¿Cederá finalmente Emmanuel Macron y desbloqueará la construcción del MidCat, el gasoducto de los Pirineos? Pues más allá del anhelo español y del respaldo alemán, el Gobierno no tiene ni un solo dato de qué planteará en la reunión que este jueves se producirá en Bruselas con el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el presidente de Portugal, António Costa.

El propio Emmanuel Macron la propuso durante la cumbre de líderes de la Unión Europea en Praga de principios de mes, apenas unas horas después de que España y Alemania, con motivo de una histórica cita bilateral, intensificaran la presión para que autorice esta infraestructura, reclamaran por escrito que esté lista antes de 2025 y pidieran que se abran negociaciones entre todas las partes implicadas, que incluyan a la Comisión Europea.

El presidenta de la República ofreció un encuentro en París con Sánchez y Costa, al que también asistirán los ministros de Energía, que finalmente se celebra en Bruselas ya que los tres están en la capital belga para participar en el Consejo Europeo. Pero lo que suceda en ese foro es aún un misterio para el Gobierno español ya que fuentes del Ejecutivo ratifican que Macron no les ha transmitido "ninguna propuesta". No ha existido un trabajo previo de preparación ni hay conocimiento de las intenciones del dirigente francés.

A pesar de ello, otras fuentes gubernamentales ponen el acento en que España, junto a Portugal y la inestimable ayuda de Alemania, le exigía a Francia una respuesta y "ha reaccionado". En eso se le reconoce una "actitud positiva". Ahora lo que se espera es "avanzar todo lo que podamos", pesa a la incertidumbre que produce en el Gobierno no contar con una propuesta de Macron. Y "convencer" a los franceses de que es "un proyecto bueno para Europa y también para Francia".

Nada que sea ayudar a España

En el Ejecutivo creen la reunión servirá al menos para "aclarar" algunas de las dudas que esgrime Francia y sobre las que ha insistido en los últimos meses, a pesar de su sostenido rechazo a la conexión gasística con España, al margen de cualquier argumento. Nuestro país, con gobiernos tanto del PSOE como del PP, ha demandado a los franceses la mejora de las conexiones, sin éxito durante décadas. Según fuentes diplomáticas, Francia se niega por sistema a todo aquello que suponga ayudar a España.

Es verdad que la propia Comisión Europea primero avaló y luego rechazó el proyecto del MidCat. Pero esta circunstancia se ha visto totalmente superada por la invasión rusa de Ucrania y la necesidad de acabar con la dependencia del gas ruso. Esta disrupción deja a España en una situación muy ventajosa porque cuenta con un importante parque de plantas para regasificar gas natural licuado (GNL), que llega en barco, pero le falta capacidad para inyectarlo a la red europea. Tanto el regasificado como el que pueda suministrar Argelia a la UE.

El planteamiento de España y de Alemania es que esta tubería sirva ahora para enviar gas pero a medio plazo transporte una energía limpia como el hidrógeno verde. De entrada, esta dualidad de uso invalida uno de los argumentos más recurrentes de los franceses: que el MidCat va en contra de su objetivo de prescindir de los combustibles fósiles en 2050. Hay más, como que las otras dos conexiones -hay dos tuberías ya operativas por Irún (Guipúzcoa) y Larrau (Navarra)- no están a pleno rendimiento y que es el país galo quien exporta gas a España.

El conflicto del trazado

Unas consideraciones, en este caso del propio Macron, que la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, rebatió. España ha tenido un saldo exportador neto de gas a Francia del 69% desde que estalló la guerra y en torno al 17% de los días del período la conexión ha estado a su máximo de capacidad, lo que significa un uso igual o superior al 80% de su capacidad. "Una infraestructura que opera al máximo el 20% de los días se considera saturada", advirtió.

No obstante, fuentes tanto españolas como francesas admiten que para el país galo es un problema el trazado de esta infraestructura por la resistencia que puede encontrar en muchos municipios. Para España apenas son unos kilómetros pero en Francia tiene un gran impacto territorial. De hecho justo esto es lo que, según fuentes del Ejecutivo, explica la resistencia de Macron. Este jueves Sánchez y Ribera tendrán oportunidad de comprobar si el presidente de la República tiene o no algún tipo de alternativa -lo fundamental es que conecte con la red europea- y si el conflicto es quién lo paga, algo que parece resuelto porque contaría con financiación europea.