"El PSOE es un partido valiente, decidido, determinado, que cumple con su deber cuando nos ha tocado gobernar y dirigir el país". Pedro Sánchez quiere insuflar a los suyos orgullo, que defiendan con la cabeza bien alta los indultos, sin avergonzarse, saliendo a la ofensiva, combatiendo a una oposición conservadora "furibunda", que solo busca "obstaculizar todo y destruir". Y quiere que sus compañeros entiendan que la medida de gracia es otra de esas decisiones complicadas pero "necesarias" adoptadas por los ejecutivos socialistas, porque el PSOE "siempre ha amado España".

Cataluña nucleó parte del discurso del presidente del Gobierno ante el comité federal del PSOE, que se reunió este sábado por primera vez de forma presencial en toda la pandemia. El anterior, en enero y en Barcelona, se celebró de manera anterior, y antes de este el máximo órgano de dirección mantuvo su cita en febrero de 2020, un mes antes de la declaración del primer estado de alarma.

Sánchez continuó con su labor de pedagogía, en este caso dirigida a su partido, recordando cómo el PSOE siempre ha antepuesto "el progreso de España a cualquier otra consideración política". Se remontó a 1948, cuando Juan Negrín, presidente del Gobierno de la España republicana durante la Guerra Civil, publicó, "desde su doloroso exilio", dos cartas para apoyar que los fondos del plan Marshall llegaran a la dictadura franquista. Dos misivas, dijo, que son una "enorme lección de patriotismo de verdad" y que demuestran "la importancia en política de elevarse sobre el presente".

El secretario general exhibió esa "actitud valiente para asumir las decisiones más complejas" como el patrón de conducta inveterado del PSOE, que ha procurado la "convivencia", la "mirada larga", y que ha impulsado los cambios para hacer de España "un país más próspero y moderno". El PSOE, presumió, es el partido que "ha alentado y dirigido las mayores transformaciones", desde los inicios de la lucha social, desde la defensa "a ultranza de la democracia frente a la dictadura y a los que dan lecciones de constitucionalismo", desde la defensa de los derechos sociales y civiles frente al "inmovilismo". En definitiva, en sus 142 años de historia, los hombres y mujeres que han liderado el partido y sus territorios -y aquí citó a todos los secretarios generales anteriores en democracia: Felipe González, Joaquín Almunia, José Luis Rodríguez Zapatero y el ya fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba- han "entendido los retos del tiempo" que les tocó vivir.

Los indultos, según los contextualizó Sánchez, siguen la estela de decisiones que marcaron el devenir de España. Como la transformación industrial y económica y la modernización del Ejército que impulsó González, la retirada de las tropas de Irak, la ampliación de derechos y la derrota de ETA que consiguió Zapatero, "pese a las amenazas de unos y los reproches de otros". En todos esos momentos, subrayó, el PSOE fue "valiente". Y mientras los socialistas "lideran el camino", "otros proclamaban la ruptura". Nada nuevo en el comportamiento de la derecha, vino a decir.

Precisamente la memoria del activista Pedro Zerolo y la aprobación del matrimonio igualitario en 2005 por Zapatero, justo en un sábado en el que vuelven las manifestaciones del Orgullo LGTBI, sirvió a Sánchez para establecer una comparación entre los dos momentos. En vísperas de que se aprobara el matrimonio gay, "el 40% de la ciudadanía estaba en contra". Trece años más tarde, el porcentaje de rechazo está en el 7%, solo por detrás de Suecia. "Cuando una causa es justa, hay que ir más allá de las dudas iniciales, superando prejuicios atávicos, y confiar en la inteligencia y empatía de los ciudadanos para asumir los cambios propuestos". Con esta equiparación, el presidente pretendía asegurar a los suyos que el rechazo a la medida de gracia que se aprecia en las encuestas se irá mitigando según se vaya digiriendo por la población.

Sánchez reiteró que la medida de gracia no resolverá "por sí sola" la crisis de convivencia en Cataluña, pero defendió que restañar las heridas solo se consigue "a través del diálogo y el respeto a la legalidad democrática". Los indultos, proclamó, son un "rotundo mensaje" que la democracia española envía a la sociedad catalana, un mensaje de "empatía", de que se quiere contar con ella, que se la necesita. "Que nos necesitamos todos, unir fuerzas para dejar atrás un mal pasado" y mirar hacia "un futuro mejor", más aún hoy, que se encarrila el final de la pandemia y están aprobados los fondos europeos. A renglón seguido, repitió que el Govern debe hacer un gesto, "contar también con todos los catalanes", con la Cataluña independentista y la que no lo es, esa que "lideran Salvador Illa y el PSC", ganadores de las elecciones autonómicas del pasado 14 de febrero.

