Llega un atípico final de campaña de europeas y municipales que, según el socialista Pedro Sánchez, es en realidad una segunda vuelta de las generales. El próximo domingo en las urnas se constatará, si las encuestas no se equivocan, que el PSOE está en plena forma y tras ganar las generales repetirá seguramente victoria. Además cuenta con conservar el poder territorial que ya acumulaba y cree tener posibilidades de gobernar la comunidad de Madrid con apoyo de otras fuerzas de izquierda. Tampoco se descartan nuevas conquistas como Castilla León y Murcia, dependiendo de si un PP debilitado gravemente en las legislativas aguanta o no el envite en esas regiones.

En todo caso el poder que acaben exhibiendo los socialistas a nivel autonómico y municipal tras el nuevo examen no sólo dependerá de sus méritos dado que, una vez superada la era bipartidista en España, que los posibles socios de gobierno no se desinflen o la predisposición a alianzas o vetos es también crucial. Por eso el PSOE mira de reojo la lucha de PP y Cs para comprobar cuál de los dos se consolida como referente en el centro-derecha. Quiere constatar si tiene o no posibilidades de llegar, a medio plazo, a algunos acuerdos con los naranjas. Otra opción es apostar todas las fichas a una relación única con Unidas Podemos, cuyas perspectivas electorales el 26-M no son halagüeñas precisamente, pero que lleva en la maleta 43 escaños que Sánchez necesita para ser investido y para poder gobernar sin mayoría.

Pablo Iglesias lo sabe y quiere hacer valer sus recursos, a pesar del batacazo de las últimas generales y de que casi con seguridad no será uno de los que mejor salgan parados el domingo. La marca de Unidos Podemos parece cotizar a la baja entre sus votantes. Sin embargo, los avales que logre pueden resultar imprescindibles para que barones o alcaldes socialistas se afiancen en determinados territorios, como Madrid. Eso da alas al secretario general de los morados, que echa el cierre a la campaña en Canarias avisando de que, a partir del lunes, comenzará a negociar con Sánchez con el objetivo de ser uno de sus ministros, algo que considera "de sentido común".

REPARTO DE SILLONES Y "SENTIDO COMÚN"

"Hay cosas que son de sentido común y creo que es evidente que no va a haber vetos. El PSOE no va a vetar a nadie y nosotros tampoco vamos a vetar a nadie del PSOE", aseguró el jefe de los morados, este viernes, en una entrevista con EFE. En ese contexto apuntó también que este es un asunto que ya ha tratado personalmente con el presidente aunque se va obligado a no dar más detalles. Al menos, de momento.

"Hay cosas que son obvias, y claro que lo hemos hablado, pero sobre estos contenidos de la negociación y cómo se hagan estas cosas me tienen que permitir que sea discreto", afirmó, añadiendo que en los gobiernos de coalición están los candidatos de los partidos "porque si no, no se presentarían a las elecciones". "Ocurre en todas partes, creo que es una cosa que está fuera de discusión".

No parece estar "fuera de discusión" para los socialistas, que continúan insistiendo en que su intención es gobernar en solitario con pactos concretos en determinadas materias (y con distintas fuerzas, porque solo con los morados no llegan a la mayoría necesaria). Se verá a partir del lunes, cuando una vez pasado el obligado análisis de resultados en las ejecutivas de los partidos las delegaciones de PSOE y Unidas Podemos tengan que buscar sitio y hora para reunirse y, de una vez, negociar unas bases -ya sean programáticas o que incluyan reparto en el Ejecutivo- que permitan arrancar la XIII legislatura.