El presidente del PP, Pablo Casado, cierra este domingo la convención nacional de su partido en la plaza de toros de Valencia, donde pretende hacer una exhibición de fuerza, con más de 9.000 asistentes, que demuestre que la única alternativa viable a Pedro Sánchez es unir al centroderecha bajo las siglas del PP.

Junto a Casado intervendrán el líder del PP en la Comunitat Valenciana, Carlos Mazón, y su número dos, María José Català, además del primer ministro griego, Kyriaos Mitsotakis.

También estaba prevista la intervención del canciller de Austria, Sebastian Kurz, pero finalmente enviará un vídeo de apoyo ya que no podrá acudir a Valencia, como le comunicó anoche al presidente del PP en una conversación telefónica, debido a las negociaciones de su formación política para sacar adelante los presupuestos de su país, por lo que permanecerá en Viena.

Los populares quieren un lleno, o el lleno que permita la pandemia, para demostrar su poder de convocatoria, que no tenían hace tres años, cuando Casado asumió el liderazgo del partido tras la moción de censura a Mariano Rajoy.

También mostrarán en la plaza de toros su estrategia de absorción a Ciudadanos, iniciada con la fallida moción de censura de los naranjas en Murcia. Excargos naranja ahora en las filas del PP arroparán a Casado para mostrar el camino a los compañeros que aún se mantienen al lado de Inés Arrimadas.

A su derecha han logrado sumar en la convención al fundador de Vox Alejo Vidal-Quadras, que, aunque dijo sentir "estupor" por la "ceguera" del PP ante el Estado autonómico, donde ve el alimento del separatismo, en Valladolid dijo echar de menos al que fue su partido.

El líder de la oposición quiere salir de su convención nacional con el traje de candidato presidenciable y para ello todos los presidentes autonómicos del PP le han mostrado su respaldo explícito.

También le apoyó la madrileña Isabel Díaz Ayuso, que ayer se descartó como recambio a Casado, al decirle que tiene meridianamente claro que su sitio es Madrid. Explicitó así que no dará el salto a la política nacional con el que no se ha dejado de especular y que la dirigente y su equipo siempre han negado.

Casado también ha recogido en la última semana de convención la bendición de los expresidentes del Gobierno y del PP José María Aznar y Mariano Rajoy, que además le sugirieron una agenda de reformas concentradas sobre todo en lo económico, además de derogar lo que consideran "contrarreformas" de Sánchez.

"El otro día me recordaba una persona que cuando tú trabajabas conmigo, se despedía de mí y tú estabas al fondo del pasillo y yo le dije a esa persona: ese que está ahí al fondo, ese va a ser presidente de España", relató Aznar.

A los apoyos hay que sumar al polaco Donald Tusk, el portugués Jose Manuel Durao Barroso o al francés Nicolás Sarkozy, al que el PP invitó a su convención pese a la condena en su contra por corrupción, a la que sumó otra sentencia un día después de participar en el cónclave de los populares.

El PP ha restado importancia a la polémica con Sarkozy y también a la generada por las palabras del nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quien afirmó que "lo importante de unas elecciones no es que haya libertad en esas elecciones sino votar bien". Consideran el cónclave un éxito porque durante cinco días se ha informado sobre el partido.

Este domingo todo el partido se volcará en hacer piña con Casado, que en Valencia ha encontrado una plaza simbólica, vinculada a las mayorías absolutas del PP y también una oportunidad para impulsar a uno de los nuevos liderazgos de su partido, el de Carlos Mazón.

Entre los asistentes a la plaza de toros estará además el expresidente de la Generalitat Paco Camps, que vuelve a un acto del PP por primera vez en diez años, después de que se hayan resuelto a su favor la mayoría de las causas por las que ha estado imputado en los últimos años.