La perspectiva de que la guerra en Ucrania se alargue y la escasez de productos agrícolas procedentes del país se convierta en un serio problema, ha llevado a la Comisión Europea a replantearse las normas que obligan a los agricultores a mantener un porcentaje mínimo de tierras en barbecho. El responsable de Agricultura del Ejecutivo comunitario, Janusz Wojciechowski, anunció este jueves en la Eurocámara que su departamento prepara una derogación para poder aumentar la producción alimentaria en la Unión Europeainforma Afp.

Rusia y Ucrania son dos grandes productores de cereales y la guerra desencadenada tras la invasión de Moscú el pasado 24 de febrero ha disparado los precios del aceite, el cereal, la soja, la colza y el girasol a niveles nunca vistos. Rusia amenaza además con suspender las exportaciones de fertilizantes.

Por eso es importante que los 27 empiecen a prepararse para amortiguar el impacto que el conflicto bélico está generando en el sector agro-alimentario del viejo continente. Bruselas prepara varias medidas urgentes que formalizará el próximo 23 de marzo, en vísperas del Consejo Europeo, entre ellas una flexibilización de las reglas que rigen el barbecho.

“Hacen falta derogaciones sobre las tierras no cultivadas. Son muy importantes para la biodiversidad, por supuesto, pero no creo que sea el momento de dejar estas tierras improductivas”, defendió el comisario ante los eurodiputados de la comisión de Agricultura.

La Comisión planteará dejar en suspenso las reglas de la nueva Política Agraria Común (PAC) que entrará en vigor en enero del 2023 en el marco de los planes nacionales actualmente en curso de negociación y que estipulan que las explotaciones de más de 10 hectáreas tendrían que destinar al barbecho al menos un 4% de la superficie por razones medioambientales.

"La Comisión propondrá poder usar esas tierras en la producción de proteína, dado que hay una clara falta de alimento para el ganado”, insistió el responsable comunitario. Bruselas baraja igualmente ayudar a los criadores de cerdos, relajar la normativa sobre ayudas públicas y usar por primera vez un fondo de 450 millones de euros -la llamada ‘reserva de crisis’- para socorrer a los agricultores en caso de volatilidad de los precios, según detalló Wojciechowski. En lo que no habrá cambios será en la firmeza de Bruselas respecto al uso de pesticidas. De aquí al 2030 se deberán reducir a la mitad. Además, un cuarto de las tierras tendrán que dedicarse a los cultivos ‘bio’.