Los lazos históricos, culturales, sociales, comerciales y económicos que unen desde hace siglos a España y Cuba no habían podido más que los nudos de la política durante las últimas cuatro décadas. Esta, con acercamientos y distanciamientos en la relación bilateral y las dificultades y complejidades diplomáticas que se intensifican en casi todo lo que rodea a la isla, había hecho imposible que un Rey español en democracia visitara Cuba. Ya no.

Felipe y Letizia aterrizaron ayer en el aeropuerto José Martí de La Habana. Durante los próximos tres días, realizarán una visita oficial, la primera de un jefe de Estado español a la isla. El hijo de Juan Carlos protagonizará lo que fue un deseo intenso y frustrado para el Monarca emérito, que pisó la isla en 1999 para una cumbre iberoamericana y en 2016 para los funerales de Fidel Castro pero nunca en visita de Estado. Y aunque no es un acontecimiento exento de controversias y llega en un complejo momento político en España, en plena resaca del 10-N, para la Moncloa representa no solo el fin de una clara «anomalía histórica», sino también la posibilidad de culminar la normalización de relaciones con Cuba.

500 AÑOS DE LA HABANA / En noviembre del año pasado, cuando Pedro Sánchez protagonizó la primera visita oficial de un presidente español a Cuba en 32 años y se reunió con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, se comprometió este viaje de los Reyes. Pese a las movidas aguas políticas españolas, ha logrado mantenerse a flote. Y se ha organizado en el marco de las celebraciones del 500º aniversario de la fundación de La Habana, pero entre el 11 y el 14, dos días antes de los grandes fastos del día 16, para darle realce, buscando protagonismo y «evitar que quedara diluido» ante esos acontecimientos del sábado a los que acudirán líderes como el venezolano Nicolás Maduro y el nicaragüense Daniel Ortega.

Es una visita relevante por diversos motivos, y no solo los de simbolismo histórico, que son muchos. Muy significativo es, por ejemplo, dar un espaldarazo a los empresarios españoles, con algunos de los cuales los Reyes celebrarán un almuerzo mañana. Se trata de una comunidad que está pasando dificultades, en las que se combinan los impagos con el agravamiento de la situación motivada por el endurecimiento del embargo estadounidense bajo la Administración de Donald Trump. El líder republicano, con la aplicación del título III de la ley Helms Burton, ha abierto las puertas a demandas de estadounidenses y cubano-estadounidenses contra empresas que hacen negocio en Cuba, especialmente en el sector hotelero, donde hay una fuerte presencia de España.

Cuba es, además, el tercer país extranjero con más población española, cerca de 200.000 personas, solo por detrás de Argentina y Venezuela. Y España es su tercer socio comercial, responsable de casi la mitad de las transacciones de la Unión Europea, solo a la zaga del comercio que realizan con la isla Venezuela y China.

ACTUACIÓN «NEUTRAL» / Las críticas al viaje han llegado, sobre todo desde partidos y sectores conservadores, por la ausencia en la agenda de algún encuentro con disidentes opositores al Gobierno de Díaz-Canel, con quien sí que se reunirán los Reyes, unas denuncias que rechaza el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Y el mensaje oficial lo ha expresado claro el embajador español en Cuba, Juan Fernández Trigo, en una entrevista con Efe. «Nuestra idea no es venir a hacer política, porque el Rey no hace política en España. El Rey trata de actuar siempre de una forma muy neutral», ha dicho. «No todo pasa porque el Rey venga en un viaje a crear tensiones».

El foco se quiere poner en las conexiones, en que los Reyes conozcan, en palabras de Fernández Trigo, «la realidad cubana en toda su extensión», a través no solo de contacto con autoridades, sino también con quienes están «construyendo el futuro de Cuba», desde pequeños empresarios hasta intelectuales y periodistas independientes.

La visita tendrá, así, un fuerte cariz cultural, con el programa salpicado de actos como una visita a La Habana Vieja guiados por Eusebio Leal, el historiador de la ciudad; una gala de danza; la presentación de un libro de Mariscal y una visita al Museo de Bellas Artes, al que se ha prestado un autorretrato de Francisco de Goya.

El jueves, tras visitar un centro de referencia en investigación de cáncer en La Habana, Felipe y Letizia se desplazarán a Santiago, donde homenajearán al almirante Cervera y a los marineros caídos bajo el implacable asalto de EEUU, así como a soldados muertos en tierra. Fueron actuaciones alabadas por su heroísmo pero inútiles. Ocurrieron en 1898.