La exportavoz de Vox en el Congreso, Macarena Olona, calienta la cuenta atrás para presentar su proyecto político y apunta una nueva fecha en la agenda, el próximo 4 de noviembre en Jaén. En el prelanzamiento de una plataforma a la que lleva poniendo altavoz semanas, con gira incluida por Latinoamérica, Olona ha puesto a circular un video que deja claro cuál será el mensaje central de un proyecto llamado a combatir “de forma mundial la ideología de género”.

En el vídeo, que pone en el punto de mira al presentador de Telecinco Jorge Javier Vázquez, posiblemente como estrategia para disparar su difusión, insiste en la frase que ha repetido ya en muchos actos y mítines políticos contra la ley de violencia de género. “¿Qué es un hombre para ustedes?”, interpela Olona en nombre de Vox en una intervención antigua en el Congreso donde acusa al Gobierno de hacer “carroña política de la violencia y del maltrato”. “El hombre no viola, viola un violador. El hombre no mata, mata un asesino. El hombre no maltrata, maltrata un maltratador. El hombre no humilla, humilla un cobarde”, proclama como hizo en cada mitin de su campaña de las andaluzas. Olona dice hablar “como mujer, como española, como madre, como hermana, como política”.

Sin espacio propio

El proyecto de Olona, que acabará convertido en partido si Vox pincha en las municipales y autonómicas del próximo mayo y con el que la alicantina podría concurrir a las generales, centra el discurso en las mujeres, la gran barrera electoral que hasta ahora no ha podido derriba el partido de Santiago Abascal. El estudio postelectoral del CIS señaló que el voto de las mujeres funcionaba como un muro de contención de Vox en España, con un 3,2% de electoras cogiendo esta papeleta, la mitad que los varones (6,4%). Una brecha que lejos de achicarse ha ido agrandándose y que Olona, que ha sido la principal referente mujer de esa formación hasta su salida el pasado junio, conoce de primera mano.

Otros partidos ultras en países europeos han sabido acabar con esa diferencia. El gran ejemplo es el de Marine Le Pen en Francia, que consiguió que en las últimas elecciones la votaran más mujeres que hombres con un feminismo de corte xenófobo. El llamado femonacionalismo, apunta la politóloga y profesora de la Universidad Carlos III Sílvia Claveria consigue acercarse a las mujeres con un discurso racista, que culpa del retroceso en derechos a las comunidades inmigrantes, rechazando costumbres como el uso del velo o culpando a los extranjeros de la violencia sexual que reducen la libertad. Una ideología nacionalista que sirvió en Francia para el llamado ‘purplewashing’ (un lavado de imagen del feminismo) que querría conseguir Olona para imponerse a su partido de origen, Vox.

La que fue candidata de la extrema derecha en las andaluzas ya intentó ese discurso, con éxito reducido según los resultados, durante su campaña autonómica. En localidades de Almería con alto porcentaje de población inmigrante, Olona se dirigió a las mujeres para apelar a su libertad y señalar a los inmigrantes. En uno de los debates electorales aseguró que “la única diferencia” entre localidades de Almería como El Ejido y Saint-Denis, el barrio parisino con un alta presencia de inmigrantes y donde la Champions arrojó días antes una imagen de caos y violencia, es que en la localidad andaluza aún no se había celebrado un evento deportivo de ese nivel. El PP aprovechó el señalamiento por parte de Vox para atacar a Olona, acusándola de hacer un retrato injusto de una tierra emprendedora y generadora de riqueza. A Juan Manuel Moreno le fue bien. Vox perdió en todos esos feudos en los que habían sido hegemónicos en las citas anteriores. Desde entonces, Olona dejó a un lado ese discurso pseudofeminista que copiaba a Le Pen.

