El PP fracasó en las expectativas en Castilla y León. Pero el PSOE también. Significativamente. No logra revalidar su condición de primera fuerza en la comunidad, como esperaba, y tiene cerradas las puertas de la Junta por otros cuatro años más, a añadir a los 35 ininterrumpidos de gobiernos conservadores. Los socialistas firman las urnas autonómicas del 13-F con un fiasco, pese a que en los últimos días se respiraba un ambiente de creciente optimismo. Una bajada de siete escaños respecto a 2019, la más importante tras el hundimiento esperado de Ciudadanos. En Ferraz, no obstante, quitaban valor a la caída evidente de Luis Tudanca, para cargar las tintas en un PP que fue el que "convocó las elecciones anticipadas" y que no cumple sus objetivos y que encima tendrá que depender de Vox, socio más incómodo que Ciudadanos. Pero el candidato, más realista y consciente de su batacazo, influido decisivamente por la irrupción de las plataformas locales, abrió ya la puerta de su salida: "Me he vaciado pero no ha sido suficiente. Otros vendrán que harán más, que harán que el cambio llegue a esta tierra".

El PSOE cosechó este domingo el 30,05% de los votos (más de 362.000 papeletas), con casi el 99, 32% escrutado. En 2019, Tudanca se colocó en el primer peldaño, con el 34,84% de los sufragios (479.917 apoyos). Es decir, que se deja casi 118.000 votos por el camino y 4,75 puntos. El descenso se percibe casi mejor en el número de procuradores: de los 35 obtenidos hace dos años y medio a solo 28 ahora. Siete menos, aunque a tres del PP, que no avanza ni una sola décima (de hecho, pierde 0,06 puntos), cede 55.000 votos y gana en cambio dos asientos en las Cortes respecto a la convocatoria anterior. Es decir, que la ventaja de los conservadores es de apenas 1,38 puntos y 16.600 papeletas. Los socialistas solo se impusieron en dos autonómicas en su historia, en 1983, en la única legislatura en la que pudieron gobernar, y en 2019, cuando no pudieron hacerse con las riendas de la Junta por la alianza del PP y Cs, rota el pasado diciembre de manera unilateral por el presidente regional, Alfonso Fernández Mañueco.

Tras estas elecciones autonómicas, el PSOE es el principal damnificado de la pujanza de la España Vaciada

No solo eso. En realidad, los dos miembros del Ejecutivo central, PSOE y Unidas Podemos, resultan penalizados por los electores. Porque la formación de Pedro Sánchez cede siete diputados, pero los morados pierden el 50% de su representación: uno de sus dos escaños, por los 10 que tuvo Podemos y otro más IU en 2015.

Los socialistas ganaron en 2019 en todas las provincias, salvo Ávila y Salamanca. Este 13-F, vencieron en las tres más pobladas (Valladolid, León y Burgos) y en Palencia. En Burgos fue en el único territorio donde lograron imponerse también en diputados. Sufren el gran bocado en Soria: hace dos años, sentaron a tres procuradores, por dos del PP, pero tras estas autonómicas es el principal damnificado de la pujanza de la España Vaciada. Soria ¡Ya! entra en las Cortes con tres diputados, con el 42,57% de las papeletas (y rozando el 50% en la capital, que gobierna el socialista Carlos Martínez), y deja al PSOE con un solo representante.

En León, también destacó el mal desempeño de Tudanca: pasa de seis a cuatro asientos en el Parlamento autonómico, mientras que Unión del Pueblo Leonés (UPL) salta de uno a tres escaños. Los socialistas también ceden un procurador en Salamanca, Valladolid y Segovia.

Precisamente fuentes de Ferraz explicaban que el "golpe" a su candidato se debía a que no contaron con la atomización del voto. "Es evidente que nos ha penalizado la fragmentación de las candidaturas locales", reconocía desde la sede federal la vicesecretaria general, Adriana Lastra. Los siete asientos que retrocede el PSOE en las Cortes son justo los que suman las plataformas UPL (3), Soria ¡Ya! (3) y Por Ávila (1).

Un activo tras siete años

El amargo 13-F puede cobrarse la cabeza de Tudanca. Desde Valladolid, emocionado, no ocultó la decepción por los datos: "Sé que no es la noche que esperábamos y que no es el momento por el que tanto hemos trabajado. Esta tierra ha hablado y la gente siempre es soberana. Castilla y León ha hablado y ha decidido". Pero cuando siguió avanzando en su discurso, sin preguntas, deslizó que tiene la maleta lista si es necesario: "Lo he dado absolutamente todo, me he vaciado trabajando por esta tierra a la que tanto quiero. Me he vaciado pero no ha sido suficiente. Otros vendrán que harán más y que harán, por supuesto, que el cambio llegue a esta tierra porque esta tierra lo merece".

