Felipe González tildó a la mesa de diálogo Moncloa-Generalitat de «performance para las elecciones catalanas». De hecho, «todo el mundo sabe que no hay espacio para la amnistía ni la autodeterminación. Y si se quiere reformar la Constitución para eso, haré campaña en contra», dijo ayer en un debate con José María Aznar. La trascendencia de la mesa Sánchez-Torra fue centro de la charla, apertura del Congreso de la Sociedad Civil que, bajo el lema Repensar España, organiza la Asociación Nacional Sociedad Civil. Para González, el miércoles en Moncloa «hubo una reunión en la que no pasó nada». Para Aznar fue mucho peor: «El solo hecho de la reunión es un elemento devastador para el sistema constitucional». Cuando González hablaba de la mesa, el conservador le interrumpió buscando complicidad: «Tú no lo harías, y yo tampoco». Y el aludido le respondió: «Son situaciones diferentes».

Ambos hablaron en el Casino de Madrid y abordaron la reforma del Código Penal. González pidió «que se penalice políticamente en serio la deslealtad institucional», antes de considerar: «Tenemos un Código Penal cuya tipificación de la rebelión y la sedición no se corresponde con las situaciones que se producen», aunque «reformarlo ahora es tan necesario como inoportuno». Aznar apostilló: «La deslealtad tiene que tener un precio».

González consideró que «la descentralización se entendía como una descentralización leal. El Gobierno de Cataluña no negociaba con el Estado, era representante del Estado. En algún momento, la descentralización empieza a confundirse con centrifugación del poder». Aznar deploró «que se dé la gobernabilidad a quien está preso por sedición», y añadió una parábola sobre el pacto «quebrado» de 1978: «No se puede volver a tirar los dados, porque pueden no caer bien». González también usó metáforas. El consenso de 1978 «se acabó en el 2015, con un parlamento a la italiana, pero sin italianos», y ahora «a los políticos no se les oye hablar, porque tienen el cuchillo en la boca».