En estos tiempos en los que España y Europa se enfrentan a un futuro incierto, si algo no sobra son temas sobre los que discutir. Pero este martes en el Senado, en el debate que protagonizaron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, sobrevoló una frase por encima de otras: "¿Insolvencia o mala fe?".

Después de una primera intervención en la que Sánchez se dirigió a todos los españoles, tratando de ofrecer seguridad, garantizando que actuará sin pausa para paliar los efectos de la guerra en Ucrania y la alta inflación, y Feijóo intentó proyectar su programa alternativo, el 'cara a cara' entre ellos -dos pesos pesados- avanzó hacia un repaso del presidente al líder del PP con esta pregunta como médula espinal de su réplica. Una prueba clara de que el presidente lo traía preparado.

Según sostienen en Moncloa se limitó a "ponerle frente al espejo", a recordar todo lo que ha ido diciendo sobre el Gobierno que, aseguran, "no admite ningún contraste riguroso". Un intento de "desenmascarar" su supuesta "moderación", que desde julio tiene movilizada a la dirección del PSOE y a los ministros socialistas, y donde ahora Sánchez se vuelca de lleno. Tanto, que al final acabó convirtiéndose en lo más relevante de la sesión, hasta el punto de generar algunas dudas internas sobre si el jefe del Ejecutivo fue demasiado duro o si debería permanecer en su papel institucional y no ir a un choque tan obvio con el dirigente gallego.

Moncloa, que se mostró satisfecha del resultado, defendió esta intervención como lógica. Es un debate que había solicitado el propio PP, subrayaban, "¿quién va a contestar a Feijóo si no es Sánchez", aseguraban para justificar que sea él y no algunos de sus subalternos quien asuma un enfrentamiento tan extenso con el jefe de la oposición.

Ni alternativa ni bulos

Lo que ha hecho es "desmontar ladrillo a ladrillo", señalan fuentes del Gobierno, que el dirigente gallego sea una alternativa. En el equipo del jefe del Ejecutivo lo consideran imprescindible porque fue Feijóo, rememoran, quien protagonizó una campaña contra el ex presidente socialista de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, basado en "bulos". Y esto, justifican, es lo que se ha querido neutralizar.

Lo chocante -esta era la sensación mayoritaria en los pasillos del Senado- es que Sánchez asumiera ese papel de manera personal en lugar de elevar su figura institucional y evitar bajar al barro. De hecho, conforme pasaron las horas pareció ampliarse la sombra de si el presidente se había extralimitado en sus críticas al hacer "oposición de la oposición". La razón de esta decisión, según distintas fuentes consultadas, es que el PSOE necesita "movilizar" a su electorado y considera que esta es la manera de hacerlo.

A pesar de que las encuestas apuntan a un trasvase de votos socialistas a Feijóo, en Ferraz mantienen que el problema es que los suyos están "en la abstención" y hay que despertarlos. Esta sería la explicación de por qué Sánchez se lanzó al cuello del líder de la oposición. Este tipo de intervenciones, mantienen, van fundamentalmente dirigidas a su electorado. Aunque el foro más conveniente podría ser los 30 mítines que los socialistas han planificado hasta final de año, la realidad es que el jefe del Ejecutivo no quiere prescindir de una sola oportunidad para hablarle a sus votantes y conseguir que vuelvan a estar activados. Este martes el campo elegido fue el Senado.

Combatir el desprestigio

Tanto en el Gobierno como en la cúpula socialista son muy conscientes de que hay un ruido perenne que impide que su gestión llegue a la gente. Parte de él, no lo ocultan, corresponde a que Unidas Podemos, constantemente, pugna con el PSOE por atribuirse las medidas sociales del Ejecutivo. Pero otra, muy relevante, la vinculan al constante desprestigio al que les somete la oposición. Y esa ola de descrédito también cala en sus votantes que pueden sentirse arrumbados frente al simpatizante de la derecha, muy movilizado y al que todos los días, desde diferentes ámbitos, se ofrece argumentos contra Sánchez.

Ahora toca, creen en el PSOE, que el electorado progresista los escuche también contra Feijóo. En línea con el discurso del presidente fuentes socialistas profundizaban ayer en las carencias del líder de la oposición. "El señor Feijóo no tiene la talla política para gobernar una de las grandes economía de la UE, como es España". Mientras Sánchez "tiene al país en su cabeza, él no ha superado dejar Galicia para aterrizar en Madrid". "No es un líder fuerte y sólido capaz de negociar en el ámbito internacional cuestiones que beneficien a los españoles". El combate, por tanto, no ha hecho más que empezar.