Con la crisis de gobierno de julio, muchos en el PSOE —y fuera de él— salieron escaldados. Ya todos saben que no valen las quinielas con Pedro Sánchez. El líder maneja sus tiempos, sus silencios, sus palabras. Consulta a sus íntimos, les escucha, pero decide él. Y ahora, a las puertas del 40º Congreso Federal, que arranca el próximo viernes, 15 de octubre, en Valencia, "solo él tiene toda la nueva ejecutiva en la cabeza", sostienen en su entorno. Como sucedió con el Ejecutivo.

A estas alturas, certezas hay pocas. Casi las premisas, los materiales con los que cimentará la nueva cúpula. Todavía muy vagos. Está componiendo una dirección profundamente renovada, mucho más corta —la saliente tiene 47 miembros, dos menos de los 49 iniciales, por las salidas de José Félix Tezanos y Beatriz Corredor— y de mayor carga política. Solo cuenta con dos nombres seguros. Dos personas de la máxima confianza del presidente que continuarán en sus puestos: Adriana Lastra como vicesecretaria general y Santos Cerdán como secretario de Organización. A la primera la confirmó Sánchez en una entrevista. No es, no obstante, poca cosa, porque ambos son las figuras claves y los que amasan y amasarán mayor poder. El círculo de absoluta confianza de Sánchez en el partido. Más allá de ellos dos, nada es seguro. "Nada", insisten todos los consultados.

Esa sensación de incertidumbre y expectación recorría la última reunión de la de la ejecutiva federal, el pasado viernes en Ferraz, a la que acudieron 39 miembros. El presidente visitó a las 8 de la mañana las instalaciones de Netflix con su co-CEO, Ted Sarandos, y después se dirigió hasta Ferraz. Solo tomaron la palabra la presidenta del partido, la exministra Cristina Narbona, y él mismo. Nadie más.

Sánchez repasó, "emocionado", según describían varios de los asistentes —y no es el estado natural de un dirigente habitualmente frío—, el camino recorrido hasta el presente. Cómo en esa misma sala donde se encontraba la dirección, la Ramón Rubial de Ferraz, el PSOE vivió aquel traumático y eterno comité federal del 1 de octubre de 2016, cinco años atrás, que acabó con su caída. "Aún están allí los espíritus", bromea una integrante de la dirección. Sánchez evocó la travesía en el desierto, cómo algunos hablaban entonces de la 'pasokización' del PSOE, tocado por Podemos y luego por Ciudadanos, y en cambio hoy es el primer partido de España y referente de la socialdemocracia europea (algo que recordó también este domingo en su mitin en Ponferrada, León).

Sánchez rememoró el viernes el recorrido de los últimos años, desde el aciago comité federal de 2016 hasta la resurrección de un partido que parecía agonizante

"Estuvo muy cariñoso y agradecido", resumían en Ferraz. El presidente fue interrumpido en varias ocasiones con aplausos, y también al rematar su discurso, tras el cual regresó a Moncloa para entrevistarse con el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg. La de la cúpula fue, pues, una reunión "con fuerte carga emotiva", sostuvo posteriormente en rueda de prensa Narbona. "Nos hemos encontrado después de cuatro años de trabajo, y ha sido una ocasión para agradecernos unos a otros", señaló las exministra. Su continuidad es duda.

"Poner las pilas" al partido

Ella, desde luego, no quiso contestar sobre su futuro, alegando que eso es una decisión exclusiva de Sánchez como líder del partido. "Por mi parte, [tengo que] decir que me siento muy honrada de haber ejercido esa responsabilidad estos cuatro años. Estaré allí donde el secretario general considere que puedo seguir contribuyendo al impulso de nuestro proyecto", concluyó, en una respuesta que podía entenderse como una despedida. Un nombre que suena para relevarla, desde hace meses, es el de la exvicepresidenta Carmen Calvo.

