a hipotecas.

Solo un miembro del Comité Federal de Mercado Abierto, que proponía un incremento mayor de los tipos, ha votado contra la decisión de este miércoles, respaldada por los otros ocho miembros del órgano que decide la política monetaria de EEUU.