Pocas personas mejor que Dolores Delgado para defender la necesidad de dotar de más autonomía a la fiscalía y no solo porque es fiscal desde hace 32 años, sino porque antes de ser nombrada fiscal general del Estado era precisamente ella la ministra de Justicia. De ahí que hasta resultara en cierto modo hasta chocante que ante la comisión de ramo del Congreso hiciera una encendida defensa de la necesidad de dotar al ministerio público de una mayor autonomía para que "no dependa del ministro" que corresponda en cada momento.

Con una vehemencia aún superior a la que suele acompañar sus palabras habitualmente, Delgado explicó que esa autonomía estatutaria, que también debe reforzarse, debe ser económica, resulta especialmente necesaria ante "investigaciones que afectan al partido que está en el gobierno". La reforma de la ley de enjuiciamiento criminal en tramitación entrega la instrucción a los fiscales para que los jueces se limiten a velar por las garantías del procedimiento. El portavoz de Ciudadanos en la comisión, Edmundo Bal, le recordó su pasado como ministra y le pidió que precise cómo pretende reforzar esa autonomía para los fiscales.

Cargarse alguna investigación

Delgado detalló que se debe contar con la autorización del ministerio para que un fiscal pueda realizar viajes en el marco de una investigación penal y hasta llegó a advertir que "podemos cargarnos algunas en algunos espacios". La semana pasada en una comparecencia similar en el Senado el ejemplo situó la necesidad de autorización en las comisiones rogatorias (peticiones de colaboración jurídica internacional) que hay que cursar a otros países, en las que los fiscales pueden tener que desplazarse para realizar interrogatorios, entre otras diligencias.

La fiscal general del Estado necesitó más de dos horas a presentar a los diputados las memorias de la fiscalía de 2018 y 2019. Pese a su duración fue difícil que sus interlocutores se distrajeran por el tono apasionado que utilizó en sus palabras, pero también con las manos y los brazos que no dejó de mover. Por momentos pareció emocionarse, como al hablar de las víctimas de la pandemia y de la violencia machista, pero también al referirse al ínfimo porcentaje que hay de denuncias falsas.