En Ferraz apuntan que el 40º Congreso forma parte de la misma secuencia, de la misma lógica, que inspiró la crisis de gobierno de julio

Sánchez no dio pistas de quién continuaría y quién no a su lado tras el 40º Congreso. Pero lo previsible es que acometa una remodelación profunda, como ocurrió en julio con su Gabinete. "Es lo que manda la lógica. Aquello fue lo importante, pero este paso forma parte de esa misma secuencia, ", apuntan en la sede federal. La pretensión es dotar de mayor peso a una dirección que tiene como principal cometido encarar el siguiente ciclo electoral. El de 2023, que tendrá como anticipo seguro las autonómicas andaluzas y tal vez las castellanoleonesas. El reto, lo afirmó Narbona, es "poner las pilas" al conjunto de la organización en todos los territorios.

Desde que el líder aterrizó en la Moncloa, el partido había entrado en una cierta atonía. Faltaba músculo. El secretario de Organización, una pieza clave en el engranaje socialista, había saltado al Gobierno. Era José Luis Ábalos. Él hizo descansar el día a día del aparato en el navarro Santos Cerdán. Ambos, al igual que Lastra, habían permanecido fieles a Sánchez desde su defenestración en 2016. Buena parte del equipo saltó a distintos puestos del nuevo Ejecutivo. Tras las segundas elecciones y la formación de la alianza con Unidas Podemos, el líder integró a algunos de sus ministros en la cúpula, para apuntalarla.

Pero el impulso se quedó corto. "Pedro no tiene perros de presa que le defiendan, está sin escudo. No tiene a Carmen, ni a José Luis [Ábalos]. Está Félix Bolaños, que es eficaz y que está en todo, pero que no tiene su perfil", arguyen en la sede federal. El camino obvio para robustecer la ejecutiva sería situar en ella a varios ministros, en cuyo caso Bolaños tendría todas las papeletas para entrar.

¿Habrá nuevo portavoz?

Sin embargo, en Ferraz advierten de que puede operar otra lógica: la del reparto de papeles y la no duplicación de funciones. Recuerdan lo sucedido con Lastra: ella perdió la portavocía en el Congreso para centrarse en sus labores de partido como número dos. Fue sucedida en la Cámara baja por el canario Héctor Gómez, mientras que en el Senado ascendía Eva Granados, viceprimera secretaria del PSC, que al haber sido recientemente nombrados continuarán en la dirección, aunque como miembros natos. En definitiva, que los ministros podrían, según esta segunda lectura, centrarse en su tarea en el Gabinete, y a lo sumo complementarla con una vocalía, sin responsabilidad de área, en el equipo entrante.

El partido quiere contraponer la regresión, el "bloqueo", la "parálisis" o la "confrontación" de derechas con el salto adelante que promueve Ejecutivo

Si Sánchez aplica la misma receta que en el Ejecutivo, refrescará su cúpula con nuevos perfiles apegados al terreno. Fue el hilo común de las ministras Isabel Rodríguez, Diana Morant, Pilar Alegría y Raquel Sánchez. Lo que está claro es que no atenderá a cuotas territoriales. Tampoco tiene favores que devolver, 'retribuir' a quienes le apoyaron en las durísimas primarias de 2017 con un puesto en la ejecutiva.

Aquel contexto explica que la cúpula se estirará hasta los 49 miembros y que solo integrara a Patxi López, además de al presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, con sitio nato en la dirección como coordinador del consejo político federal (antiguo consejo territorial). Ahora sí se espera una ejecutiva más reducida, compacta y operativa. Se desconoce si habrá nuevo portavoz, puesto que ocupó en 2017 el alcalde de Valladolid, Óscar Puente. Solo nominalmente, porque solo ejerció como tal muy pocos meses. Ahora ya es seguro que no repetirá porque será el próximo secretario provincial del partido.

