"Sentí una explosión grandísima, parecía una bazuca, y me levanté corriendo para ir al cuarto de María para avisarla, pero la encontré en un lago de sangre en el suelo", explica a La Opinión de Murcia, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico, la religiosa murciana Ángeles López (1940, Sangonera la Seca) que sufrió el pasado martes un ataque terrorista perpetrado por fundamentalistas islámicos en la provincia de Chipene, en Mozambique. Este ataque acabó con la vida de la misionera italiana María De Coppi y redujo a cenizas el campamento misionero y las obras parroquiales que en él se encontraban. Los atacantes fueron identificados como la facción yihadista que opera desde hace muchos años en la provincia de Cabo Delgado, al norte del país. Nunca antes se habían adentrado en la provincia de Chipene.

Según el testimonio de Ángeles, María de Coppi no sufrió, "su muerte fue muy rápida, ella recibió el primer disparo a través de la ventana de su cuarto, tenía la luz encendida; si a mí no me mataron es porque no quisieron porque me vieron perfectamente desde el exterior".

La religiosa de 82 años relata que estaban rodeados y que los atacantes portaban catanas. Cuando trataron de reventar uno de los accesos, Ángeles trató de huir por otra salida con la intención de alertar de la situación a otra hermana que estaba en la misión cuidando de un pequeño grupo de niñas en el ‘LAR de las niñas’, (un tipo de residencia), ya que el día anterior, ante el aumento de las hostilidades, muchas habían podido abandonar esta localización.

Tras salir, se dio cuenta de que no tendría escapatoria posible, estaba completamente rodeada por una veintena de hombres armados. "Me sujetaron con fuerza y empecé a gritar: ‘Quiero ir a ver mi hermana’, pero no dejaban de decirme ‘callar, callar, usted no puede hablar nada’". En ese momento, la misionera murciana pensó que poco mas podría hacer salvo "esperar una buena muerte".

La religiosa fue retenida por los terroristas durante más de una hora. En ese tiempo, varios hombres comenzaron a prender fuego a las estancias, una casa, la residencia y una iglesia. En ese momento Ángeles gritó ‘No, ahí esta mi hermana muerta’ y de alguna manera que no sabe explicar logró convencer a los asaltantes para sacar el cadáver y dejarlo fuera del alcance de las llamas.

En un momento determinado, uno de los hombres se acercó a la misionera murciana y le anunció que podía irse, con la advertencia de que al día siguiente se tendría que ir del país porque no querían su religión, "solo el Islam y nada más", le dijeron.

En ese momento, la comboniana española salió corriendo "a buscar a la hermana que estaba con las niñas, para informarle de la situación". Tras encontrarse, las misioneras y las jóvenes pasaron la noche en un bosque cercano, rezando para no encontrar más víctimas al día siguiente.

Ahora, Ángeles López se encuentra en un lugar seguro en la provincia de Nampula. Fue trasladada por varios vehículos de otra misión. "Tuvimos que liar el cuerpo de María de Coppi en una estera, y colocarla encima del coche; hoy si Dios quiere podremos enterrarla con la presencia del obispo".

Una vida dedicada a Mozambique

La última vez que Ángeles pisó la Región de Murcia fue en el año 2019 para visitar a sus familiares, que residen Sangonera la Seca: una cuñada, y varios sobrinos. Esta misionera lleva más de 50 años trabajando en Mozambique. Tras los hechos dramáticos que ha vivido, no sabe qué hará en el futuro o si volverá a España. "Eso solo lo sabe Dios, nosotros vivimos siempre con un punto de interrogación en la cabeza. Antes de tomar una decisión tengo que poner mi cabeza en orden, porque ha sido muy duro", asegura.

Durante el ataque terrorista, Ángeles López asegura que sintió en todo momento la presencia de Dios.