La Comisión Europea por fin ha dado su visto bueno al mecanismo especial con el que España y Portugal pretenden poner un precio máximo al gas que se utiliza para generar electricidad para con ello conseguir bajar el recibo de luz de millones de clientes domésticos e industriales.

Los gobiernos ibéricos ya cuentan con el aval comunitario para poner en pie el nuevo sistema con el objetivo de bajar entre un 15 y un 20% el recibo de luz de aquellos cuyo precio depende de cómo evolucione el mercado mayorista de la electricidad (los 10 millones de hogares con tarifa regulada y el 70% de los clientes industriales que acuden al mercado a comprar la electricidad que necesitan).

El proceso de estudio en Bruselas se ha alargado más de lo previsto, pero en el caso español llega justo a tiempo para contar con el aval de la Comisión Europea antes de que se debata en el Congreso de los Diputados este jueves la convalidación del decreto aprobado por el Gobierno para poner en marcha el tope al gas.

El Partido Popular había mostrado sus dudas sobre dar apoyo parlamentario al decreto cuando ni siquiera había sido aún aprobado por la Comisión Europea. Y ahora el Gobierno utiliza el aval conseguido de Bruselas para meter presión y retar a los populares a que apoyen el decreto y respalden su convalidación tras quedarse sin esa excusa.

"El presidente del Partido Popular planteaba dudas sobre la conveniencia de su respaldo por la ausencia del aval de la Comisión Europea, pero confío en que ahora que sabe que ha sido autorizado y cuenta con el aval el PP respalde mañana su convalidación", ha subrayado la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en un encuentro con medios de comunicación tras conocerse la aprobación por parte de la Comisión Europea.

Tras el ok de Bruselas, España y Portugal ya podrán aplicar de manera efectiva su plan para poner un tope al precio del gas que se utiliza para generar electricidad y conseguir con ello contener las subidas del recibo de la luz de millones de hogares y empresas. Poniendo un precio máximo al gas que se utiliza para producir electricidad (de 48,8 euros por MWh de media durante un año, frente a los 80 euros de los últimos meses) se conseguirá rebajar la cotización del conjunto del mercado eléctrico.

Pero se seguirá pagando a su precio real (y alto) la electricidad que se produzca con centrales de gas, que reflejarán en sus costes de generación los precios elevados del gas natural. Así que a las compañías eléctricas con centrales de gas hay que pagarles una suerte de compensación, esa diferencia de precio para que se cubran sus costes reales, que se calcula que implicará una compensación será de 6.300 millones en el caso español y de 2.100 millones para el mercado portugués que pagarán en sus recibos los consumidores que se benefician directamente de la medida.