La remodelación del Gobierno de Pedro Sánchez y la caída de sus pesos pesados van a obligar al PP a adaptar su estrategia de oposición en el Congreso, aunque el líder del partido, Pablo Casado, se decanta por mantener una línea dura de oposición y no dar un periodo de gracia a los nuevos ministros.

El líder de la oposición aprovechó el pasado martes una reunión del grupo parlamentario del PP en el Congreso para diseñar junto a los dirigentes y diputados populares, con la portavoz, Cuca Gamarra, a la cabeza, su ofensiva contra el nuevo Ejecutivo.

El mandato a los suyos fue claro: no dar aire al nuevo equipo a pesar del parón veraniego. Su primera iniciativa fue reclamar la comparecencia urgente de todos los nuevos ministros como había pedido también Ciudadanos; después se unió Vox.

Casado expuso además una argumentación que ya había hecho en público: con la aprobación de los indultos Pedro Sánchez cruzó el Cabo de Hornos; traspasó un punto de no retorno y se enlazó de forma definitiva a sus socios de coalición y al independentismo.

El líder de la oposición dibuja así un Gobierno "radical" que repele cualquier pacto con los populares. Culpan a Sánchez de despreciar su mano tendida al tiempo que los acuerdos para renovar el poder judicial o el Tribunal de Cuentas se alejan cada vez más.

Además, según han señalado fuentes populares a Efe, en el PP barajan cambios en los duelos de la sesión de control, aunque éstos todavía no se han decidido.

Los blancos principales de sus dardos, Carmen Calvo, José Luis Ábalos y el todopoderoso jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, han salido del Gobierno y los de Casado necesitan un nuevo oponente con el que avivar el debate.

Y es Félix Bolaños, el nuevo ministro de la Presidencia, el que tiene más papeletas. Mantiene con los populares una buena relación porque negoció con éxito la renovación de Radiotelevisión Española y estuvo a punto de cerrar un pacto para el CGPJ, pero, de los nuevos ministros, es el que más voltaje político tiene.

Gamarra ha estrenado los reproches del PP a Bolaños culpándole de que el primer confinamiento haya sido declarado inconstitucional bajo el paraguas del estado de alarma. "El responsable del decreto que ha sufrido este tremendo varapalo del Tribunal Constitucional es el recién nombrado Ministro de Presidencia", denunció en Twitter.

También la nueva portavoz, Isabel Rodríguez, y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, han recibido críticas del PP, en ambos casos debido a la posición de España ante la represión de protestas en Cuba y por la negativa del Gobierno a calificar de dictadura el régimen de Miguel Díaz-Canel.

Los populares creen en todo caso que, pese al verano, la remodelación del Gobierno y la recuperación económica -amenazada por la quinta ola del virus- Sánchez no será capaz de remontar en las encuestas y ven clave llegar a septiembre por encima de los socialistas en los sondeos.

A la vuelta del verano, el PP estará dejando atrás sus congresos provinciales y el plan de Génova es que su líder se mueva por todo el país. Que Casado pise calle para demostrar que Sánchez, "bunkerizado", no puede hacerlo, señalan desde la dirección.

Además, en el PP no preocupa que Vox intente tensarles de nuevo con una moción de censura a Sánchez. Casado no la presentará porque los números, repiten en el PP, sólo dan en las urnas, no en el Parlamento y en ningún caso el PP respaldará una moción de Santiago Abascal.

En octubre, el PP buscará que su convención nacional demuestre que Casado es la única alternativa a Sánchez. Expondrá su programa y el plan para reflotar España en sus primeros cien días en Moncloa. En los cursos de verano del PP europeo, Casado ya se ha rodeado de economistas y en la convención serán más los expertos que se acerquen al PP.

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El PP podría dar además un golpe de efecto en su convención o, al menos, en las mesas temáticas previas, si logran que Albert Rivera, que no acudirá al cónclave de Ciudadanos, se sume, una posibilidad que a día de hoy Génova mantiene abierta.

Un acercamiento simbólico de Rivera al PP podría aumentar, aún más, las fugas de Ciudadanos al PP, un goteo que continuará según anuncian los populares.