El líder socialista sabe que a dirigentes de su partido les incomoda la exigencia recurrente de amnistía y autodeterminación del soberanismo. Pero ello no debe quebrar el ánimo socialista: "Hemos de escuchar cosas que no nos gustan, pero los independentistas escucharán mucho nuestras convicciones, nuestra voluntad inequívoca de proyecto compartido". La independencia, siguió, es "algo del siglo pasado" y los socialistas, que se declaran "internacionalistas, sin dejar de ser españoles y europeos" y vascos, catalanes, andaluces o madrileños, apuestan por "identidades inclusivas". "Creemos en la suma, no en la resta ni en la división".

Sánchez se congratuló de que la partida de la opinión pública está virando a favor del PSOE, "la serenidad empieza a imponerse" y el "relato demagógico y las mesas petitorias" de la derecha "dejan espacio a los argumentos". Demandó a sus compañeros que no flaqueen, porque los socialistas están obligados a "construir cohesión, convivencia", porque si ellos no lo hacen, "nadie más lo va a hacer". Y recordó cómo el PSOE también sabe ejercer "con responsabilidad" la oposición cuando le toca, como hizo Zapatero -muy citado este sábado por el presidente-, que propuso el pacto antiterrorista y luego fue acusado por el PP de traicionar a los muertos, o también él mismo, que apoyó el 155 y ahora se preconiza la "venta a trozos de España". "Es la gran diferencia. Nosotros trabajamos para todos los españoles".

Además del dibujo del PSOE como un partido "valiente", Sánchez pintó las siglas del puño y la rosa como "el partido de la esperanza". Ahí enlazó con la segunda parte de su intervención, de unos 45 minutos. Insistió en que el Gobierno se conjuró para resolver la "desigualdad", sacar a España de la "parálisis" y la "corrupción" y, sobre todo, salvarla de una pandemia de "proporciones gigantescas". "Y lo hicimos". Sánchez sacó pecho de las leyes sociales y de ampliación de derechos -la última, el anteproyecto de ley LGTBI, o las que están por venir, como la de memoria democrática o el sí es sí-, todo antes de que se haya llegado al ecuador de la legislatura y en medio de la guerra contra el covid. "Hacemos avanzar España y la derecha a lo de siempre, a tratar de frenar ese avance", deploró, poniendo como ejemplo el recurso del PP contra la ley de eutanasia, impugnación que le "retrata" ante la ciudadanía.

El presidente también presumió de la aceleración del proceso de inmunización, de los buenos datos económicos que se empiezan a ver. "Cada semana España va mejor", reiteró, en un eslogan que el viernes estrenara junto al secretario general de la ONU. Chute de optimismo frente a los "agoreros y derrotistas y gente que ve las cosas en blanco y negro", le lanzó a la derecha. Pero "cuanto más gritan e insultan, más evidencian su ausencia de proyecto para España". Sánchez pidió a los suyos no hacer "ni caso" a la oposición "furibunda" del PP, que solo busca "tapar su vergonzosa corrupción" y que ya resulta "indistinguible de la de la ultraderecha". PP y Vox son algo así como "lo mismo da que da lo mismo". "En España, la oposición sirve para obstaculizar todo, para crispar y destruir -denunció-. Y es justo lo contrario de lo que necesita España. Se equivocan y lo van a sufrir en las urnas, porque España necesita entendimiento, estabilidad y esperanza".

La última parte del discurso de Sánchez estuvo dedicada al objeto principal, orgánico, de este comité: la convocatoria del 40º Congreso Federal, que se celebrará en Valencia el 15, 16 y 17 de octubre. El presidente recordó que ya se han empezado a visualizar los cambios, y el principal es el relevo en Andalucía. Primero reconoció "el trabajo de Susana Díaz" -momento en el que se abrió un silencio incómodo; ella no acudió a la cita de este sábado- y añadió que "ahora la responsabilidad es de Juan Espadas", el ganador de unas primarias "ejemplares", afirmación que fue correspondida por un aplauso de la sala.

El próximo líder del PSOE-A -lo será, si no hay sorpresas, el 23 de julio- recibió el apoyo entusiasta de sus compañeros. Y tuvo el privilegio, como le ocurrió a Illa en enero, de intervenir en abierto ante el comité. El candidato a la Junta sincronizó su discurso con el de Sánchez y reivindicó el estilo de oposición que el jefe del Ejecutivo quiere, "útil, constructiva y con sentido de Estado", para recuperar el Gobierno autonómico cuanto antes.