Un día después de cerrarse la cumbre de los Veintisiete, Bruselas y Berlín anunciaron este sábado al unísono el fin del bloqueo alemán a la ley que prohibirá a partir de 2035 las nuevas matriculaciones de coches que emitan CO2. Algo que el viernes no pudieron dar por hecho ni el canciller Olaf Scholz ni la presidenta de la Comisión Europea (CE)Ursula von de Leyen. Por entonces aún circulaban entre Bruselas y Berlín sucesivas propuestas en busca de una solución de compromiso

El anuncio del desbloqueo correspondió al vicepresidente de la CE y encargado del Pacto Verde europeo, el neerlandés Frans Timmermans, y al ministro alemán de Transportes, Volker Wissing, responsable del desaguisado creado con el veto alemán a una legislación europea previamente pactada. “Hemos acordado con Alemania el futuro uso de los combustibles sintéticos”, afirmó Timmermanns, vía Twitter. “Los vehículos equipados con motor de combustion que usen combustibles neutros en emisiones de CO2 podrán seguir matriculándose después de 2035”, confirmó Wissing. 

El ministro de Scholz había avanzado ya el viernes que a la última oferta de la CE debían limársele “algunos problemas jurídicos”. Scholz se había ido de la cumbre unas horas antes con la misma frase con la que llegó: había buenos augurios para lograr el consenso, dijo. De Berlín partía mientras tanto una última formulación “jurídicamente segura” para salvar los combustibles sintéticos de Wissing, los llamados E-Fuel. Un término que hace apenas unas semanas era desconocido para muchos alemanes, hasta que el ministro salió en su defensa. 

El bloqueo de última hora a una ley que se daba por resuelta era un problema para las relaciones de la primera potencia europea con la mayoría de sus socios y una afrenta a una histórica decisión para eliminar los motores de combustión, había advertido el ministro de Economía y Protección del Clima, el verde Robert Habeck, con rango de vicecanciller en el tripartito entre los socialdemócratas de Olaf Scholz, ecologistas y liberales. 

La “obsesión” del liberal Wissing por defender casi en tiempo de descuento al E-Fuel había enfrentado no solo a Alemania con Bruselas, sino que también creó problemas de convivencia en la coalición de Scholz. Los Verdes han debido tragarse ya muchos sapos a consecuencia de la crisis energética precipitada por la guerra en Ucrania –como el aplazamiento por tres meses y medio del apagón nuclear, que debía haberse consumado el pasado diciembre--.

Wissing ha generado una serie de rifirrafes internos y es, para el electorado verde y también el socialdemócrata, un exponente de la sumisión del Partido Liberal (FDP) a los intereses de la industria. En este caso, ni siquiera al poderoso sector de la automoción en su conjunto. El E-Fuel interesa esencialmente a uno de sus fabricantes, el elitista Porsche, que está invirtiendo en una planta para el desarrollo de los llamados carburantes sintéticos en Chile. Para las restantes grandes marcas alemanas, esa alternativa no jugaba prácticamente papel alguno. 

Las tensiones en la coalición de Scholz se plasmaron esta semana pasada en unas declaraciones de Habeck en la television pública. Ahí se sinceró y atribuyó a “filtraciones internas” informaciones que afectan a su ministerio y que aparecieron publicadas en el sensacionalista diario 'Bild', medio tradicionalmente hostil a los verdes. Fue casi una declaración de guerra, para muchos dirigida a los liberales. Este domingo se celebra en Berlín una reunión de crisis en la Cancillería destinada a aplacar tensiones. La paz alcanzada en Bruselas dirime al menos uno de los problemas internos del tripartito.