La tradición y Meloni

Ahora su espejo es su “amada” Giorgia Meloni, que ha conseguido en Italia también reducir de forma importante la brecha de género en el voto a Fratelli D’Italia. Claveria apunta a que el análisis postelectoral italiano se detecta un 27,8% de voto masculino frente a un 24,2% femenino, lo que arrojaría una brecha poco importante. “Lo consigue con un discurso simple y ambiguo, que es por una parte muy tradicional, en contra por ejemplo del aborto aunque ahora ha dicho que no lo va a cambiar y que por otro lado defiende que las mujeres y madres fuertes pueden conseguirlo todo. Meloni también utiliza el femonacionalismo para culpar a los inmigrantes de la violencia a la mujer”, reflexiona la profesora de la Carlos III. Meloni ha pedido que no se utilice el lenguaje inclusivo, una decisión que pudiera parecer menor pero que tiene una profunda carga ideológica.

En ese sentido, Olona también navega en ese discurso que empodera a la mujer, madre o hermana, que defienda al hombre y rehúye de la paridad o la discriminación positiva. La italiana, la primera en alcanzar la presidencia, tiene solo a seis mujeres en un gabinete de 24 ministros. “Para ellas el poder sigue siendo algo muy masculino y se presentan como elegidas dentro de una cosa de hombres, en eso sí coinciden”, apunta Claveria. Tanto Olona como Meloni comparten trayectorias vitales similares, ambas son madres fuera de un matrimonio tradicional, por ejemplo, o han sufrido el abandono del padre a corta edad, pese a esa defensa férrea de la familia tradicional. Olona abraza un liderazgo femenino para defender al hombre, es su baza.

Mujer entre hombres

Es la otra vía por la que podría intentar arrebatar voto femenino a Vox por la llamada representación descriptiva, solo por el hecho de ser una mujer la que lidera el partido, aunque luego la estructura esté muy masculinizada. El politólogo y analista Daniel Guisado apunta a una investigación de Juliana Chueri y Anna Damerow que deja evidencia que esto no funciona para los partidos radicales porque “la extrema derecha no atrae tanto voto de mujeres por la representación descriptiva (si la líder es mujer) sino por la representación sustantiva (por lo que dice). En este sentido Guisado tiene claro que “el proyecto de Olona está abocado al fracaso”. “Es una construcción personalista que no presenta ningún reclamo novedoso y fuerte para romper las filas electorales a Vox. No es como en otros países (Países Bajos, Francia, Italia), donde las derechas radicales se han separado en dos. En estos países la oferta programática, el discurso y los target electorales son muy diferentes. Un francés tiene incentivos para elegir entre Le Pen y Zemmour porque ambos son diferentes. ¿Cuál es la diferencia entre Abascal y Olona? ¿Entre Vox y el proyecto de Olona? Al principio pareció que la única diferencia era la democracia interna (ella salió con críticas al respecto), pero ahora todo se reduce a una cuestión de egos”, apunta.

Para este analista el tema de la mujer exactamente igual. “¿Cuál es la diferencia entre lo que puede decir Vox y lo que dice Olona de la mujer? Si no hay diferencias no hay incentivos para que los votantes deserten de su anterior partido y la voten a ella. Yo veo el discurso de Vox muy lejos de otras derechas radicales como Meloni o el norte de Europa, que han pivotado hacia un mayor predominio del mérito y una crítica menos frontal al feminismo y lo que este representa”, agrega Guisado. Olona ha mantenido discursos donde hablaba de la mujer meramente como madre, “destacando cómo el feminismo engaña a la mujer para que se dedique profesionalmente y, cuando quiere ser madre, el ‘reloj biológico’ ha pasado y ya no pueden. Es una interpretación muy maniquea que no está en sintonía con otros discursos de las derechas radicales que sí han conseguido romper la brecha de género en el voto”, reflexiona el politólogo.

En la misma línea, Claveria se pregunta a qué electorado apela a Olona y en qué se va a distinguir de Vox y de Abascal, porque si no es en lo económico y es solo en lo cultural, apunta, tampoco afloran diferencias. “Las mujeres suelen ser más de izquierdas porque votan más por las políticas públicas, pensando en medidas que le interesan para conciliar, para avanzar profesionalmente. Ese es un primer obstáculo pero además ¿apela Olona a las mujeres con su discurso o apela a los hombres? No está nada claro”, concluye la profesora de la Carlos III.