Ángel Alonso Giménez

La izquierda apuntala la ley de vivienda justo después de romperse por la ley del 'sólo sí es sí'

El PNV, que había presentado una enmienda a la totalidad del proyecto hace un año, se ha movido a la abstención y, así, transmite una señal de voluntad negociadora al Gobierno

Las bancadas socialista y del Gobierno aplauden a Pedro Sánchez.

Las bancadas socialista y del Gobierno aplauden a Pedro Sánchez. / EFE

Ángel Alonso Giménez

A las 12.30 horas de este jueves, 20 de abril, la izquierda parlamentaria capaz de sacar adelante las leyes del Gobierno estaba en ‘shock’. Una de esas leyes simbólicas, la del 'sólo sí es sí', la había partido en pedazos. Uno, el PSOE; otro, Unidas Podemos, ERC y EH Bildu. 

A las 15.30 horas, esa misma izquierda parlamentaria que está sosteniendo la acción de Pedro Sánchez votaba unida, en bloque, otra ley simbólica, la de vivienda, que queda prácticamente lista.

La Comisión de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana ha aprobado el dictamen de la norma, al que queda por tanto un paso en el Congreso: el visto bueno del pleno. Ocurrirá la semana que viene, el día 27 en concreto. 19 diputados y diputadas han respaldado este jueves una norma que han rechazado 17 parlamentarios, los del PP, Vox, Cs, PDeCAT y Coalición Canaria. El PNV se ha abstenido.

He aquí una novedad. El grupo nacionalista vasco presentó una enmienda a la totalidad hace un año. Desde entonces ha sido una de las formaciones más furibunda con la regulación. La invasión competencial que supone, el ataque al autogobierno que significa, son líneas rojas para los de Aitor Esteban. Sin embargo, en el tramo final de la ley el PNV ha optado por la abstención. Es una señal de negociación en curso o de negociación en ciernes. Su representante, Íñigo Barandiaran, así lo ha reconocido.

Nada de lo que haga el Partido Nacionalista Vasco cambiará la filosofía de una normativa que reprueba de plano. Aspira en todo caso a incluir una salvedad en esta o en otra ley que le mantenga en la abstención. Los nacionalistas vascos son expertos negociadores, y si han brindado este jueves una abstención, es porque están hablando con el Gobierno. ¿De qué? Está por ver. 

Disputa de política vasca

Ha sido curioso el debate de la Comisión porque ha mostrado nítidamente el grado de enfrentamiento que tienen PNV y EH Bildu, las dos principales fuerzas políticas de Euskadi. Como también ha entrado la diputada de Unidas Podemos Pilar Garrida, que de allí proviene, se ha generado una discusión sobre las políticas de vivienda del País Vasco antes que sobre las del Estado. Hasta tal punto ha llamado la atención la controversia que el propio Barandiaran ha exclamado fuera de turno de palabra: “Esto no es el Parlamento vasco”.

Este debate dentro del debate lo inició Oskar Matute, de EH Bildu, grupo clave en que la ley esté a punto de convertirse en realidad. “Es curioso que se nos arroje la invasión competencial. La única invasión competencial clara que se ha producido fue contra la ley catalana”, ha dicho en referencia a la suspensión acordada por el Tribunal Constitucional. La decisión de los magistrados “impidió el desarrollo de las medidas que rigen esta ley para frenar la subida de los alquileres”.

Por tanto, la nueva regulación, que nace de un pacto entre PSOE, Unidas Podemos, ERC y su formación, coloca “un paraguas jurídico” a los poderes públicos para que, si quieren atajar el problema de la vivienda, desarrollen medidas al respecto. También el Gobierno vasco, del PNV.

Barandiaran ha recogido el guante. Tras citar el Estatuto de Gernika, que da en exclusiva la competencia en vivienda y ordenación del suelo, ha lamentado que la ley no respete “las regulaciones intensas” que llevan a cabo las autonomías en cumplimiento de la Constitución. “¿Hacen falta políticas de vivienda?”, se ha preguntado el parlamentario vasco. “Claro, pero las hacemos nosotros”, se ha contestado. Por ello, ha sentenciado que la norma tiene una finalidad “usurpadora”.

