El Gobierno ha recibido con satisfacción pero también con cierta prevención que por primera vez Francia se abre a apoyar el MidCat, el gasoducto de los Pirineos. Hay expectación ante la decisión final por la sospecha de que, si acaba respaldándolo, es porque a Emmanuel Macron no le ha quedado más remedio. La capacidad de sus centrales nucleares, que son su principal fuente de abastecimiento, ha caído en picado y sus reservas galas de gas pueden no ser suficientes para aguantar una guerra prolongada, sin combustible ruso. A estas circunstancias atribuye España el primer gesto francés a favor del MidCat, después de que este martes el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, insistieran conjuntamente en la necesidad de acelerar la interconexión entre la península y el resto de Europa.

En España se han aplaudido las palabras del ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, tras la comparecencia de Sánchez y Scholz, en las que aseguró que Francia iba a "examinar" el proyecto del MidCat porque, dijo, se lo habían pedido dos "amigos" pero el Gobierno no se lleva a engaño. La presión de España y Alemania ha sido perenne, prácticamente desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, y sólo ahora Macron parece dispuesto a ceder.

Fuentes gubernamentales consultadas por EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, medio del grupo Prensa Ibérica al que también pertenece este diario, vinculan el cambio de postura a su situación interna. Francia vive su propia tormenta perfecta, con problemas muy particulares que no afectan a otros países europeos, y se expone a que los estragos de la crisis energética sean en su caso mayores. El modelo energético francés se basa en su enorme dependencia de la producción de sus centrales nucleares, que cubren en torno al 70% de su demanda eléctrica. Pero su producción nuclear se ha desplomado por el parón de la mayoría de los reactores. 

Actualmente, están parados 32 de los 56 reactores con los que cuenta el país vecino por trabajos de mantenimiento y revisión, dificultades con el desgaste de los materiales y también por el obstáculo que ha supuesto mantener la temperatura de las centrales con la sequía y el bajo caudal de algunos de los ríos del país. Y no hay visos de una solución rápida y que haya una reactivación masiva de sus nucleares. 

Es este contexto lo que habría favorecido que, tras un rechazo pertinaz, ahora valoren el impulso al gasoducto desde Cataluña, según la visión gubernamental. Que lo pida Alemania también es muy importante, pero lleva haciéndolo desde hace meses, al igual que el Ejecutivo español, sin lograr ninguna reacción. Ahora el Gobierno tiene la certeza de que Francia lo va a estudiar y que las declaraciones de Le Maire tienen un significado real.

El presidente francés, Emmanuel Macron, en una ceremonia en Francia en mayo de 2022. Reuters

El anuncio francés va en serio

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha participado durante dos días en Praga en una reunión con sus homólogos de la UE y ha aprovechado para mantener varios encuentros bilaterales, entre ellos con la ministra francesa, Catherine Colonna y el italiano, Luigi di Maio, en los que se ha abordado la crisis energética. Como resultado de esas reuniones Albares aseguró ayer miércoles que "me consta que Francia está analizando esa posibilidad", en referencia al MidCat.

Parece que se abre una opción real para desbloquear una infraestructura que impulsaría a España como una de las grandes potencias energéticas de la UE porque, desde sus seis centrales regasificadoras podría enviar a gas a que previamente llegaría a nuestro país como Gas Natural Licuado a través de barcos metaneros. Pero que Francia lo avale ahora, según la lectura española, tendría poco que ver con un gesto de amistad hacia España y Alemania.

Energía de España

El estado de las centrales nucleares en Francia ha disparado las exportaciones españolas hacia Francia tanto de electricidad como de gas natural a través de los dos gasoductos activos, y en ambos casos están marcando máximos históricos y se está alcanzando la máxima capacidad de las interconexiones. Por un lado, el mercado francés necesita toda la electricidad que puede importar de sus países vecinos por su particular crisis nuclear. Por otro, Francia también ha activado un plan de compra masiva de gas para llenar sus almacenes y asegurar el próximo invierno frente a la amenaza rusa de cortar el gas.

Las dos interconexiones gasistas entre España y Francia (los gasoductos de Larrau-Alçay y el de Irún-Biriatou) solían funcionar tradicionalmente en sentido norte-sur, proporcionando gas desde Francia hacia España. En los últimos meses, en plena crisis energética agudizada por la invasión militar de Rusia sobre Ucrania, el flujo se ha revertido durante este año, al tiempo que las empresas francesas han disparado las compras de gas por barco procedentes de Estados Unidos. 

Francia lidera el aumento de sus reservas entre las grandes economías europeas, y sus almacenes subterráneos ya superan el 90% de capacidad, frente al objetivo marcado por la Comisión Europea de alcanzar el 80% el próximo 1 de noviembre. Las necesidades de suministro de gas para el próximo invierno se pueden dar por cubiertas, pero desde el Gobierno español se apunta que el riesgo en todo caso para Francia depende de en qué situación lleguen sus reservas al siguiente, el de 2023-2024. Y para ese momento, en caso de no ser suficientes, ya podría estar operativo el MidCat (según el cálculo temporal que hace el Gobierno español) y reducir los riesgos de abastecimiento también para el mercado francés.

Este es la visión del Ejecutivo que no oculta tampoco su suspicacia de que al final Francia no transija para continuar con la estrategia de aislar a España y no permitir su avance como potencia energética, que es la razón fundamental de su tradicional rechazo al MidCat. Este gasoducto no sólo supone un alivio a corto plazo para reducir la dependencia europea del gas ruso. También en una década puede suponer una enorme fuente de riqueza para España con el envío de hidrógeno verde, una energía limpia de cuya producción nuestro país aspira a ser una gran potencia.