Rocío Ingelmo, directora de Asuntos Corporativos y Legales de Altadis, mantiene una denodada lucha contra el contrabando de tabaco, en la que la industria tiene un papel indiscutible. Apasionada de su trabajo y vehemente en su discurso, Rocío Ingelmo es, además, inspectora de Hacienda en excedencia, doctora en Ciencias Económicas y licenciada en Derecho. Se muestrapreocupada por el menudeo de hoja de tabaco y su venta por internet, que tanto daño está haciendo a los cultivadores extremeños, cuyo producto tiene una indiscutible y reconocida excelencia.

¿Cómo se pueden controlar las ventas por internet de hoja de tabaco?

-Estamos realmente preocupados con este tema. Dentro de nuestro país está totalmente prohibida la venta de tabaco por internet. En Península y Baleares sólo puede venderse en los estancos y a través de las máquinas de vending autorizadas (excepto la venta de cigarros). Es importante señalar que siempre que se detectan fábricas ilegales, el tabaco nunca es de origen español. Sin embargo, sí hay un menudeo importante de hojas de tabaco. Lo que tenemos que dejar claro es que el agricultor extremeño tiene al tabaco como su forma de vida y en la mayoría de los casos está tutelado por Cetarsa. Todos los años tenemos encuentros con ellos. En el último estaba a punto de publicarse el decreto de trazabilidad de la hoja de tabaco de Extremadura, que permite tener localizado en cualquier momento el origen y destino de la misma. Esa normativa nació por la inquietud reconocida de las autoridades extremeñas de controlar el movimiento de hoja de tabaco. El comercio ilegal sólo deslegitima la calidad del tabaco extremeño. Al no estar controlado, no se sabe qué se le ha añadido y es un peligro evidente. Además, la sentencia del Tribunal Supremo que dijo que el tabaco en rama que no es apto para poder ser fumado, no es labor de tabaco a efectos de Impuestos Especiales y en consecuencia, no hay delito de contrabando, no ha ayudado. Lo que sucede es que, en realidad, no existe una definición de delito de contrabando en el Código Penal y la Ley Orgánica se refiere a nuestra Ley de Impuestos Especiales. La frontera entre la infracción y el delito fiscal, al final, la marca la cuantía. Con el contrabando sucede igual. Si alguien realiza un comercio paralelo con tabaco por una cuantía inferior a 18.000 euros, solo comete una infracción administrativa, si la supera es un delito de contrabando. Ahora mismo el sentimiento es que «si me pillan comercializando ilegalmente hoja de tabaco no me va a pasar nada». Pero eso no es verdad, porque puedes incurrir en un delito contra la salud pública. Sin embargo, también es importante que se clarifique el concepto de ‘hoja de tabaco’ a efectos fiscales. Nosotros no queremos que toda la hoja de tabaco esté sujeta a impuestos especiales. Sin embargo, cuando la hoja de tabaco, aunque no haya sufrido ninguna transformación, se utilice para venderla a los consumidores finales sí debe llevar un impuesto. En esa dirección se está trabajando en la nueva directiva europea. El concepto de «susceptible de ser fumada» en la legislación actual genera muchos problemas. Además, ahora se está tramitando en el Congreso el anteproyecto de Ley de Lucha contra el Fraude, y una de las novedades es que se va a controlar el movimiento de la hoja de tabaco en todo el territorio nacional, no ya sólo en Extremadura, aunque lógicamente adaptado a cada uno de los agentes intervinientes en su cultivo y transformación.

¿En qué momento se encuentra el tráfico ilícito en España? ¿Le ha afectado la pandemia?

-Ahora mismo lo desconocemos. Los datos apuntan a que está estabilizado, pero creemos que no es así. Aparte de las aprehensiones de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, la única forma que tenemos de estimar el comercio ilícito de tabaco es a través del Estudio de Paquetes Vacíos que financian las cuatro grandes tabaqueras para todos los países de la Unión Europea. Se realiza dos veces al año a través de una muestra de 15.000 cajetillas recogidas en la calle. De ellas se determinan cuáles son falsificadas y cuáles son genuinas. Lo más importante es que tengan la precinta fiscal de España. Si no la tienen es que o bien son falsificadas o proceden del comercio ilícito, lo que supone un 8,5% del total, según los datos de 2019. La muestra se realiza en mayo y en octubre. La estimación de 2020 se pospuso para finales de año. Ya tenemos esos datos. Desde Altadis hemos avisado de que no nos cuadran los resultados. En principio, parece que el tráfico ilícito está estable, pero quizá haya algún error. Prácticamente , todos los días hay aprehensiones de hoja de tabaco y cierres de fábricas ilegales. Es materialmente imposible que los niveles sean parecidos a los del año pasado, cuando hemos tenido un cierre de fronteras. Y está claro que hay mucha gente en ERTE o que ha perdido su trabajo que consume tabaco de procedencia ilícita.

