La segunda vuelta de las elecciones presidenciales es una fecha crucial para Europa. Cinco años después Emmanuel Macron se enfrenta otra vez a Marine Le Pen pero lo hace con menos atractivo y capital político y una guerra en Ucrania que ha abierto un nuevo tiempo en el viejo continente. En la UE preocupa que el conflicto genere un mayor crecimiento de la ultraderecha. El propio presidente del GobiernoPedro Sánchez, hizo partícipe de esta inquietud al nuevo líder del PPAlberto Núñez Feijóo, en su primer encuentro en La Moncloa.

Tal y como publica El Periódico de España, el Ejecutivo confía en la victoria de Macron y en que el comienzo de su segundo mandato liquide la oposición gala a la conexión de gas entre España y Francia, el proyecto conocido como MidCat. Desechado en 2019 por los organismos reguladores de ambos países por su alto coste, un año después la Comisión Europea dejó de considerar esta infraestructura como prioritaria. La invasión rusa de Ucrania lo ha resucitado como una de las vías para sustituir la alta subordinación europea al gas de Moscú. Y el Gobierno ha variado su rechazo inicial para impulsar este gasoducto y buscar la financiación de la UE.

El interés alemán

Distintas fuentes del Ejecutivo consultadas por El Periódico de España apuntan a que Francia "hará una reflexión", una vez que pasen las presidenciales, y dejará de rechazar el MidCat, que enlazaría la tubería de gas desde Hostalric (Girona) hasta la localidad francesa de Barbaira. Esto es algo que se sostiene también en algunas embajadas europeas.

La anhelada interconexión ya no es un asunto que interese sólo a España sino a toda la UE. Pero una fuente española del Gobierno va un poco más allá y pronostica que París "cederá" porque, explica, uno de los países más interesados en ese gasoducto es Alemania, con una dependencia del gas ruso que alcanza el 60%.

Recientemente, en una entrevista en La Vanguardia, el embajador de la República Federal de Alemania en España, Wolfang Dold, declaró que su gobierno respaldaba el Midcat y desveló que están "hablando con Francia y con España sobre este asunto". Esta "presión", apuntan en el Ejecutivo, hará que "los alemanes les doblen la mano a los franceses". Esa es la previsión, a falta del resultado del próximo 24 de abril. Aunque toda Europa teme una victoria de Le Pen no se espera que finalmente ocurra.

El rechazo francés

No obstante, hace menos de un mes, fuentes de la Commission de Régulation de l'Énergie (CRE), consultadas por este diario, se mantenían firmes en que ante "la crisis actual, en el corto plazo, obviamente, MidCat no es una solución, ya que sería imposible prever la puesta en marcha antes de 2030". Esta es la postura oficial francesa. Otras fuentes galas resaltaban también que el proyecto no cuenta con el apoyo de la opinión pública en Francia, un país con gran tradición ecologista, y que genera rechazo en las localidades fronterizas, que se verían afectadas por la infraestructura. Un escollo que obviamente sería menor después de las elecciones.

Es cierto que el MidCat no es la panacea para los problemas energéticos de la UE, pero Alemania sí lo considera una parte más de la solución porque incrementa las opciones para su abastecimiento. Además, el proyecto se ha diversificado para que transporte no solo gas, también una energía limpia como es el hidrógeno verde. Una propuesta defendida por el Gobierno español y que respalda el Ejecutivo de Olaf Scholz.

La ventaja de regasificar

Alemania dispondría así de la alternativa que supone Italia (el segundo país de la UE más dependiente del gas ruso), que sí está conectado con el norte de Europa a través de Suiza, Austria y Eslovenia, y del MidCat. El gasoducto de los Pirineos podría servir para enviar gas procedente de Argelia, el volumen que la tubería permita, pero también para transportar el que se pueda regasificar en nuestro país, ya que hay siete plantas para reconvertir el gas licuado, comprado por los 27 en los mercados internacionales y que llegaría en barco hasta los puertos españoles. España representa casi el 30% de la capacidad de regasificación de toda Europa.

Esta es la ventaja de España sobre Italia, en un momento de deterioro de las relaciones entre Madrid y Argel como consecuencia del respaldo del Gobierno al plan autonomista de Marruecos para el Sáhara Occidental, que ha logrado desencallar la crisis diplomática con el reino alauí. Es un hecho que el acercamiento a Rabat ha tenido el indeseable efecto de contrariar a Argelia, que ha retirado su embajador en Madrid, y queda la duda de si se podría haber gestionado mejor. Los argelinos ya han anunciado que subirán el coste del gas español, pero desde el Ejecutivo se circunscribe a la negociación entre este país y los operadores privados españoles de energía y a la adecuación de los precios a los mercados internacionales.

Se niega además que el acercamiento entre Italia y Argelia esté directamente vinculado a España. Italia, señalan en el Gobierno , "consume más del doble de gas natural que nosotros porque no tienen renovables, dependen del gas ruso y la italiana ENI y la argelina Sonatrach son socios también en la extracción de los yacimientos, algo que no sucede con la española Naturgy".

En cualquiera caso, España no teme por la llegada de gas argelino y confía en que un proyecto como el MidCat, que según los cálculos del Ejecutivo podría estar listo en dos o tres años, también favorecería las compras europeas de este recurso en el país africano y, a la vez, permitiría enviar el gas regasificado en las plantas españolas. Es un proyecto, insisten, que ha dejado de ser un deseo o una oportunidad para España para tener interés en toda la UE y sobre todo en Alemania.