Para la Comisión Europea no hay ninguna duda. El sistema ideado por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, que obliga a las empresas europeas que quieran seguir comprando el gas ruso a canalizar los pagos a través de una doble cuenta en Gazprombank de Rusia -una primera en euros y una segunda en rublos- va contras las sanciones económicas de la Unión Europea porque permite involucrar en los pagos al Banco Central de Rusia con quien está prohibido hacer transacciones financieras. "Si tienes un contrato denominado en euros dólares es la moneda en la que tienes que seguir pagando. No tienes que pagar en rublos. Esto no está en línea con nuestro paquete de sanciones. Cumplir el decreto (presidencial ruso) es una vulneración de las sanciones", ha zanjado el portavoz de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La nueva advertencia de Bruselas se produce tras las dudas suscitadas entre Estados miembros y distribuidores de gas sobre la interpretación jurídica del decreto presidencial ruso y la decisión de Moscú de cortar directamente, desde este miércoles, el suministro a Polonia y Bulgaria por no aplicar el nuevo procedimiento de pagos exigido desde el Kremlin. Varias empresas suministradoras de gas, como la italiana ENI, la alemana Uniper o el grupo austriaco OMV AG, han indicado que estudian vías para cumplir con el próximo pago a mediados de mayo. Desde Finlandia o Grecia han dejado claro que seguirán pagando en euros mientras Polonia insiste en que si algún Estado miembro cede a las exigencias de Moscú, tal y como tiene previsto hacer el Gobierno húngaro de Viktor Orbán, debe ser penalizado.

Aunque los contratos entre los distribuidos europeos y Gazprom son confidenciales, el 97% de los mismos estipulan que los pagos deben realizarse en dólares o euros. Del restante 3%, según fuentes del Ejecutivo comunitario, la mayoría son en libras esterlinas y solo unos pocos están en rublos. El Kremlin decidió cambiar las reglas del juego de forma unilateral el pasado 31 de marzo, un mes después de lanzar la guerra en Ucrania, a través de un decreto presidencial que introduce un nuevo procedimiento de pago en dos fases y según el cual el pago solo se completa cuando el dinero se convierte a rublos.

Cuentas en euros y rublos

Según el mismo, las empresas que compran gas a Rusia están obligadas a abrir una cuenta bancaria en Gazprombank en Rusia (ahora lo hacen en una cuenta de la entidad en Luxemburgo) en la que abonar el gas en euros o dólares. El pago, sin embargo, no queda completado hasta que los euros o dólares se convierten a rublos en una segunda cuenta, tras un proceso de conversión de divisa en el que las empresas, según fuentes del Ejecutivo comunitario, pierden el control del dinero, que queda en manos de las autoridades rusas y del Banco Central de Rusia.

"La cuestión es que las autoridades rusas han puesto en marcha un sistema sofisticado que implica un cierto número de etapas que hacen que las empresas paguen en una divisa, pero que no se considera que han cumplido con el pago hasta que ese montante se transforma en rublos por alguien distinto en un tipo de cambio y unos plazos que no controlan", ha explicado el portavoz de la presidenta, Eric Mamer. Este sistema, según Bruselas, permite de facto al Banco Central de Rusia financiarse a través de las empresas de gas europeas lo que podría ser considerado incluso como préstamos. "Podría especular o hacer lo que quisiera con los pagos antes de decidir su conversión a rublos en la segunda cuenta así que el sistema no es compatible con las sanciones", insisten fuentes del Ejecutivo sobre un mecanismo que entienden busca esquivar las sanciones europeas, fortalecer el rublo.

Las nuevas explicaciones de Bruselas buscan aclarar el nuevo terreno de juego y lo que pueden hacer y no los importadores de gas europeos. Según Bruselas, las orientaciones publicadas son claras. "Si un contrato prevé que un pago está previsto en euro o dólar, la obligación de la empresa se termina cuando hace el pago en euros o dólares. Es esto lo que las empresas deben hacer", ha recalcado Mamer que también ha recordado que aunque los Estados miembros son los responsables de velar por que las empresas respetan sanciones europeas, como guardiana de los tratados que es la Comisión Europea puede abrir procedimiento de infracción contra aquellos que vulneren las reglas.