Sus palabras sabían a despedida. En Ferraz contaban que habían hablado con él y que serán los órganos de dirección los que decidan su futuro, y que en todo caso el foco debía recaer sobre el PP, por fracasar en su estrategia y no lograr replicar la gesta de Isabel Díaz Ayuso. Sí le reconocían como un activo para el partido tras siete años al frente de la federación castellanoleonesa. "Vamos a esperar. Luis es así", señalaba a este diario un alto mando regional, que confiaba en que el paso de las horas y la presión de sus compañeros convenza al candidato de que ha de aguantar. Y es que el panorama de la gobernabilidad tampoco está despejado, porque Vox pide entrar en el Ejecutivo y el PP pretende resistirse y abrir juego con Soria ¡Ya! (3 escaños), Ciudadanos (1) y Por Ávila (1).

Lastra y Tudanca, desde Madrid y Valladolid, sí coincidieron en cargar sobre el PP la responsabilidad del enorme crecimiento de la ultraderecha. "Buscaban el efecto Ayuso y se han encontrado el efecto Vox", subrayó la número dos del PSOE, también en una declaración sin preguntas en la que prometió que su partido velará por la salvaguarda de los derechos y libertades que el PP va a "sacrificar" por su dependencia de Santiago Abascal. "Después de que Cs cerrara la puerta al cambio [en 2019], ahora el PP ha abierto las puertas de par en par a Vox", denunció el líder regional. "¿Merecía la pena? Desde luego, parecía que no".

Por debajo del resultado de generales

La vicesecretaria calificó de "rotundo fracaso" la "apuesta personal" de Pablo Casado y Alfonso Fernández Mañueco, ya que ambos buscaban la mayoría absoluta y se han quedado muy lejos, a diez escaños. "Quisieron todo el poder, pero solo han conseguido hacer más poderosa a la extrema derecha y eso es algo que afecta a todos los españoles. El PP gobernaba con Ciudadanos, ahora gobernará con Vox". Y eso, continuó, es fruto de la "irresponsabilidad" de líder del PP con unos comicios que dejan a la comunidad "en una situación peor a la que estaba", al abrir las puertas de la Junta a Vox.

En el equipo del jefe del Ejecutivo se preguntaban asimismo por la utilidad de las plataformas locales, ya que Soria ¡Ya!, UPL o Por Ávila serán difícilmente decisivas, ya que la gobernabilidad recaerá presumiblemente (eso cree el PSOE) en la ultraderecha. Lo que sí tienen claro en la cúpula es que de ningún modo se abstendrán para facilitar la investidura de Mañueco, ya que fue él quien llamó a las urnas y quien se ha llevado un correctivo de los electores.

En Ferraz rechazan (lo hicieron desde el principio) que el fuerte retroceso en Castilla y León tenga una lectura nacional. Recordaban que Tudanca ha obtenido más del 30% de los votos. Y concluyen que si el PSOE cosecha ese volumen de apoyos en un feudo clásico de la derecha durante décadas, difícilmente estará por debajo del 26% de votos en toda España en unas generales. Sin embargo, en las últimas legislativas, las del 10-N de 2019, el PSOE obtuvo en Castilla y León el 31,27%, algo más de un punto que este domingo.

Los socialistas consideran que, no obstante, las urnas del 13-F "van a movilizar a todo el mundo". Es decir, que ayudarán a activar al electorado de izquierdas, en primer lugar de cara a la siguiente convocatoria, Andalucía. "Esto, de hecho, va a servir a Juanma Moreno para darle una pensada", indicaban en la cúpula de Sánchez, advirtiendo por tanto de que el presidente de la Junta puede sentirse compelido a llevar la legislatura a término, hasta el otoño, a la vista del decepcionante resultado de Mañueco.

A Sánchez no se le vio por el cuartel general. No era extraño: siempre sigue desde la Moncloa las noches electorales de los procesos autonómicos. Sí estaban allí sus números dos y tres, Adriana Lastra y Santos Cerdán; los ministros Félix Bolaños, María Jesús Montero e Isabel Rodríguez, y varios miembros de la ejecutiva, como Felipe Sicilia (portavoz), Javier Izquierdo (Estrategia y Acción Electoral), Andrea Fernández (Igualdad), Hana Jalloul (Política Internacional) o Víctor Gutiérrez (LGTBI).

Al final, el 13-F no fue un win-win para el PSOE. La digestión será más amarga y pesada de lo previsto. Con la duda sobre el futuro de Tudanca y la constatación de la fragilidad del Gobierno.