Y Garrido, de Unidas Podemos, ha entrado en la cuestión. “Apoyar la ley de vivienda es apoyar a la ciudadanía vasca; no es un debate competencial”, ha proclamado para, a continuación, pedir al PNV que “no escuche tanto a los fondos de inversión” y “se comprometa a desarrollar los instrumentos que esta norma pone a su disposición”.

Zonas tensionadas

Sobre competencias se ha hablado mucho este jueves, en la Comisión. Ana Oramas, de Coalición Canaria, muy dura en contra de la ley, ve invasión competencial. Ferrán Bel, del PDeCAT, ve invasión competencial. Y Barandiaran ve invasión competencial. Pero Matute no. Pilar Vallugera, de ERC, tampoco. 

La diputada catalana, otra de las artífices de la ley de vivienda, ha reconocido que no está 100% conforme con la redacción, pero un aspecto ha decantado la balanza. “No obsta para que sea consciente de que sin este instrumento, mi Gobierno –la Generalitat de Cataluña–no puede actuar en favor de mi ciudadanía. Nuestro encargo era recuperar la capacidad de intervenir y determinar ‘zonas tensionadas’ y ‘contención de las rentas de alquiler’. Lo hemos logrado”, ha zanjado.

Era uno de los retos de la ley. Evitar que los alquileres sigan subiendo y evitar, por tanto, que muchos ciudadanos y familias, de rentas más bajas, no puedan acceder a una vivienda. En Madrid, Barcelona o Málaga el problema es acuciante. Así que las fuerzas de izquierdas acordaron poner un tope al incremento del alquiler de viviendas de pequeños propietarios en función del contrato anterior y de fijar otros a las viviendas de grandes propietarios: un 2% este año, un 3% en 2024 y otro a estipular a partir del 1 de enero de 2025.

Para ello, es fundamental definir qué es zona tensionada y cómo se define la zona tensionada. Dos requisitos: “Que la carga media del coste de la hipoteca o del alquiler más los gastos y suministros básicos supere el 30% de la renta media de los hogares” y/o “que el precio de compra o alquiler de la vivienda haya aumentado al menos 3 puntos por encima del IPC en los cinco años anteriores a la declaración de área tensionada”.

Trámite atropellado: errores diversos

El trámite de esta ley está siendo discutido. Durante la reunión de la ponencia, el martes pasado, varios grupos (PP, Cs, Vox, PNV, PDeCAT y Coalición Canaria) protestaron por el apremio que quería imprimir el PSOE. Advirtieron de que, como demostración de sus quejas, se plantearían pedir votaciones separadas de enmiendas y de puntos de enmiendas, lo que estorbaría sobremanera la sesión de la comisión al alargarla en exceso.

La votación ha sido larga, más de una hora, pero no tanto como podría haber sido. Influyó que PSOE, ERC, EH Bildu y Unidas Podemos retiraron todas las enmiendas que les quedaban sin transaccionar. E influyó que los grupos contrarios al procedimiento han optado por agrupar sus propuestas y no votarlas por separado, en la mayoría de los casos. Si se tiene en cuenta que había más de 800, ambos hechos han sido un alivio.

El texto que vio la ponencia el martes sin que siquiera se votara, ya que se constató que había mayoría y se accedió a que así constara en acta, según han informado a El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, fuentes parlamentarias presentes en la Comisión, apenas ha experimentado cambios durante el trámite de este jueves. De las decenas y decenas de enmiendas que se han votado, todas han sido rechazadas menos cuatro, la mayoría gracias a acuerdos puntuales entre la mayoría de izquierdas y PDeCAT. 

Estas propuestas de última hora son, en esencia, correcciones. Suprimen pasajes que no debieron integrarse en el dictamen. Por ejemplo, una de ellas quita una disposición que se había agregado al texto por error: estaba en vigor desde el 1 de enero, con ocasión de la entrada en vigor de los presupuestos. Nadie había reparado en ello. Hasta este jueves.

Hacer leyes rápido ocasiona problemas así. Varios diputados lo han vuelto a denunciar en la Comisión de este jueves. Pese a todo, la nueva ley de vivienda está a punto.