Con 166 de los votos presentes a favor, 153 en contra y 14 abstenciones, la Ley de Memoria Democrática ha pasado su última prueba en el Congreso, y tiene ya vía libre para su escala en el Senado, en una jornada en la que las fuerzas de la derecha han mostrado una encendida oposición al nuevo articulado. Han sido en total 173 votos afirmativos, 159 en contra y las mencionadas 14 abstenciones, entre las que se encuentran las anunciadas por Esquerra Republicana.

En las últimas intervenciones de los grupos parlamentarios sobre el proyecto ha quedado constatada una utilidad complementaria que tiene la presencia de Bildu entre sus apoyos: permite a la oposición de derechas hablar de ETA y sus crímenes, en vez de hablar de los desaparecidos y cautivos del franquismo. 

Mientras el Gobierno y la mayoría de la izquierda parlamentaria lanzaban sus últimos argumentos en defensa del articulado, Partido Popular y Ciudadanos han agitado el recuerdo de ETA, agitando los populares la movilización de las víctimas del terrorismo que se organizan en su órbita. Tanto, que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, se ha visto obligado a salir al paso desde el atril: "Este Gobierno está siempre con todas las víctimas, con todas, arropándolas y ayudándolas, y no tratando de utilizarlas".

Ha sostenido el ministro Bolaños que "esta ley hace a España más humanitaria", y ha enfatizado: "La ley de Memoria dice lo que dice, y no dice lo que algunos dicen que dice".

Reunión con víctimas

Mientras la nueva Ley de Memoria entraba en el carril final de su tramitación en la Cámara Baja, el Partido Popular recurría a las víctimas del terrorismo como nuevo parapeto contra el proyecto. Fue al tiempo que comenzaba el debate acerca del dictamen sobre el articulado. Sin dejar entrar a la prensa, el PP convocó a 19 asociaciones de víctimas del terrorismo -la mayoría ramas regionales de una sola, la AVT- y las metía en una sala de la Cámara para “reivindicar el espíritu de Ermua“, dice una nota que ha distribuido el partido, que no oculta, sino relata, que han hecho coincidir este acto con la celebración del debate sobre la ley de Memoria. 

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, reunieron a 18 asociaciones de víctimas del terrorismo en una sala del Congreso.

Fuera, en el patio del Congreso, protestaba el exlendakari socialista Patxi López: “El PP las manipula. ¿Qué tiene que ver la Ley de Memoria con las víctimas de ETA? ¡Tiene que ver con la Guerra Civil y la dictadura, punto!”. López recordaba que “el impulso del PSOE” dio a luz a Ley de Víctimas del Terrorismo y al Centro Memorial de Víctimas, que desde junio de 2021 esparce su dolorida didáctica desde Vitoria.

Dentro, en el hemiciclo, el grupo popular encargó la explicación y defensa de su oposición frontal a la ley, a Jaime Mateu Istúriz, hijo y hermano de asesinados por ETA, que ha recordado ese trágico rasgo biográfico al comienzo de su intervención.

Ha dicho Istúriz que “esta ley será llamada ley Bildu o ley de la memoria totalitaria”. Solo la admisión de una enmienda propuesta por Bildu -la que extiende el periodo de revisión hasta 1983- “es suficiente para rechazarla”. O sea, “no se puede permitir que los testaferros del terrorismo escriban la historia de sus víctimas”, ha argumentado.

Istúriz ha terminado advirtiendo: “Como esta ley provoca profunda repugnancia, cuando llegue a la presidencia don Alberto Núñez Feijóo por supuesto la derogaremos, y con gran alborozo”. 

Apoyo con peros

El líder de Más País, Íñigo Errejón, ha reprochado a los populares: "Llevan toda una semana de declaraciones para la confusión y para la manipulación. Vamos a dejar clara una cosa: ¡Esta no es una ley ni una discusión sobre las víctimas de ETA!".

El apoyo indirecto, retirando su negativa y pasando a la abstención, de Esquerra Republicana hace posible la tramitación de la ley, pero los republicanos han dedicado buena parte de su intervención a mostrar carencias en el articulado. "Esta ley continúa quedándose muy lejos de lo que debería ser una reparación justa", ha sentenciado la diputada Carolina Telechea.

Recordando a Salvador Puig Antich, su ejecución a garrote y sus palabras finales, ha opinado que, en la Transición, "legalizaron al fascismo en vez de derrotarlo", y ha avisado de que "el día que se haga justicia de verdad, la ley tendrá el sello de calidad de Esquerra Republicana".

El ministro Félix Bolaños habla por teléfono en el patio del Congreso antes de intervenir en defensa de la Ley de Memoria Democrática. EP

En pasillos, el diputado del PDeCAT Sergi Miquel ha explicado su voto favorable reivindicado la aportación de su partido a la edificación de la ley mediante enmiendas que han blindado las competencias autonómicas en materia de Memoria, y un "reconocimiento como víctimas de las instituciones de autogobierno catalanas y vascas".

A este trámite final, en plena cola del debate sobre el estado de la nación, asistían desde la tribuna de invitados del Congreso figuras del movimiento memorialista como el abogado Eduardo Ranz. En opinión del letrado que consiguió la primera sentencia favorable a una exhumación particular en el Valle de los Caídos -la de los hermanos Lapeña-, hoy se introducía confusión mezclando en el debate a los damnificados por ETA: "Las víctimas del terrorismo siempre han visto reconocidos sus derechos, han recibido la respuesta de los gobiernos condenando los ataques y honrando su memoria -dice a este diario-. Sin embargo la derecha crea una cortina de humo usando a quienes ya no pueden defenderse en base a un comité de derechos humanos que hoy no existe".

Se respiraba indignación entre los invitados. "La derecha nos habla de concordia, pero concordia significa tratados, acuerdos. Las víctimas del franquismo han teniendo voz solo en dos ocasiones, 2007 y 2022, concretamente con las leyes de memoria".

Estaban en la misma zona el dirigente comunista Víctor Díaz Cardiel, encarcelado por el franquismo a quien ha saludado su compañera de partido y vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz. Y estaba también Nelia Camacho, hija del sindicalista Marcelino Camacho, a quien, siendo niña, visitaba en la cárcel de la dictadura.

Desde sus asientos han oído al diputado sevillano de Vox Francisco José Contreras reivindicar los fastos que organizó el franquismo en 1964 para celebrar "veinticinco años de paz y prosperidad", y el recinto funerario del valle de Cuelgamuros como "monumento al hermanamiento de los caídos de ambos bandos".