Aunque en cada cita electoral la sensación es que Ciudadanos se va desangrando poco a pocoel hundimiento en Andalucía después de este 19 de junio (de 21 escaños pasa a cero y se deja por el camino más de medio millón de votantes) deja al partido en un estado de descomposición casi total. 

En este momento, según publica este lunes El Periódico de España, la única referencia en un Gobierno de peso es Begoña Villacís, la vicealcaldesa del Ayuntamiento de Madrid, además de alguna alcaldía en provincias más pequeñas como Badajoz o Palencia, y municipios en la Comunidad de Madrid (Alcobendas y Valdemoro). El grupo parlamentario del Congreso (con nueve diputados tras la marcha de uno de ellos al Grupo Mixto) se mantiene como el principal tesoro de oposición desde el que Inés Arrimadas seguirá teniendo voz, al menos lo que queda de legislatura.

Por el camino han ido cayendo los gobiernos de coalición con el PP (Madrid fue el claro ejemplo, con una relación pésima entre los socios que llevó a Isabel Díaz Ayuso a arrasar con los votantes naranjas el año pasado; y en Castilla y León, donde también el popular Alfonso Fernández Mañueco rompió su acuerdo con Pago Igea, que consiguió resistir como procurador en el adelanto electoral de febrero). El Ejecutivo andaluz es con diferencia el que mejor salud ha tenido hasta el último momento. Prueba de ello es que Moreno no cesó a ninguno de sus consejeros, tampoco a Juan Marín como vicepresidente, con la convocatoria electoral.

Marín anunció en la noche del domingo su dimisión asumiendo la responsabilidad del desastre electoral. Pero, cargos consultados por este diario aseguran que él “no es el único responsable” de la debacle y que la situación de Ciudadanos no es ya comprometida, sino que se asoma al abismo sin que parezca haber remedio. “Aquí ya no queda nadie. Esto es un desastre”, reconocen en plena resaca electoral. 

La ejecutiva naranja se reúne este lunes en la sede nacional y Arrimadas ya ha dejado claro que pretende aguantar el ciclo electoral que viene: “Gracias a los más de 120.000 andaluces que siguen confiando en el proyecto liberal, que debemos reimpulsar entre todos”, escribió en Twitter.

Ciudadanos tenía serias aspiraciones de entrar en el Parlamento andaluz. Sus cálculos eran tres escaños (Sevilla, Málaga y Cádiz) e incluso creían poder pelear por el de Córdoba y Granada. Las previsiones del PP coincidían en los tres primeros diputados, incluso Moreno lo dijo en una entrevista en el cierre de la campaña. Los populares sabían que obtendrían una victoria muy fuerte, pero la prudencia imperó hasta el último momento. Y si por sí solos no lograban alcanzar la mayoría absoluta, la idea era sumar esos tres escaños de Ciudadanos como si fueran un solo bloque para firmar los 55.

Pero el PP superó sus propias expectativas y consolidó una “mayoría absolutísima” (según el término acuñado por Alberto Núñez Feijóo hace días) llegando a los 58 diputados. Y Ciudadanos se quedó en la nada, dejándose 15 puntos con respecto a 2018 cuando aún bajo la batuta de Albert Rivera el partido naranja consiguió entrar en su primer Gobierno autonómico. 

En Sevilla, por ejemplo, los naranjas se quedaron en un 3,8% del voto frente a más del 17% que lograron hace cuatro años. En Málaga el caso es todavía más sangrante: este domingo apenas cosecharon el 3,6% de los apoyos cuando en 2018 rozaron el 20% de los votos. Y en Cádiz, que superaron la barrera del 20% en aquel momento contaron en esta ocasión con el 3,8% de las papeletas. En ninguna provincia fue posible obtener representación.

Y con estos datos en la mano, todas las miradas se dirigen ahora a Inés Arrimadas aunque en el partido ven difícil que haya “decisiones trascendentales”. La presidenta siempre ha trasladado a sus cargos que no tiene intención de “aferrarse” al cargo pero, al mismo tiempo, en su equipo más cercano tienen diseñada una estrategia para intentar sobrevivir siguiendo el caso de los liberales alemanes (desaparecieron del Bundestag y ahora han vuelto a seguir decisivos para la formación de Gobierno). Y, en ese sentido, aseguran a este diario que la intención es “aguantar” todo el ciclo electoral que viene.

En el partido sí hay dirigentes de peso que reconocen los “muchos errores” que se han cometido en la etapa de Arrimadas, aunque la espinita verdadera sigue clavada por la moción de censura de Murcia que desató un nuevo tiempo político. Desde ese momento y con la excepción de Castilla y León (en plena crisis salvaje del PP y la caída de Pablo Casado) el PP no ha dejado de crecer. 

"O matábamos al PP o nos mataba"

En este momento de descomposición, además de una reflexión sobre los errores cometidos, en la formación siguen discutiendo algunas elecciones de Arrimadas en su equipo más cercano, poniendo en duda que la compañía de la líder esté sumando al rearme del partido. 

Y entre las reflexiones actuales está también la de que Ciudadanos no ha sobrevivido a las coaliciones del PP, que ha conseguido capitalizar todos los éxitos. Por eso, algunos cargos que criticaron algún posicionamiento de Rivera en 2019, también admiten que la obsesión del antiguo líder por dar el sorpaso y ocupar el espacio del PP tenía sentido porque si no, “el PP acabaría con nosotros, nos mataría, como está pasando”.