Pero también se espera un nuevo gesto de cierre de las heridas internas. Ya lo practicó el presidente en julio, al fichar a dirigentes que habían apoyado a Susana Díaz y a Patxi López, y al colocar a su vera, como director de Gabinete, a Óscar López, pura sangre del PSOE y secretario de Organización de Alfredo Pérez Rubalcaba. Los cambios se tradujeron en una mayor coordinación partido-Gobierno, frente a la etapa de progresivo enfriamiento cuando era Iván Redondo quien pilotaba la sala de máquinas de la Moncloa.

El 40º Congreso servirá para mostrar la unidad total del partido. La que no fue posible en 2017 y la que Sánchez quiere que se convierta en un activo básico para afrontar un ciclo electoral más complejo y con un PP ya muy cerca. El partido quiere además grabar en la ciudadanía una disyuntiva: elegir entre la regresión, el "bloqueo", la "parálisis" o la "confrontación" que suponen las derechas y el salto adelante que promueve Ejecutivo. De ahí el lema elegido y que este domingo estrenó Sánchez en un mitin en Ponferrada: 'Avanzamos_'.

Homenaje a Rubalcaba y sin sitio por ahora para Ábalos

La escaleta del 40º Congreso ya está montada, a falta de cambios de última hora. El cónclave arranca el viernes 15 en la Fira de València con la reunión del consejo político federal. O sea, de Pedro Sánchez con sus barones y ministros. La primera foto de líderes territoriales y miembros del Ejecutivo tras la remodelación de julio. Se tratará de la exhibición del músculo socialista de hoy. Por la tarde, comenzarán las diversas mesas redondas, en las que se participarán ministros, miembros de la cúpula y barones. 'Avanzamos_' es el rótulo que las agrupa (y el lema del cónclave), y girarán en torno a distintos ejes: transformación digital, feminismo, España rural y reto demográfico (los tres paneles el viernes), Europa, nuevos derechos y libertades, ciencia y salud, políticas para la juventud y políticas de bienestar social (el sábado). En la primera jornada se cuenta con la participación de la alcaldesa de París y candidata socialista a la presidencia de Francia, Anne Hidalgo.


La actividad puramente congresual empezará el sábado, con la elección de la mesa del cónclave. Después, el secretario de Organización, Santos Cerdán, presentará el informe de gestión de la dirección saliente, y a continuación intervendrán Adriana Lastra, los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo Pepe Álvarez, y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González. Por la tarde comenzarán los trabajos en las comisiones, a puerta cerrada. Aquellas enmiendas que superen el 20% de apoyos pasarán a ser debatidas a plenario.


El domingo los 1.083 delegados (el 51% hombres, el 49%, mujeres) están llamados a votar los órganos federales (la ejecutiva, la comisión de ética y garantías y el tercio de miembros del comité federal). Después, la acción se desplazará al pabellón donde se celebrará el mitin final, de entrada libre, y al que podrán asistir miles de militantes y simpatizantes. Allí tendrá lugar el homenaje al fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba, se proclamarán los resultados de las votaciones y se presentará a los miembros de la ejecutiva. El broche lo pondrá el discurso del secretario general.


Zapatero intervendrá por duplicado: antes que González, en el plenario y en la mañana del sábado, y luego, a las 17 horas, en la mesa redonda sobre nuevos derechos y libertades, con los ministros Félix Bolaños y José Luis Escrivá, y Carmen Ávila de Manueles, diputada provincial en Salamanca y alcaldesa de Peñaranda de Bracamonte. Joaquín Almunia, ex secretario general del PSOE, discutirá sobre Europa con el titular de Exteriores, José Manuel Albares y la presidenta del grupo de los socialistas europeos, Iratxe García.


Por el momento, en la escaleta no tiene ningún hueco reservado José Luis Ábalos, caído por sorpresa (y no por voluntad propia) en la reestructuración de julio. El ex número tres del PSOE ha sido abruptamente apartado de escena. En cambio, su excompañera de Gabinete Carmen Calvo sí participa en la mesa de feminismo con la titular de Justicia, Pilar Llop; el presidente asturiano, Adrián Barbón, y la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón.