La visita de presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este jueves a Rabat, para mantener un encuentro con Mohamed VI, es el primer acto oficial del reinicio de las relaciones entre España Marruecos después de 15 meses de crisis. Técnicamente se suele situar el comienzo de esta ruptura el 18 de mayo del año pasado, cuando el reino aluí retiró a su embajadora en Madrid, Karima Benyaich, en protesta por que el Ejecutivo accedió a atender en un hospital de Logroño al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.

Pero en realidad la hostilidad marroquí comenzó un 10 de diciembre de 2020 cuando el Gobierno no hizo ningún gesto favorable al reconocimiento de Donald Trump a la marroquinidad del Sáhara Occidental. Sólo después de que Sánchez haya mostrado su respaldo al plan de autonomía de Marruecos para este territorio ha sido posible superar las desavenencias. Aún así, entre ambos países persisten varios focos de potencial conflicto. Estos son los puntos calientes del viaje a Rabat, que también incluye al ministro de Exteriores, José Manuel Albares.

Apertura de fronteras

Marruecos mantiene cerradas las fronteras con Ceuta y Melilla desde el comienzo de la pandemia. A pesar de la vacunación y el descenso de los contagios, no ha sido posible reabrirlas. El país africano lo ha utilizado como elemento de presión contra España, una decisión que ha dañado la economía de las dos ciudades autónomas y de las propias localidades marroquíes colindantes. Éste es uno de los asuntos relevantes para España. El Gobierno quiere que en esta visita se cierre el restablecimiento, de forma controlada, de la circulación de personas y bienes entre los dos países. En el seno del Ejecutivo se ha formado un grupo interministerial para plantear escenarios y opciones de la reapertura de fronteras, incluido un protocolo que defina el criterio de entrada en territorio español y asegure un tráfico seguro y fluido. Marruecos se quejaba de que nuestro país fallaba en la inspección de mercancías entrantes y salientes.

Operación Paso del Estrecho

Se espera también que del encuentro salga el plan definitivo para retomar la Operación Paso del Estrecho, que regula el tránsito de miles de inmigrantes marroquíes que trabajan en Europa y regresan de vacaciones a su país, a través de los puertos de Algeciras, Almería y Tarifa. Como adelantó este diario, los Ministerios de Transportes e Interior ya trabajan en ello desde que se conoció hace unas semanas la carta de Sánchez a Mohamed VI en la que se reconocía "la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver el diferendo", que ha permitido sortear la crisis.

La Operación Paso del Estrecho, lleva dos veranos suspendida por decisión de Marruecos. En 2019 supuso el desplazamiento de 3,3 millones de personas por la península y de 760.215 vehículos. Su cancelación, también como represalia contra nuestro país, ha supuesto grandes pérdidas para los puertos españoles. España también quiere la normalización completa de las conexiones marítimas. A principios de marzo se retomaron los vuelos entre ambos países y poco después las repatriaciones de inmigrantes.

Los puntos calientes del viaje del presidente del Gobierno a Marruecos EFE

Ceuta y Melilla

El Gobierno pretende reforzar el compromiso del Estado con Ceuta y Melilla y con este objetivo la nueva Estrategia de Seguridad Nacional prevé un Plan Integral de Seguridad para Ceuta y Melilla. "Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, por su localización geográfica en el continente africano y por la especificidad de su frontera española y europea, requieren de una especial atención por parte de la Administración General del Estado para garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos", señala el informe.

En su comparecencia en el Congreso, para abordar el giro en el conflicto del Sáhara, el presidente del Gobierno citó explícitamente estos dos planes especiales como parte de la "hoja de ruta" que consolida la "nueva relación" con Marruecos. El Ejecutivo invertirá en ellos dinero de los presupuestos y de los fondos europeos de recuperación. Pero pueden estas acciones pueden suponer roces con Marruecos.

La integridad territorial

Es un concepto que España ha peleado mucho durante los largos meses de negociación con Rabat para recuperar la relación bilateral. El Ejecutivo español teme, de manera muy fundada, que si Marruecos logra hacerse con el Sáhara Occidental su siguiente objetivo sea Ceuta y Melilla, y convierta esta reclamación territorial en una nueva cuestión identitaria. Por eso se ha intentado blindar a las dos ciudades en el acuerdo con el reino alauí para poner fin a la crisis diplomática. La carta que Sánchez envió a Mohamed VI incluía la referencia a la "integridad territorial".

En ella apuntaba a su "determinación para afrontar juntos los desafíos comunes, especialmente la cooperación de la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo y el Atlántico, con un espíritu de total colaboración", lo que significa que ambos países se coordinarán en todos estos temas, de vital importancia para nuestro país. "Todas estas acciones se llevarán a cabo con el objetivo de garantizar la estabilidad y la integridad territorial de los dos países", subrayaba. El anhelo del Gobierno es que haya un compromiso explícito por escrito, aunque lo consideran verbalmente conseguido.

Los puntos calientes del viaje del presidente del Gobierno a Marruecos. EFE

Fin del chantaje con la inmigración

El Ejecutivo pretende que a partir de ahora Marruecos deje de chantajear a España con el envío de inmigrantes. Lo ha hecho de manera explícita, como sucedió en mayo pasado en Ceuta, cuando dejó de controlar la frontera y permitió que miles de marroquíes, muchos de ellos niños, llegaran a nado a esta ciudad autónoma. O más disimulada, con el aumento de pateras a Canarias desde principios de 2020 porque España no secundó el cambio de postura de Trump. O a principios del mes pasado, cuando a punto de culminarse las negociaciones entre ambos países, se produjeron varias saltos multitudinarios a la valla de Melilla que no son posibles si sus agentes fronterizos hacen la vista gorda.

Esta petición la formuló también el jefe del Ejecutivo en la misiva al rey marroquí. “Nuestro objetivo es construir una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo y los acuerdos firmados por ambas partes y absteniéndose de cualquier acción unilateral, estando a la altura de la importancia de todo lo que compartimos”, aseguró. Ahora resta ver en qué quedan todas las reclamaciones de España tras el viaje de Sánchez a Rabat.