¿Qué está haciendo Altadis por atajar este problema que tanto daño hace a la economía del país?

-Hace unos años decidimos enfatizar con inversiones nuestro compromiso en la lucha contra el contrabando de tabaco. Primero por la histórica vinculación de Altadis con España y con el campo, especialmente el agro extremeño, no solo por ser la empresa que más tabaco adquiere a los agricultores de esta región, sino que, además, Altadis participa en la Compañía Española de Tabaco en Rama (Cetarsa) con un 20 por ciento de su accionariado. El contrabando de tabaco perjudica a toda la cadena de valor, pero sobre todo nos perjudica como sociedad. Entre las acciones realizadas quiero destacar la puesta en marcha de una aplicación móvil llamada ‘No contrabando’. En ella hay un portal de denuncias anónimas que compartimos con la Agencia Tributaria y la Guardia Civil. Cada mes remitimos cerca de un centenar, y muchas de ellas culminan en operaciones exitosas. También realizamos un congreso anual, cuya última edición se celebró en Mérida. Ya trabajamos en la de 2021, que será on line y se centrará en la hoja de tabaco y su contrabando.

Rocío Ingelmo, directora de Asuntos Corporativos y Legales de Altadis. EL PERIÓDICO

Muchos son los que contemplan el tráfico ilícito de tabaco como una actividad con tintes románticos ¿Coincide con esa percepción?

-No puedo coincidir. En los últimos años el fenómeno de las fábricas ilegales (con tabaco no extremeño) y el contrabando de la hoja de tabaco empiezan a ser preocupantes. La calidad del tabaco español es extraordinaria, pero este tipo de acciones la deslegitima. Toda la zona próxima al Campo de Gibraltar es tá azotada por las crisis económicas, con altas tasas de desempleo y abandono escolar. Allí el contrabando se ha convertido en una forma de vida. No lo puedo compartir. Si todo el mundo supiera las consecuencias que tiene… hay mafias organizadas y redes criminales. Flaco favor le hacen al Campo de Gibraltar las personas que se dedican al contrabando de tabaco, porque esto fomenta la economía sumergida y se entra en un ciclo del que es difícil salir.

¿Qué papel cumplen los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado a la hora de impedir este contrabando?

-Son vitales. Tanto es así que en ese congreso nacional sobre contrabando hacemos una mención específica tanto a la Policía Nacional, a la Guardia Civil y a la Agencia Tributaria para que nos digan quién ha realizado una labor destacada al respecto. Sin ellos sería imposible tener éxito en esta lucha.

¿Los cierres perimetrales han contribuido a mejorar la situación o se han convertido en un coladero?

- Siempre hay provincias próximas a Gibraltar o a la frontera con Andorra con cifras de contrabando muy elevadas y caídas significativas en la venta en los estancos. Sin embargo, en Cádiz y Sevilla, por ejemplo, estas últimas han crecido tras el confinamiento. Esto significa que con un cierre de fronteras no entra el mismo tabaco de contrabando. Aquellos acostumbrados al tabaco de contrabando han tenido que volver al estanco. Y ojo cuando se asocia bajada en niveles de venta con gente que deja de fumar. Puede ser que por las circunstancias económicas no se pueden afrontar los precios del estanco y se recurra al comercio ilícito.

¿Cuáles son los lugares más difíciles de controlar? ¿Gibraltar? ¿Andorra?

-No está bien demonizar lugares sin dar explicaciones. Siempre hemos tenido tres mercados (Gibraltar, Andorra y Canarias) que tienen impuestos más bajos y el tabaco es más barato. Todos los productos con impuestos especiales son muy atractivos para comerciar con ellos. Pero los mercados no quieren ni deben identificarse como la fuente del contrabando. Gibraltar adoptó hace unos meses limitar los diferenciales de precios con la península. El precio de venta en Andorra y Gibraltar no puede ser más de un 35% más barato con respecto al resto de España.

Hay quienes sostienen que el problema del contrabando de tabaco desaparecería si no hubiera impuestos especiales... ¿Lo cree así?

-Lo que está claro es que el negocio paralelo no existiría si el precio fuera igual en todos los mercados. La tentación es inevitable.

¿En este sentido qué recomendaciones de tipo fiscal realiza?

-El componente renta tiene mucha más importancia que el precio. Por ejemplo, si me quedo sin trabajo o mi sueldo se reduce en un 60 por ciento yo trato de ahorrar en el consumo de algo accesorio como es el tabaco. Al principio, cambiaré de marca o iré a categorías más asequibles, pero al final está la tentación de recurrir al mercado ilegal. Por eso es muy importante analizar el contexto económico a la hora de acometer cambios fiscales. Hay que aplicar la racionalidad a las subidas del precio del tabaco y tampoco podemos compararnos con terceros países.