Transporte

El Corredor Mediterráneo cambiará al ancho de vía internacional a mitad de año

Adif prevé la transformación del trazado entre Castellón y Tarragona hasta principios de 2025, una actuación fundamental para el itinerario entre Alicante y Barcelona

Tren de alta velocidad en las proximidades de Villena, en un trazado que se integrará en el futuro en el Corredor Mediterráneo.

Tren de alta velocidad en las proximidades de Villena, en un trazado que se integrará en el futuro en el Corredor Mediterráneo. / ÁXEL ÁLVAREZ

Antonio Teruel

Los trabajos para la transformación del Corredor Mediterráneo al ancho de vía internacional estarán como mínimo en marcha en todo el recorrido entre Alicante y Barcelona antes de que termine el año, según las previsiones que maneja el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif). Así se refleja en las Declaraciones sobre la Red de 2023 y 2024, publicadas por el ente gestor. En concreto, en el Catálogo de Restricciones de Capacidad de cada una de ellas, en las que se indican todas las afecciones previstas en el tráfico ferroviario por la realización de obras sobre las vías.

En estos documentos, que son de acceso público, se recogen las diferentes actuaciones a realizar en el trazado del Corredor a partir de este mismo ejercicio para que, en un futuro más bien cercano, todo el recorrido se realice por vías de ancho internacional. Algunas de estas obras se sitúan en la provincia de Alicante, aunque el grueso tiene lugar fuera. Lo más significativo es el el cambio de amplitud de las vías en casi 200 kilómetros de recorrido, entre Castelló de la Plana y los alrededores de la estación de alta velocidad de Camp de Tarragona.

Desde principios de 2020, cuando se puso en marcha en ancho ibérico la llamada "variante de Vandellòs" que eliminó el tramo de vía única que hacía de cuello de botella del trazado, los trenes Euromed pasan por un cambiador de ancho en el paraje de La Boella, cerca de la estación de alta velocidad que da servicio a Tarragona y su entorno. Esto les permite utilizar hasta Barcelona la línea procedente de Madrid, con el consiguiente ahorro de tiempo. Ahora, la idea es transformar de ancho ibérico a internacional la línea del Corredor Mediterráneo, de manera que ese cambiador de ancho ya no sea necesario, o al menos no para los trenes de mayores prestaciones.

Adif contempla que, desde mediados de este año y hasta el primer semestre de 2025, se reduzca el ancho del trazado a los 1.668 milímetros actuales a 1.435 entre el cambiador de La Boella y Castellón de la Plana. El recorrido se ha dividido en tres tramos, y las obras se irán ejecutando de manera progresiva; así, se comenzará por el situado más al norte, entre La Boella y la localidad tarraconense de l'Ametlla de Mar. Se trata del tramo abierto en enero de 2020 en ancho ibérico. Aquí, la previsión es iniciar los trabajos ya este mismo 2023.

En el segundo tramo, entre l'Ametlla de Mar y Vinaròs, se espera comenzar en el segundo semestre del año con cortes nocturnos, para ya en 2024 trabajar de manera más intensa. Por su parte, el tercer tramo discurre íntegramente por la provincia castellonense, desde Vinaròs hasta la capital, y en él el grueso de las obras se iniciará el próximo año, según los cálculos que expone Adif en el Catálogo de Restricciones de Capacidad de su Declaración sobre la Red.

Todos estos tramos tienen en la actualidad doble vía y han ido siendo modernizados de manera progresiva desde 1997. Están preparados para que los trenes alcancen velocidades máximas de 220 kilómetros por hora, algo que ya hacen en la actualidad los Euromed. En todo el recorrido se procederá de la misma forma: primero se reducirá el ancho de una vía, y luego de la otra. De esta forma, el tráfico ferroviario no se verá interrumpido en ningún momento, aunque obviamente la circunstancia dificultará en cierta forma la circulación.

Prolongación hacia el sur

El cambio de ancho del Corredor Mediterráneo entre Camp de Tarragona y Castellón es fundamental para que el itinerario se sume a la red de alta velocidad. Una vez que las vías de este recorrido hayan migrado a 1.435 milímetros de amplitud, los trenes podrán circular directamente y sin cambiador alguno desde Valencia hasta Francia, conectando en los alrededores de Tarragona con la línea procedente de Madrid, dado que entre la capital de la Comunidad y Castellón ya existe un tercer carril en ambas vías, que permite, entre otras cosas, que la ciudad de la Plana tenga también conexión directa con Madrid.

La continuidad del eje de alta velocidad hacia el sur, conectando así con la provincia de Alicante, también recibirá un importante espaldarazo este 2023, en unas obras que se desarrollan en parte en la demarcación alicantina. La más importante, y la única íntegramente de nueva construcción, es el llamado nudo de La Encina, en el que se conectarán la línea procedente de Valencia con la que viene de Madrid. Esto hará posible que los trenes entre Alicante y Valencia, y por extensión hasta Barcelona y la frontera francesa, puedan utilizar hasta La Encina la línea hacia Madrid, poniendo así fin a la obligada circulación por el trazado de ancho convencional en vía única.

También es inminente ya el inicio de los trabajos para cambiar el ancho del tramo entre La Encina y Xàtiva, como ha venido publicando este periódico recientemente. En este caso, no obstante, el tráfico se desviará por el antiguo recorrido de la línea convencional, abandonado a mediados de la década de 1990 y que ha sido reconstruido en los últimos años. Este viejo trazado se ha restituido en vía única, pese a que la plataforma tiene capacidad para vía doble, por lo que la circulación también se verá afectada. No obstante, conviene tener en cuenta que se tratará de una situación provisional, en tanto que duren las obras para adecuar el recorrido construido hace apenas 30 años al ancho internacional.

Sin cuellos de botella

Parece, pues, que 2023 será un año de gran impulso al Corredor Mediterráneo, en el que empiecen a materializarse las grandes obras pendientes. Todas estas actuaciones tendrán una especial repercusión en la provincia de Alicante, entre otros aspectos porque es en esta demarcación donde ahora mismo se encuentra el principal cuello de botella del trazado, con la vía única existente entre La Encina y la capital provincial. Tal y como publicó este periódico hace algunas semanas, los trenes entre Valencia y Alicante tardan unas dos horas en efectuar el recorrido, lo que arroja una media aproximada de 90 kilómetros por hora.

Conviene recordar, además, que la puesta en servicio del nudo de La Encina y la consiguiente conexión del Corredor Mediterráneo con la línea de alta velocidad Madrid-Alicante supondrá, al mismo tiempo, que el eje se extienda al sur de la provincia y Murcia, a través del recorrido que recientemente entró en servicio completo hasta la capital de la autonomía vecina. Con ello, el corredor abarcará más territorio y hará aún más honor a su nombre. Por ello, cabe confiar en que las actuaciones sigan los plazos previstos.