El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, volvió a utilizar ayer una de las coletillas que le acompañaron durante su tortuosa primera época al frente del PSOE. En un mitin en Zaragoza, en el que estuvo acompañado de Javier Lambán, con el que ha tenido algún que otro desencuentro, dijo que su voluntad era no pactar con los partidos independentistas para formar gobierno, y se remontó a su «no es no» a Rajoy que le costó la secretaría del partido hace ahora más de dos años. «No es no. No habrá un referéndum de autodeterminación en Cataluña», aseveró.

Así pues, hablando de alianzas electorales, Sánchez se esforzó en desmontar el argumento, asentado entre la derecha, de que es y será rehén de los independentistas y los «herederos de ETA». Según repasó, cuando los tribunales decretaron que el PP se había «financiado ilegalmente durante 30 años» y había tenido cargos «cobrando ilegalmente», «Mariano Rajoy no podía estar un minuto más en el Gobierno».Le dio la oportunidad de que dimitiera, repasó, y al no hacerlo planteó una moción de censura, «sin saber quién la iba apoyar», y cada partido decidió lo que quiso. Ciudadanos no lo apoyó, «cuando venía a renovar la política», recordó. «¿Si la moción de censura no hubiera salido adelante, podríamos decir que el independentismo pactó con el PP», se preguntó, dando la vuelta al argumento.

«buena gente» / Además, el presidente del Gobierno quiso lanzar un guiño también a la España vaciada. En el acto, Sánchez dijo defender el estado autonómico «con uñas y dientes» y prometió una mejor financiación para las comunidades afectadas por la despoblación. Sobre sus rivales, por otra parte, el líder del PSOE criticó el tono y dijo que «España es un país de buena gente», y «la buena gente no espía, no crispa, no insulta. Piensa en el futuro, en sus seres queridos, en sus mayores y no deja tirado a quien lo pasa mal».